Violeta

El 8 de octubre de 1917 llegaba al mundo Violeta Parra. Y hoy la traen al presente los chilenos desde su luchas estudiantiles y la resistencia de los pueblos originarios; la invocan los latinoamericanos en su despertar rebelde y en las peleas por sus tierras ancestrales. El legado de La Viola, paciente y peregrino, se remite a la recopilación que fue haciendo a lo largo del Chile profundo de aquellas canciones tradicionales que se iban perdiendo con el tiempo. De la tradición de todo un pueblo hablan sus canciones y también de la música cercana a la gente, de las notas lejos de los libros, las academias y las burocracias; del trabajo arduo de los mineros, de las represiones contra las huelgas obreras. Por eso su rastro no se perdió en los caminos que su voz fue recorriendo. Por eso resuenan hoy estrofas como "...que en mi patria no hay justica/ los hambrientos piden pan/ balas les da la milicia". Mientras desde el dossier "Musiqueras" de esta edición, la venezolana Cecilia Todd nos cuenta sobre el valor de una "cultora popular", es decir, quienes tratan de mantener las tradiciones; y nosotros no podemos dejar de ver a Violeta rasgando la guitarra y acompañando las canciones de una fiesta campesina en el norte de su patria.