Europa cruje

Un fantasma recorre Europa, otra vez. Palabras de miedo llenan las pesadillas de los europeos: deuda, riesgo país,
quiebra, recorte, caída. Un fantasma que augura un nuevo éxodo, el de los que perdieron su trabajo, el de los que
se fueron y tienen que volver.

¿Qué trato les dará el tercer mundo a los inmigrantes del primero? ¿Se dejará llevar por los más de 500 años de
maltrato, robo, explotación, discriminación y guerra? ¿O los recibirá, como lo hizo siempre, como hermanos del
mundo? ¿Qué sucederá con el electorado derechista de Europa cuando, expulsado por la falta de trabajo y los
superajustes del neoliberalismo reciclado, tenga que emigrar a los países que no los deporten, como el nuestro,
como el de la mayoría en Latinoamérica, y tengan que variar su discurso xenófobo y excluyente?

Qué tremenda sensación la de saber que a pesar del monstruoso saqueo que propiciaron, hoy se hunden
en la peor de las crisis. Qué tremenda sensación la de saber que, a pesar del histórico legado humanista y del modelo de Estado paternalista -orgullo regional-, hoy se deshace en recortes públicos, desocupación y represión.

Nunca las miserias del sistema capitalista quedaron tan al desnudo como hoy en el Viejo Continente. Pero otra vez, los que pagan son los mismos de siempre: los trabajadores, de un lado o del otro del océano.