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Entrevista con el cantautor Daniel Drexler

"Mi diario de viaje son las canciones"

Como un trovador que pasea sus composiciones por toda la región, el compositor uruguayo Daniel Drexler camina con sus certezas y sus incertidumbres a cuestas. Detrás, queda la huella de canciones que nos hablan de una cadencia rioplatense, de los cambios que nos transforman, y del preciso instante en que una guitarra deja caer una canción.

En los últimos diez años, con su guitarra al hombro, visitó más de 500 localidades entre Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, y también Cuba, Colombia, Perú, España, Suecia, Bélgica y Suiza. De esa guitarra al viento libre, Drexler llenó de bellas melodías y complejas líricas cuatro discos y está cargando el contenido de uno nuevo para 2012. A la simiente La llave en la puerta de 1998 le siguió Fulltime en 2001, cuando el trovador aún no definía su verdadera vocación entre acordes y pasillos de hospital. Luego, en medio de una crisis existencial profunda, parió Vacío en 2006 y Micromundo en 2009. "No hay centro ni fuera ni dentro ni punto de inicio, ninguna secuencia en el tiempo ni tiempo propicio, no hay duda razón ni mesura ni cura ni vicio, tan solo no hay", dice Drexler en sus letras y se pinta tal cual es.

De gira por varias ciudades de Argentina, luego de tocar en lugares como Uruguayana o Resistencia, en Chaco, componiendo la música para la nueva película del director Blas Eloy Martínez, el músico montevideano charló con Sudestada en un alto de su gira.

-¿Por qué decís que las canciones "Vacío" y "La única certeza que tengo es la incertidumbre" son las que más te representan?

-Fue un momento de mi vida en que estaban muy presentes esos dos temas. El tema del vacío, para mi sorpresa, como una fuente donde encontrar placer, de hallar cosas nuevas. Luego de llevar una vida muy barroca, de actividades permanentes, de pronto encontrarme con tiempo libre, sin nada para hacer, al principio me dio un poco de miedo. Pero pasaron 10 o 20 días y me di cuenta de que toda la vida había estado deseando que llegara el punto en que me levantara a la mañana y dijera "ahora qué hacemos". Con "La certeza...", pasó algo similar: cómo dejar que los días se vayan llenando con las cosas que van pasando, y asumir, tomar conciencia de que uno tiene control en la vida sobre un diámetro muy pequeño y más allá de ese diámetro de cosas mundanas que uno va controlando, del tipo me levanto, abro la canilla, pago la cuenta del gas; hay un montón de cosas en las que no tenemos control. Pero intentar controlarlas es una fuente enorme de angustia. Además, esa canción es para mí una pequeña clave que encontré para mí mismo de cómo vivir la vida en estos tiempos.

-En esos días en los que trabajabas en el hospital y dabas clases de música, ¿no parecía haber lugar para el vacío?

-Claro, en realidad la etapa de "Vacío" es inmediatamente después que dejé el Clínicas. En esos días sin tiempo es que edité el disco Full time. De hecho el nombre viene porque a las guardias de 24 horas se las llama así. Estando en una de esas guardias fue que me cayó la ficha de esa canción. En realidad yo estaba durmiendo en la guardia y me desperté en medio de la noche con el estribillo entero. Como dice Charly García, tenemos una antena, no sé de dónde vino esto, bajó de algún lado. A partir de eso, me pasé más de dos semanas llamando a mis amigos para preguntarles si la conocían, rezando para que me dijeran que no. Y como al mes me convencí de que la canción era nueva, pero igual no la considero mía; bajó de algún lado enterita: "cargo con la pesada cruz de ser libre/ siempre estoy de turno, siempre estoy full-time/ cargo con la pesada cruz de ser libre/ tengo los fusibles prontos pa' estallar". En ese momento agarré una lapicera y lo escribí. Creo que tiene que ver con un mecanismo de base que hay detrás de la creación en general, y con la creación de canciones en particular, que a veces es más explícito, como en el caso de "Full Time", o a veces menos explícito, pero siempre está de alguna manera. Porque uno tiene conflictos dentro de la cabeza, algunos son conscientes y otros no, algunos afloran y otros quedan ahí abajo haciendo su trabajo en la oscuridad.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 107 - abril 2012)

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Autor

Martín Latorraca