El poeta de figura delgada que dejó su impronta en libros, canciones y revistas acepta del desafío de un ping-pong en el que el surrealismo se cuela e invita a contestar sin que la estructura del pensamiento ponga freno a las sensaciones
"No ver en el final/ un ‘que me importan los que queden'
Seguir avanzando/ sin miedo al precipicio/ sin miedo al vacío. Seguir/ seguir/ seguir (...) llegar a la profundidad de las aguas. Y volver a la superficie..."
Don Quijote de Arrabal. "Aprendiz de la vida" en Gorrión Fénix.
Hugo Enrique Salerno nació en tiempos de Pichuco, con Fiorentino, con Angelito Vargas. El 2 de diciembre de 1942 ya se habían acallado las divergencias con Florida, pero Boedo seguía siendo caldo de cultivo de la poesía comprometida y el tango. Entonces, en Boedo nació el Flaco. En 1974 publicó un libro titulado Uno de dos junto a Omar Cao e inmediatamente Raíz del sol, que obtuvo el premio El Bardo en Barcelona, allá por 1978. Por esos tiempos su figura flaca comenzó a hacerse habitual en las reuniones progresistas de la época. También incursionó en radio y en la canción; participó en revistas, además de un grupo de poesía actuada y cantada, Andante en Bondi, que recorrió varias provincias. Para acercarnos al poeta, la excusa es una entrevista pero es casi como un juego. El Flaco nos propone un ping pong de preguntas y respuestas para que todo sea una investigación, un vértigo donde surja espontáneamente "lo que tenga que surgir". Estamos sentados alrededor de una mesa de madera con vidrio. Enciendo un viejo grabador de periodista y arrancamos...
-¿Poesía?
-Sueño escrito.
-¿Poema?
-Dos sueños escritos.
-¿Realidad?
-Drama y comedia mezclados. Drama más comedia, en este caso.
-¿Sueño?
-Dulce pesadilla.
-Entonces... ¿cómo sería un poema?
-Mezclamos todo eso que dije y hacemos un poema. Puede tener poesía o no.
-¿Y el sueño siempre tiene poesía?
-El sueño por sí solo, no. Ahí está la interpretación del poeta.
-¿Es decir que el sueño de un poeta es distinto del sueño de alguien que no lo es?
-No, no es distinto. Lo que pasa es que un tipo puede tener un buen sueño y lo que le significa es un número a la quiniela. No siente la poesía que tiene el sueño. Lo pasa como un dato para jugarlo. Si se analiza psicológicamente, por ahí tampoco se ve la poesía del sueño, el vuelo del sueño.
-La poesía, entonces, ¿sería el reconocimiento de lo poético?
-Bueno, el reconocimiento de si es poético o no lo hace el soñador. Partimos de que todos soñamos, pero hay algunos locos que escribimos. Esa es la diferencia. Freud en vez de hacer una interpretación de sueños, podría haber hecho un libro de poemas con los sueños que le contaban los pacientes. O bien dramatizar o escribir cuentos a partir del sueño de los pacientes.
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº115 - Diciembre 2012)
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