Si el peronismo fue el hecho maldito del país burgués, a los ojos ciegos de Jorge Luis Borges se trató de la imposición de la barbarie por sobre la civilización. Acérrimo enemigo durante esos años convulsionados, el autor de Ficciones no ocultó nunca su desprecio por un movimiento que jamás se preocupó por comprender. En este dossier, un registro detallado de este desencuentro en una patria dividida por los antagonismos ideológicos y culturales.
Los hombres que nunca se miraron a los ojos ni cruzaron palabra protagonizan, en el imaginario intelectual y político, uno de los grandes debates de la historia argentina contemporánea. En realidad, se simula una discusión aunque es un diálogo de sordos porque en los seguidores de uno y otro prevalece el odio sobre la razón. ¿Cómo habría sido un encuentro entre Jorge Francisco Isidoro Luis Borges y Juan Domingo Perón? Lo imaginó el uruguayo Enrique Estrázulas en el teatro con Borges & Perón, entrevista secreta y también el escritor Rodolfo Braceli en la novela Padres nuestros que están en los cielos. Borgesperón. Hoy sólo quedan los fragmentos de discursos para entrelazar el simulacro de charla que en manos de la pasión nunca será síntesis sino pena capital. Los protagonistas "pueden ser pensados como parte de una época, fueron símbolos de diferencias que no pasaban desapercibidas", señaló Horacio González. Se los enarbola como estandartes de bandos que, desde lo discursivo, simulan disputar una noción sobre la patria pero, en el fondo, la pelea es sobre quién tiene el poder. Ambos son una diada, las caras de una misma moneda. Como escribió David Viñas: "Dos sectores que, si se enfrentan en su adhesión, uno a Borges, otro a Perón, a menudo se intersectan y se ponen de acuerdo: en especial cuando se trata de exaltar el símbolo de una vieja Argentina de virtudes patriarcales tranquilizadoras y estereotipadas".
Borges justificaba el encono en algunas medidas que el peronismo tomó en su contra, las cuales -si no fuera porque se trataron de decisiones torpes realizadas por esbirros del Presidente- podrían ser sarcasmos de un enemigo que, al menos, habría demostrado una dosis de inteligencia. Nada más alejado de la realidad. En 1946 Borges fue removido de su puesto en la Biblioteca Miguel Cané, de Boedo, y nombrado por el burócrata Emilio Siri como Inspector de pollos, gallinas y conejos en las ferias municipales. Ricardo Piglia sostiene que quien tomó la medida "seguro que era un lector de Borges, el tipo habrá leído ‘El arte de injuriar' y usó la técnica de la degradación irónica con el mismo Borges". Además, su madre y su hermana fueron detenidas en la calle Florida mientras cantaban el Himno Nacional con otras damas. Todas fueron enviadas a una prisión con prostitutas, algo que nunca se cansó de señalar como una afrenta contra su familia.
Sólo una vez escribió un texto en el que menciona a Perón y Evita. Se trata de "El simulacro", incluido en El hacedor (1960), y se refiere a la muerte de Eva Duarte, en particular, cuando se hizo la representación del velorio de Evita en un pueblo del Chaco donde cada asistente ponía dos pesos en una alcancía.
(La edición completa en Sudestada de colección Nº9 Borges vs Arlt)
Un copado
La biblioteca y la calle. La erudición y la canallada. La aristocracia y la marginalidad. La arrogancia y la locura. ...
Atento a una realidad social plena de contrastes e injusticias, Arlt desde siempre trazó el perfil de personajes descarriados. Y ...
Fue uno de los pocos escritores argentinos de ficción que se animó a incorporar discusiones sobre socialismo y anarquismo, burguesía ...
Ricardo Piglia sentenció que los dos modos fundamentales en que los escritores se habían referido al peronismo eran la paranoia ...
En 2008, a los 85 años, Mirta Arlt recibió a Sudestada en su departamento capitalino, pleno de fotos que recuerdan ...
Fue un "obrero de la palabra" y un cronista curioso, instintivo y febril, confiriéndole a nuestra literatura una fuerza vital, ...