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Entrevista con los realizadores de Campo Grande, documental sobre el Impenetrable chaqueño

"Tuvimos que filmar lo que El Impenetrable y su gente nos imponían"

Un equipo de documentalistas cuenta la difícil tarea de atravesar El Impenetrable para narrar la historia de dos familias, herederas de indios y criollos, su cotidiano tránsito por un paraje inhóspito, sus sueños y su resistencia. Fotos de En la vuelta (www.enlavuelta.org)

Cuando los criollos pobres buscaban un lugar no ocupado por el ejército español, dieron con este pedazo de tierra al sudoeste de Formosa, franqueado por la espesura del monte, en medio del Impenetrable chaqueño. Allí estaban los aborígenes, dueños legendarios del lugar. Campo Grande del Bermejo, un paraíso a orillas del río de ese mismo nombre, cerquita de Salta y de Santiago del Estero, recibió y amoldó esta comunión de indios y criollos pobres, en una convivencia pacífica basada en el respeto a la naturaleza. Esta legión, protegida por una muralla selvática, resiste hoy también la garra devastadora del capitalismo.

Campo Grande es un documental que relata la vida de dos familias del lugar, su cotidianeidad y su lucha contra los desalojos cada vez más frecuentes. Producida por Valeria Ramírez Arbo y dirigida por Amílcar Soto, fue estrenada hace unos meses en el Festival de Cine Lapacho, en Resistencia, Chaco. "La gente se enganchó con la historia, que es lo más importante. Recientemente pudimos viajar al lugar y mostrárselo a los protagonistas, donde la recepción fue igual de buena, así que estamos más que contentos", dice Valeria.

Una experiencia que intenta reproducir el cine de los que no tienen voz, silenciados por años de marginación cultural y abandono estatal. Campo Grande, con fotografía del colectivo En la vuelta (www.enlavuelta.org) es parte de un proyecto sobre Campesinos del Gran Chaco, que encara la productora Kontrapikado.

-¿En qué condiciones tuvieron que filmar?

Valeria: -Desde el punto de vista de la producción fue muy difícil. Nos costó mucho esfuerzo llegar a las locaciones todas las veces que fuimos: los caminos eran inaccesibles por la crecida del río, tuvimos que pasar por picadas monte adentro, nos quedamos empantanados un montón de veces. Uno de los tramos del camino al borde de un canal era muy peligroso, y nosotros íbamos cargados con equipos y con gente... tuvimos muchas adversidades. Para hacer cada entrevista teníamos que trasladarnos varios kilómetros, así que todo era lento. Por otro lado, la gente, los personajes, tampoco eran accesibles, no es que ponías una cámara y listo; todo tenía su proceso. Pero la respuesta fue buena en todo sentido. Siempre fueron muy respetuosos y atentos.

Amílcar: -Creo que el monte mismo nos fue diciendo qué se podía y qué era imposible filmar en esa época del año, en marzo y abril. El guión estaba escrito para filmar en diciembre, mostrar el calor y la sequía, y lo complicado de vivir en esas condiciones. Cuando pudimos salir a filmar, ya el río Bermejo se había tragado los caminos, literalmente. Hubo que tomar la decisión de filmar lo que El Impenetrable y su gente nos imponían.

En ese sentido, descubrimos cuán importantes eran el agua, el río y las lluvias para la gente de la zona. Así que la narración, que hablaba de la sequía, terminó hablando de la relación con las lluvias y el río.

Creo que las mayores adversidades, aparte de lo que contó Vale, fueron a nivel técnico: por ejemplo, por alguna razón las baterías duraban mucho menos de lo que debían y eso nos acortaba la producción diaria de rodaje. Nos llevaba medio día cargarlas y aunque eran nuevas se descargaban súbitamente. Lo otro era que llovía o lloviznaba todo el tiempo y eso hacía imposible transitar los caminos de tierra para visitar a los paisanos, así la atención de las cámaras se fue centrando en dos familias para contar la historia del intento de desalojo.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 107 - abril 2012)

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Autor

Martín Azcurra