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Sobre la obra de Arlt

Una máquina literaria

Son innumerables las frases y las anécdotas que se atribuyen a Roberto Arlt para justificar su personalidad espontánea, anticonformista, iconoclasta...

Son innumerables las frases y las anécdotas que se atribuyen a Roberto Arlt para justificar su personalidad espontánea, anticonformista, iconoclasta y, en el plano específicamente referido a la producción literaria, a su autodidactismo, a su falta de respeto por las reglas, por las enseñanzas, por el pasado o el presente cultural y literario.

Estas dilatadas versiones, que aún hoy tienen abundante circulación y eco, encuentran, naturalmente, su asidero en algunos elementos reales de la biografía arltiana así como en el aliento que en no pocas ocasiones él mismo les infundió. Pero la exageración de tal anecdotario, al convertir lo parcial en absoluto, falsea la visión íntegra del autor y la interpretación de un trabajo que fue, como alguna vez lo llamé, especialmente "de corrosión de signos" (por el carácter rebelde y aun revolucionario de su literatura respecto de su tiempo y de las normas que lo regían).

Aquellas exageraciones han conducido a pensar en un Arlt naif, un verdadero ingenuo en el sistema literario, un vitalista de la literatura frente al carácter eminentemente intelectual de dicha actividad, tan presente en algunos de sus oficiantes contemporáneos. En suma: el escritor habría sido un puro, un intuitivo, un "crudo", una especie de "buen nativo" en medio del "cocido" mundo de las lucubraciones literarias.

En realidad, esas deformaciones provienen del hecho de considerarlo casi como colocado fuera de la literatura, en la "pura vida", e ingresado en ella poco menos que exóticamente, o a contramano, o a pesar suyo, cuando ciertamente el único modo que tuvo Arlt de estar y de ser en su corta vida fue escribiendo.

No obstante cierta unanimidad en la crítica y en la conciencia popular sobre ese carácter más bien rústico de la formación arltiana, tiendo a pensar que si de algún lado vienen los famosos "cross a la mandíbula" de Arlt es del propio universo literario; que sus alzamientos, sus rebeliones, sus enormes logros, se obtienen demoliendo desde dentro el mecanismo o, para decirlo con una figura más ajustada -y que creo no me pertenece-, "destruyendo la muralla con sus propias piedras".
Arlt es, ante todo, una "máquina literaria". Surge de la literatura, por propia decisión, y va hacia ella (hacia su instalación y su perduración) con una voluntad, una tenacidad, una determinación y una fuerza que tienen pocos equivalentes entre sus contemporáneos, y que le permiten conseguir (en muy pocos años, al fin y al cabo) el absoluto logro de sus objetivos más fantasiosos: perpetuarse, quedar, ser crecientemente leído y celebrado (Salvando las distancias entre autor y protagonista, Silvio Astier en El juguete rabioso dice: "No me importa no tener traje, ni plata, ni nada -y casi con vergüenza me confesé-: lo que yo quiero es ser admirado de los demás, elogiado de los demás (...). ¡Ah, si se pudiera descubrir algo para no morir nunca; vivir aunque fuera quinientos años!").

(La edición completa en Sudestada de colección Nº9 Borges vs Arlt)

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Autor

Mario Goloboff