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El ojo blindado

Un triunfo mutante. Un balance después de las PASO

"América para los americanos”, vocifera el personaje de Gatewood, como profetizando a Donald Trump, en La diligencia (1939) de John Ford. Va arriba de un carruaje junto a distintas personas de origen social diverso aunque son blancos, inevitablemente.

"América para los americanos", vocifera el personaje de Gatewood, como profetizando a Donald Trump, en La diligencia (1939) de John Ford. Va arriba de un carruaje junto a distintas personas de origen social diverso aunque son blancos, inevitablemente. Gatewood es un viejo banquero que no para de soltar frases típicas que, a pesar de ser una película ambientada en la segunda mitad del siglo xix nos suenan plenamente actuales; los ricos son los que mantienen al país y encima pagan demasiados impuestos, el estado no debería meterse en los negocios de los empresarios, y como broche de oro (por la relación con nuestros tiempos argentinos) habla de la deuda acumulada por el gobierno y a la cual los ricos, considera, no deberían hacer ningún esfuerzo para pagar. El banquero se comporta como si contara con un poder especial por su condición, siente que posee la autoridad absoluta de sugerir a los demás lo que deberían hacer, incluso en un momento no vacila en proponer que, para evitar más problemas a los que ya tienen durante el viaje, abandonen a una de las pasajeras, que está embarazada. No importa la humanidad, sólo los negocios y sus tiempos, y si en pos de ellos hay que arrojar una mujer embarazada a los abismos se hace. Luego de un camino plagado de obstáculos y batallas, la diligencia llega a su destino, el banquero que nada hizo en la sangrienta batalla que sucedió a mitad de camino con los Apaches se baja enojado y dando órdenes al sheriff y a los pueblerinos. Sobre todo solicita que arresten a Ringo Kid, el héroe de la película interpretado por un tierno John Wayne, pero el pueblo le recuerda a Gatewood algunas de las estafas que ha cometido y lo arrestan y se lo llevan a la rastra. Ese pueblo se le rebela al empresario, que se creía ungido con la verdad absoluta y estaba convencido de que ese pueblo una vez más le rendiría pleitesía.

La noche del pasado domingo 11 de agosto se vivió en la República Argentina una pequeña gran victoria del pueblo por sobre sus Gatewoods. En la sorpresa radica la belleza del acontecimiento, en la incertidumbre que reinó hasta último momento del voto se halla la certeza de que el pueblo es imposible de definir.

Sobre la cornisa

¿Basta un simple resultado electoral para considerar que estamos ante una sociedad que abraza ideas más progresistas en un momento donde el mundo se hunde con las banderas políticas de la ultraderecha? Evidentemente no, no alcanza lo cuantitativo para transformar o explicar lo cualitativo. El resultado es la reunión de todo eso que se puede considerar como lo popular; la mezcla, lo que deviene sin cesar, lo que se saltea los casilleros de la historia, lo que sobrevive sin salarios fijos, lo que no gestiona futuros ni cuenta con el piso firme de un pasado familiar de estabilidad material, lo que vive caminando sobre cornisas...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada... ¿Por qué publicamos apenas un fragmento de cada artículo? Porque la subsistencia de Sudestada depende en un 100 por ciento de la venta y de la confianza con sus lectores, no recibimos subsidios ni pauta alguna, de modo que la venta directa garantiza que nuestra publicación siga en las calles. Gracias por comprender)

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Autor

César González (*)