Un recorrido por la vida del maestro y mentor de Simón Bolívar, el pedagogo revolucionario que dejó como legado una obra que resuena hasta nuestros días.
La vida de Simón Rodríguez bien podría inscribirse en alguna de las leyendas mágicas de siglos pasados, un poco por la falta de precisión en los datos biográficos registrados y otro tanto porque, para ciertos historiadores oficiales, siempre es preferible que Rodríguez haya sido un loco, un personaje mítico e irreal; lo cierto es que más allá de lo que quedara de su vida, sus ideas perduran y se agigantan en estos tiempos.
El maestro de Simón Bolívar, el educador popular de ideas revolucionarias, nos viene a este presente de educación pública sin presupuesto y con crisis edilicia, a estas luchas de maestros y estudiantes argentinos o chilenos, a la presencia en la memoria de Carlos Fuentealba, a tantos bachilleratos populares que resisten a una educación que se regodea en el lucro y la privatización y que pretende preparar más para el mercado que para el desarrollo integral del ser humano.
Pero tratemos de rastrear algunas fuentes y algunos principios del maestro. Las contradicciones en los datos comienzan desde temprano, cuando algunos mencionan 1769 y otros 1771 como el año en que llega al mundo. Aunque un 28 de octubre, los datos vuelven a ser imprecisos en el nombre original de su partida de nacimiento: Simón Carrero Rodríguez parece ser el original, primer apellido que después pierde para quedarse con el de su madre. Otros mencionan que Simón Rodríguez siempre se llamó así, por ser hijo expósito ("hijo de piedra", un hijo no reconocido por su padre, abandonado en conventos o iglesias, por una madre sin más alternativa que la dejar a su hijo al cuidado de otros) de Rosalía Rodríguez y que luego fuera criado en algún ámbito relacionado con la iglesia.
Poco se conoce de su infancia, pero entre otros informes certeros está el de que Simón Rodríguez se recibió de maestro de primaria a los 20 años.
Unos años después, era el encargado de la educación de un adolescente de nombre Simón Bolívar, el huérfano más rico de Venezuela, al que comenzó a transmitir su ideario de libertad, igualdad y fraternidad, a quien empezó a describirle la vida sacrificada y las injusticias que padecían los esclavos que trabajaban duramente para el niño Bolívar, al que le acercó las teorías, pero también las fantasías que habitaban los libros como Robinson Crusoe o los secretos de la naturaleza, a quien inició en el oficio de carpintero y en todo lo que Rodríguez empezaba a delinear como imprescindible para una educación completa e integral.
¿De dónde traía estas ideas Simón Rodríguez? Una vez más los datos se cruzan: se apunta la lectura del Emilio, de Rousseau como imprescindible, aunque en este punto, Emil Calles (rector de la Universidad Simón Rodríguez de Venezuela) difiere con que esas ideas hayan llegado puras. Comenta que "Rousseau tenía una concepción absolutamente burguesa de la educación mientras que Rodríguez tenía una influencia absolutamente popular. Rousseau decía que la educación debía llevarse a los indígenas pero desde el punto de vista clasista. (...) Rodríguez decía ‘las víctimas del viejo orden colonial'".
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 101 - agosto 2011)
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