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Documental La Caracas

Por las rutas de la utopía

Un centenar de autos se sumó a la odisea de unir Buenos Aires y Caracas en una carrera inolvidable. Un documental del director Andrés Cedrón registra las historias mínimas protagonizadas por pilotos temerarios, sin tecnología y sin más certezas que el desafío de llegar a la meta.

La historia es el viaje. Imaginate un poco: 1948, una carrera de autos de Buenos Aires a Caracas. Ni hablar de celular ni GPS. Ni hablar de jaula antivuelco ni de cinturón de seguridad. 200 litros de nafta a la espalda y por delante, 10.000 kilómetros de flamantes e inhóspitas rutas sudamericanas. ¿Te animás?

Estamos hablando de 138 pares de almas ávidas de aventura, en la mayoría de los casos sin un peso, que se largaron a lo desconocido. Muchos de ellos mecánicos de pueblitos de provincia, cuyo nombre llevaban como bandera tatuada en el techo, aunque no tenían más sponsor que el aliento de sus seres queridos. Y ahí afuera, llamándolos, el camino; medio continente viviéndolo por la radio, o eufórico viéndolo pasar al costado de la ruta. Por kilómetros y kilómetros, a lo largo de países que se saben hermanos pero no terminan de encontrarse, durante un año convulso de suecos, de complots, de unidad y de golpes de estado. Ese viaje es la historia.

La Caracas fue una carrera utópica, y el joven director Andrés Cedrón fue quien se subió al desafío de hacer un documental que la atraviese y la reviva. En él nos hace recorrer los caminos de América del sur con los ojos de esos pilotos únicos, pero también con una mirada que nos desliga de lo que pareciera ser un simple hecho deportivo o anecdótico, y nos permite revisar su presente, su realidad y sus horizontes, dejándonos entrever también desde dónde empiezan y hacia donde van los nuestros.

¡Largaron!

-¿Cómo te encontrás con La Caracas, qué te sedujo de ella, y cuándo empieza la epopeya de documentarla?

-Si bien soy un aficionado a los deportes y siempre estuve vinculado a ellos, esta historia ­-que me transmitió mi padre- me apasionó más como hecho cultural que como competencia automovilística estrictamente relacionada a la destreza de los pilotos, la mecánica y la velocidad. Aunque el documental tiene como hilo conductor el desarrollo de la carrera más grande de la historia, llena de increíbles hazañas de parte de personajes como los Gálvez, Fangio, Marimón y Marcilla, mi intención fue narrar algo más. En primer lugar, desde chico tuve fascinación por la sabiduría popular y los ídolos del deporte son, en muchos casos, un ejemplo de ella. Son para mí la mejor expresión de un conocimiento o de una forma de ver el mundo, propia del campo popular. Realizando el documental, fue muy importante reflexionar sobre el aprendizaje que obtienen los deportistas en estas experiencias y cómo, a través de las cosas que los apasionan, logran nutrirse y desarrollarse en otros ámbitos de la vida al mismo tiempo.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 112 - septiembre 2012)

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Autor

Guillermo Gugliotti