Una mochila repleta de libros atraviesa la selva boliviana. La carga durante la larga marcha un guerrillero argentino. Allí están sus libros, sus apuntes, su propia mirada sobre la historia y la filosofía. Con ellos descansa en un árbol, con ellos prepara el combate, con ellos propone el esbozo de una variable latinoamericana del marxismo: el guevarismo. En la selva, de Néstor Kohan, analiza en profundidad las lecturas del Che y arroja conclusiones que rompen con falsos mitos alrededor de Ernesto Guevara.
"Después de clase lancé una descarguita sobre las cualidades de la guerrilla y la necesidad de una mayor disciplina y expliqué que nuestra misión, por sobre todas las cosas, era formar el núcleo ejemplo, que sea de acero, y por esa vía expliqué la importancia del estudio, imprescindible para el futuro". La cita corresponde al 6 de enero de 1967, y pertenece al diario de campaña en Bolivia. Allí, aislados en mitad de la selva, rodeados por dificultades políticas y obstáculos naturales, atentos al inminente inicio de la confrontación con el ejército, una columna de guerrilleros escucha en una pausa en la marcha agotadora a Ernesto Guevara subrayar, una vez más, la necesidad de profundizar la lectura y el análisis de los clásicos para el nuevo proceso que nace allí, en el corazón americano. Horas antes, la mochila de varios compañeros atraviesa arroyos y espesuras con su cargamento de futuro: los libros del Che, repletos de apuntes y comentarios.
Más de cuatro décadas después, el docente e investigador Néstor Kohan asume la tarea de revisar y analizar cada una de esas anotaciones en su libro En la selva, de próxima aparición. Allí, los estudios del Che sobre textos de Charles Wright Mills, Georg Lukács y León Trotsky, entre otros, permiten conocer la mirada del guerrillero sobre su pensamiento, pero también aporta un esbozo del guevarismo en tanto "marxismo bolivariano y latinoamericanista", según el propio Kohan.
-¿Qué análisis se desprende de la cantidad y la elección de los libros que el Che leyó o llevó a Bolivia en su campaña?
-La primera impresión que me generó poder reconstruir y estudiar en detalle la lista de libros teóricos leídos, extractados y analizados por el Che tiene que ver con su voluntad y, al mismo tiempo, con su obsesividad. Recordemos que el Che no estaba sentado en un cómodo sillón, sino en medio de campamentos guerrilleros, sin luz eléctrica ni biblioteca. Semejante esfuerzo de estudio sólo es posible cuando existe un método, un orden mental, un claro proyecto político que le otorga sentido. De otra manera, hubiera sido imposible.
En segundo término, de estos materiales -hasta ahora desconocidos- de Bolivia emerge al primer plano la personalidad del Che como un estudioso sistemático del marxismo. No un "especialista académico" sino un estudioso a fondo de los debates teóricos de la tradición revolucionaria, principalmente marxista, a nivel mundial. El Che estudiaba al mismo tiempo filosofía, historia, sociología y crítica de la economía política. Al igual que Marx y Engels, entendía al marxismo como un saber totalizante acerca del conjunto de la sociedad capitalista y su historia, poniendo en discusión la divisoria universitaria del saber en "disciplinas" supuestamente autónomas.
En los cuadernos de Bolivia, su objetivo consiste en indagar dentro del marxismo para rediscutir la ortodoxia desde el ángulo de la herejía, pero siempre dentro del horizonte del marxismo y la revolución.
-¿Qué particularidades de su pensamiento te permitieron profundizar el análisis de las lecturas teóricas?
-Si hay algo novedoso y específico del Che en el terreno teórico es que se esfuerza por comprender la concepción materialista de la historia en clave latinoamericana y desde el Tercer Mundo. Estos apuntes hasta ahora desconocidos también me permitieron observar que el Che tenía en cuenta el problema nacional como punto central de su agenda, pero no al viejo estilo de los clásicos marxistas europeos (nación imperialista que domina a la nación oprimida ya constituida), sino dándole varias vueltas de tuerca. Esto atañe a países donde la nación oprimida no está aún completamente constituida como también a otros, en los cuales la nación oprimida constituye en realidad un abanico de naciones y de pueblos heterogéneos. En ambos casos, Guevara nunca deja de desconfiar de las llamadas "burguesías nacionales" y sus retóricas falsamente "nacionalistas".
Por último, estos estudios me permitieron observar el vínculo de Guevara con Simón Bolívar y su proyecto de "Patria Grande", mucho antes de que se pusiera de moda el término "globalización". Por algo el Che llevaba en sus cuadernos de teoría marxista de Bolivia una poesía dedicada a Bolívar (no de su autoría sino escrita por Pablo Neruda). Ya en otros escritos suyos de 1960, el Che, al mismo tiempo que se declaraba ferviente partidario del marxismo, había cuestionado la mirada errónea de Marx sobre Bolívar. El guevarismo constituye, a mi modo de ver, un marxismo bolivariano y latinoamericanista.
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 107 - abril 2012)
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