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Una sandinista toma el Palacio

Dora María Téllez

Una muchacha muy bella, tímida y absorta, con una inteligencia y buen juicio que le habrían servido para cualquier cosa grande en la vida...

"La número 'Dos', única mujer del comando, es Dora María Téllez, de veintidós años, una muchacha muy bella, tímida y absorta, con una inteligencia y un buen juicio que le habrían servido para cualquier cosa grande en la vida". Así describía Gabriel García Márquez a la Comandante Dos, en una extensa crónica publicada en 1978 sobre la toma del Palacio Nacional de Managua que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) llevó a cabo el 22 de agosto de ese mismo año.

El Comandante Cero era Edén Pastora, en lo que fue la llamada "Operación Chanchera" (porque entraba al corazón mismo de la "casa de los chanchos", donde se encontraban los parlamentarios del régimen somocista). Para ingresar al Parlamento en pleno día, se hicieron pasar por una patrulla de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería de la Guardia Nacional. La única mujer que participaba de la toma debió aceptar que una decidida compañera pegara unos cuantos tijeretazos a su pelo largo, para que nadie notara que había una mujer debajo de la boina negra y el uniforme militar.

La misión era pedir la liberación de todos los presos políticos (entre los que se habían incluido 20 presos sandinistas asesinados por la dictadura, pero que el gobierno se negaba a reconocer) y la publicación por todos los medios de los partes de guerra y comunicados políticos. Anastasio Somoza Debayle, el cuarto heredero de la dinastía familiar que oprimía Nicaragua desde hacía más de cuarenta años, se enteró de la noticia mientras almorzaba cómodamente en su residencia y las negociaciones comenzaron: La Comandante Dos, por su "tenacidad y buen juicio" fue la encargada de llevarlas adelante.

Después de desplantes y postergaciones, Somoza debió ceder a todas las peticiones del FSLN. Así empezó a vislumbrarse el triunfo de la Revolución: muchos rehenes dentro del Palacio expresaban su simpatía y solidaridad, les preparaban café a los guerrilleros, e incluso se ofrecían a permanecer allí como voluntarios. Mientras, los presos políticos en Managua (y antes de que el dictador impartiera cualquier orden) ya habían sido avisados de la pronta liberación por sus propios guardias, muchos de los cuales en distintas cárceles les expresaban su simpatía. Cuando el 24 de agosto 25 sandinistas, cinco negociadores y cuatro rehenes partían del Palacio Nacional hacia el aeropuerto, la gente salía espontáneamente a las calles y una larga fila los acompañaba en su trayecto.

Dora María Téllez, con 22 años, había recorrido un largo camino para llegar a ese momento. Nacida en la ciudad de Matagalpa el 21 de noviembre de 1955; en 1973 partió a la ciudad de León para estudiar medicina. Enseguida se unió al FSLN, en principio dentro del movimiento estudiantil. De a poco se fue involucrando y empezó a formar parte de una célula de seguridad, en un período que caracterizó como de "firme y silenciosa acumulación de fuerzas". En enero de 1976 tuvo que pasar a la clandestinidad. Dejó su casa natal con una nota para sus padres, en la que les contaba la experiencia de asistir su primer parto: "¿Sobrevivirá este niño? (...). Mi trabajo estará concluido solamente cuando estos niños puedan vivir en un mundo nuevo y diferente". Y no sabía Dora, cuánto de eso conseguiría como ministra de Salud Pública...

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº115 - Diciembre 2012)

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Nadia Fink