Las opiniones de Osvaldo Bayer, publicadas en la edición anterior de Sudestada, desataron una serie de fuertes réplicas. Madres de Plaza de Mayo y Hebe de Bonafini atacaron al historiador, mientras que un grupo de intelectuales y militantes se solidarizó con sus posiciones. Síntesis de un debate que parece no haber comenzado todavía.
Abrió la puerta al debate. Expuso su mirada sobre el presente político nacional. Ejerció el legítimo derecho (y obligación) del intelectual: apostar al pensamiento crítico, a la observación aguda, a la opinión sincera. Así podríamos sintetizar qué dijo Osvaldo Bayer en la edición anterior de Sudestada. Allí señaló, entre otros tantos temas, los aspectos positivos del gobierno nacional y también los negativos. Subrayó la importancia de la política de derechos humanos, pero también consideró que la presencia de villas miseria ratifica que la deuda social de la democracia en Argentina sigue presente. Que el cuidado de la ecología y la ausencia de interés por los problemas de los pueblos originarios siguen siendo ausencias fundamentales en la línea de la gestión. También afirmó: "Al interior de la línea política del gobierno hay mucha corrupción", y adujo que es complicado mantenerse independiente a la confrontación que hoy protagonizan los medios y periodistas ligados al Grupo Clarín y aquellos vinculados con el gobierno.
También se refirió a Hebe de Bonafini, y a las Madres de Plaza de Mayo. Relató su distanciamiento con Hebe, surgido a partir de sus dichos en un programa televisivo donde dijo que "no toleraba que existan villas miseria en democracia", que a Hebe "no le podés hablar mal del gobierno", que nunca se trató con Sergio Schocklender. También destacó a Madres porque "van a pasar a la historia porque han sido un movimiento genial, de un coraje civil increíble", pero a la vez aseguró que "los organismos de derechos humanos tienen que mantener una línea de independencia", y que Hebe "llevó a la perdición a las Madres cuando las hizo oficialistas".
La respuesta demoró unos días en llegar. Las Madres respondieron con dos cartas que aquí se publican, a lo que se sumó un breve relato de Hebe en la habitual marcha de los jueves apelando a una metáfora de un "monito" que se transforma en "gorila". Lo que siguió fueron las opiniones más diversas (hasta la ex ministra Felisa Miceli intervino con un texto absurdo, escrito desde un lugar de autoridad que nadie recuerda bien quién le otorgó ni cómo consiguió); la mirada de quienes de golpe se olvidan de todo y agreden; la de esos otros que tienen memoria y expresan su dolor por el conflicto y la de otros tantos que defienden la sinceridad del historiador porque dijo cosas que muchos pensaban pero pocos se animaban a decir en voz alta.
Un docente de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo renunció a su cargo y expuso sus razones. La carta de Marcelo Valko también integra este repaso por la controversia. Y decimos controversia porque no hubo polémica. Se escucharon agravios, pases de factura por cuestiones absurdas (se llegó al peligroso extremo de reprochar el exilio de Osvaldo), insultos, pero no ideas. Osvaldo Bayer manifestó su opinión y abrió la puerta a un debate que todavía no parece haber comenzado. Es complicado apelar a una discusión racional, donde ambas partes expresen su respeto por años de militancia y esfuerzo, para después exponer argumentos y profundizar el análisis en aquellos que surgen como disenso. Pero no parecen tiempos para ese tipo de discusión. Siempre es más sencillo apelar al agravio que elaborar un razonamiento. Siempre es más rápido y efectivo descalificar al otro que escuchar sus razones y, en todo caso, rebatir sus dichos a partir de datos concretos, o de manifestar una posición contraria. Siempre es más rápido romper con años de construcción en común que apostar a la unidad y al respeto.
Para quienes admiramos la gesta histórica de las Madres de Plaza de Mayo en el pasado argentino y escuchamos con respeto sus opiniones, es una pena. Para nosotros, que leemos desde hace décadas las entrañables investigaciones del historiador y lo vimos recorrer el país para no fallarle a ningún compañero obrero, militante barrial y político de cualquier signo, también es una tristeza haber perdido la chance de presenciar un debate profundo.
En esta realidad contradictoria, atravesada por una antinomia que huele mucho a trampa porque sus principales protagonistas son conversos, mercenarios, oportunistas dueños de un pasado contradictorio, se perdió una oportunidad. Ganaron los soldados del pensamiento único y del agravio fácil. Perdimos todos los demás que escuchamos, desde siempre y con atención, las opiniones del maestro Osvaldo Bayer.
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 109 - junio 2012)
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