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Entrevista con Liliana Herrero

Tono mayor y anhelante

Una de las intérpretes más importantes de nuestra música popular nos habla de Este tiempo, no sólo en su carácter de último trabajo discográfico sino también como noción de actualidad para analizar ideas, contexto político y folklores de por acá.

Dicen que el Flaco Spinetta le dio luz al instante. En 1973 escribió un manifiesto que se refería al rock: "El rock muere sólo para aquellos que intentaron siempre reemplazar ese instinto por expresiones de lo superficial, por lo tanto lo que proviene de ellos sigue manteniendo represiones... El rock no ha muerto". En su último disco, Liliana grabó "Bagüalerita", una canción inédita que le regaló Spinetta. Ante la pregunta de cómo se relaciona con la ausencia del Flaco, Liliana hace una pausa. Entera y con sus cortas mechas lacias entre sus ojos, afirma: "Con mucha dificultad me relaciono. Me parece una ausencia -hace un silencio prolongado, profundo- enorme. No se puede pensar, yo no puedo pensar la música sin Spinetta. Digamos: la música está, pero saber que él antes estaba físicamente y saber también que le podía mandar un mail o llamarlo por teléfono... eso se siente mucho. A mí me resulta muy difícil acostumbrarme a la idea de que no está. Era un músico fundamental con una personalidad irremplazable para la historia de la música argentina. Por supuesto que siempre nos tranquilizamos un poco porque está su obra, pero finalmente no alcanza para explicar su ausencia, el dolor que se siente o la invalidez con la que una queda a partir de la desaparición de personas que son fundamentales".

Es día de semana. Hay algunas nubes. San Telmo y el Parque Lezama permanecen inmutables. Y en ese momento Liliana completa la idea con una de sus maestras, la que dijo "es mi sucesora": "También me costó mucho acostumbrarme a la ausencia de Mercedes (Sosa). Me parecía que en algún momento iba a llamar, que yo iba a ir a tomar el té a su casa (siempre nos invitaba), pero a mí me cuesta pensar la vida musical sin ellos. Más fuertemente lo de Spinetta por la cercanía de su desaparición, pero no por la importancia de su aporte. El aporte de los dos es para mí fundamental".

Entonces "Bagüalerita" queda co-mo un regalo en su disco, y cuando lo hace en vivo suena. Se expande, como aclara la intérprete: "Ese tema siempre sonó bien y a mí me gusta mucho cantarlo. Es una canción que me llegó como un regalo; imaginate lo que representa. Haber hecho este disco antes de que él muriera y que haya podido escuchar ese tema significa mucho para mí, y le gustó muchísimo. Yo no tengo problema en cantarlo, no me quiebro ni nada de eso. Simplemente se agiganta su presencia, que está siempre aun cuando no cante esa canción. Yo no soy de rendir tributos ni homenajes. Por supuesto no me molesta que nadie los haga, al contrario, pero la verdad es que la música del Flaco en un disco mío fue un regalo del cielo. Me dio mucha luz y mucha alegría. Le hice algunas modificaciones cuando estaba grabando la canción, luego se las mostré y por suerte le gustaron muchísimo. Eso también me llena de orgullo, pero lo sigo cantando y lo seguiré haciendo; tal vez algún tema de él que no me haya regalado también cantaré".

Luego de haber cronicado a su región en el disco doble Litoral (2006) y desafiar los sentidos en Igual a mi corazón (2008), la intérprete propuso un nuevo rumbo en Este tiempo (2011), su último disco, que sirve como patrón fundamental del encuentro con Sudestada. Nos ubica para reflexionar sobre los resultados del trabajo discográfico y también para que Herrero se refiera a cuestiones actuales: la canción popular, una nueva Ley de Música, gestión cultural; cosas de este tiempo.

En ese camino, nace en la charla el tema de la prepotencia del mercado y entonces se indaga sobre una nueva Ley de Música -la cual perdió el estado parlamentario por no llegar al quórum a fines del año pasado-. "La Ley de Música intentaría, con la creación del Instituto Nacional de la Música -como tienen el libro y el cine-, un resguardo institucional importante para la actividad musical. Para que los músicos no tengan que pagar para tocar, para que haya posibilidades para todos, que se democratice de algún modo la actividad. Nosotros perdimos el estado parlamentario de la ley, pero la lucha no se abandonó, al contrario: la única lucha que se pierde es la que se abandona".

En relación con la actividad cultural, Liliana explica por qué no comparte las políticas del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: "Yo no participo de la actividad cultural del Gobierno de la Ciudad. No considero que las políticas del PRO sean las más adecuadas para la vida de este país. Al contrario, creo que son alocadamente retrógradas y conservadoras. Si ellos fuesen gobierno nacional algún día -que espero que no-, privatizarían nuevamente toda la actividad como en la década infame de los noventa. Igual que como lo están haciendo con la gente que sacan de los lugares de viviendas en Retiro, o cuando disolvieron el Festival de Música de Provincia, que era muy interesante. Mantuvieron los festivales que más o menos reditúan en cuanto a la presencia de extranjeros y demás. Por lo menos yo no me siento identificada y trato de no participar en esa".

La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº113-Octubre 2012

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Autor

Facundo Arroyo