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Editorial

Silvio y Pablo

En esta edición de Sudestada, revisitamos el duelo intelectual protagonizado por Jean Paul Sartre y Albert Camus, a principios de los años 50. Hoy, mucho tiempo más tarde, asistimos a una confrontación de ideas, donde lo personal y lo político se funden en argumentos que vienen y van, entre dos artistas singulares como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Como en el caso de Camus y Sartre, el intercambio de mensajes por Internet entre los cantautores cubanos propone un elemento interesante para abordar con mayor profundidad.

Contra lo que podría pensarse, ese elemento no es el político, sino el formal. El contexto, la realidad que irrumpe en las discusiones como telón de fondo, muta con los años, se modifica hasta desactualizar muchas opiniones. Lo que queda, en todo caso, es ese juego de oponentes que deciden cotejar razones, intercambiar ironías y chicanas, señalar al resto la certeza de sus opiniones por encima de la falsedad de las de su rival circunstancial. El que saluda, satisfecho, la aparición de estas riñas internas es, desde hace siglos, el mismo de siempre.

"Para nuestros enemigos comunes que forman legión, seremos motivo de risa: esto es lo cierto", aseguraba Sartre en uno de sus últimos mensajes a Camus, con razón. Durante décadas, la derecha, tan poco propensa a intervenir en debates sobre métodos y formas autoritarias (por su incapacidad intelectual para discutir y por su propia historia como franja cómplice de represiones y genocidios, lo que les niega cualquier credibilidad), sabe explotar -y muy bien- las diferencias entre compañeros de izquierda. Apenas se anoticia de ellas, las difunde, las manipula, las exhibe al mundo entero como valiosas presas de una cacería ideológica que le permite mostrarse superior. Eso es lo que ha vuelto a aprovechar con la polémica entre Pablo y Silvio. "Coincido con Pablo en muchos de sus juicios críticos sobre la realidad cubana. Me parece que algunos de esos puntos los he tocado en conferencias de prensa en Cuba. Lo que escandaliza a algunos no es el contenido de sus críticas sino la forma, que además de burda parece desamorada, sin el más mínimo compromiso afectivo", señala Silvio, para después añadir: "Otra cosa que duele es que haya manifestado esas críticas en Miami, a unos días de un concierto que, por más propaganda que hacían, no se llenaba. Y para colmo que las hiciera a medios que tildan de héroes a terroristas que han derribado aviones civiles, medios cuyos dueños han pagado actos de violencia contra Cuba".

Dentro de algunos años, muchos olvidarán las razones que dieron inicio a la polémica: un viaje a Estados Unidos de Pablo, sus críticas al sistema político cubano desde la otra orilla mientras difundía sus shows, sus sentencias que hablan de "traición" y "cobardía" sobre los intelectuales de la Isla, y que sonaron tan funcionales al interés oportunista de la prensa en Miami. Quedará, como quedan hoy las ideas de Sartre y de Camus, las canciones inmortales de Pablo, las melodías únicas de Silvio, y el ejemplo sin paralelo de un pueblo que eligió resistir al imperio con sus armas y sus formas, y que pagó por esa afrenta el precio de las contradicciones, los problemas y los desafíos cotidianos. Y la certeza de contar con la autoridad histórica y la libertad política necesaria para debatir sobre sus propios problemas, aún en territorio enemigo.

América Libre

Esta costumbre de viajar por todos lados, de visitar ferias, sumarnos a actividades por todo el país, nos permite cada tanto abrir los ojos y conocer desde adentro proyectos originales. Córdoba y Pergamino fueron dos de los destinos de Sudestada, semanas atrás. El tercero fue Mar del Plata. Conocer allí el trabajo de quienes sostienen el Centro Cultural América Libre desde hace cinco años fue una experiencia de enorme valor. Observar el esfuerzo cotidiano de tantos compañeros, charlar con ellos e intercambiar historias, participar de una jornada inolvidable de teatro y cine breve fueron algunos de los apuntes de un viaje que, como tantos otros, nos dejó marcados. Como espectadores, asistimos a la propuesta artística de un grupo joven y creativo que, con originalidad y talento, abrió una ventana. Conocerlos, verlos en acción, compartir con ellos nuestra propia aventura de trabajar en un proyecto alternativo y autogestionado, a la vez que complejo y contradictorio, nos permite volver al ruedo, a estas páginas de todos los meses, con la certeza de saber que no estamos solos en este tránsito cotidiano. Que hay muchos que, como nosotros, apuestan por el compromiso militante como herramienta para llegar a todos los rincones de un país que nos divide y una ilusión que, desde siempre, nos une.

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El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.