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¿Y la izquierda qué?

La larga marcha hacia una alternativa política anticapitalista

Una mirada crítica y desde adentro a la historia reciente de la Nueva Izquierda en la Argentina.

Más de quince años de recorrido en la configuración de una Nueva Izquierda en nuestro país son una oportunidad para profundizar un poco sobre las formas de construcción, la cultura política, la orientación programática y la política de masas de las experiencias organizativas, todavía relativamente jóvenes. El panorama se presenta difuso, con un camino lleno de tropiezos pero también de deseos de transformación. Se pueden distinguir dos procesos superpuestos en el variado abanico de las organizaciones que componen una Nueva Izquierda. Por un lado, la necesidad, que se debate de distintas maneras, de ofrecer una alternativa política de "los de abajo", de presentar en un proyecto común las múltiples experiencias que se han ido acumulando a lo largo de estos años. Pero por otro lado, la enorme dificultad para proyectar hacia adelante síntesis unitarias que permanezcan sólidas y perdurables. Esta dificultad es, sin dudas, producto de ciertas prácticas políticas que se mantienen todavía más cerca de lo viejo que de lo nuevo, contribuyendo sin más a abonar al fenómeno de la fragmentación en el ámbito de la izquierda. Esto nos permite empezar a comprender la necesidad de un ordenamiento estratégico y programático y un replanteo radical de las cuestiones metodológicas -que son, en definitiva, profundamente políticas- si queremos reconstruir el sueño de una estrategia anticapitalista que rescate las aspiraciones libertarias del socialismo.

Esos primeros pasos

Nuestras organizaciones vienen de un brutal retroceso iniciado con el impacto del genocidio perpetrado durante la última dictadura, y en el contexto del retroceso de la perspectiva socialista en el marco de la lucha de clases a nivel internacional, el derrumbe de la URSS, cuyo régimen burocrático abrió debidos debates. Como correlato de esta realidad, desde aquellos años se fue esfumando la dimensión político-estratégica dentro de los movimientos sociales.
En el marco de una hegemonía neoliberal aplastante, organizaciones sociales allá por los noventa y con más fuerza después de 2001, ancladas en la militancia social, dieron comienzo a un paciente trabajo de base, principalmente en barriadas populares, lugares de estudio y en algunos ámbitos laborales, con la pretensión de aportar a un proceso de reconstrucción organizativa del pueblo trabajador en la perspectiva de un cambio social desde abajo. Se puede denominar a este difuso espectro de organizaciones como Nueva Izquierda o Izquierda Independiente, que comparten en principio un conjunto de coordenadas: la misma motivación de promover a una necesaria renovación de la izquierda, una estrategia de acumulación de poder popular, la preocupación por la construcción de base (social y política), la necesidad de un arraigo en las masas de una perspectiva socialista, la prefiguración del cambio social, la centralidad de la lucha cultural y contrahegemónica, la aspiración a una política de masas, la revalorización de las conquistas reivindicativas parciales, la crítica al izquierdismo maximalista, al sectarismo, al catastrofismo y a las concepciones dogmáticas.

Estos últimos años han estado signados por la recomposición de la hegemonía del poder dominante. El descreimiento de fines de los noventa en las instituciones de la democracia representativa ha tendido a disiparse, en un camino no exento de contradicciones y conflictos que reaparecen. Por otro lado, en la actualidad se presenta un escenario de ciertas dificultades por parte del gobierno para sostener las bases de su hegemonía. Se comienza a poner parcialmente "en crisis" el relato kirchnerista de un país para todos, de un proyecto nacional y popular. Ante este descontento, no existen alternativas políticas visibles para el conjunto de la sociedad. Desde las alternativas de izquierda, la existencia del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) no logra presentarse como una opción viable y de unidad real. Si bien ha logrado una referencia nacional y una creciente inserción en sindicatos estratégicos, las prácticas de construcción autoreferencial, la imposición de lineamientos estratégicos sin atender a la apropiación por parte de los espacios de base de los mismos, su ataque frontal contra otras expresiones de izquierda, su dificultad para procesar las diferencias tácticas al interior del propio frente, son algunos ejemplos de sus limitaciones. Ante este escenario se presenta para la Nueva Izquierda la necesidad de visibilizarse como alternativa, mostrando la solidez de un proyecto de sociedad anclado en la organización protagónica de los trabajadores y el pueblo.

(La nota completa en Revista Sudestada Nº 118 - mayo 2013)

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Autor

Jorgelina Matusevicius