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Teatro

Pablo Mikozzi: "La gente no se ríe de todo con la misma risa"

Pablo Mikozzi presenta su unipersonal Por el lado más bestia, con guión propio y dirección de Tino Tinto. En esta charla con Sudestada, el artista opina sobre el humor como espejo de la realidad y la importancia que tiene para él hacer teatro independiente, a la vez que describe cómo es la experiencia de salir de gira por el país gracias al apoyo de los refugios culturales.

Yo soy un bufón, y el bufón se llena de mierda para reírse de sí mismo; encarna el patetismo. En la corte, el bufón era el que equilibraba el despotismo: tenía la libertad de decir cualquier cosa, y a conciencia del rey cumplía la función de ridiculizarlo y tal vez mostrarle sus defectos a través del humor. Pero al mismo tiempo, el rey tenía la libertad de cortarle la cabeza después de un chiste. Entonces, la libertad del bufón es un chiste que puede costarle la cabeza". Así se autodefine el actor Pablo Mikozzi y así es Por el lado más bestia, el espectáculo en el que recopila monólogos de los personajes que creó en los últimos años. Antes de escribir sus obras, se formó en diversas disciplinas: estudió en la Escuela Nacional de Artes Dramáticas y Títeres de Avellaneda, en la Escuela de Circo de Berazategui y en el taller Calibán dirigido por Norman Brisky; hizo malabares, improvisaciones, teatro callejero, varieté, radio y televisión. A principios de 2000 conoció en Cemento a Omar Chabán y se metió de cabeza en el under. Ahora, como un bufón, se filtra por las grietas donde se esconden los prejuicios del espectador; molesta porque desempolva lo peor del ser humano y hace reír consciente del riesgo de ser decapitado.

-¿Por qué decidiste salir de gira con Por el lado más bestia?

-Venía con la sensación de que hacía un humor muy porteño, ácido, oscuro, fuerte y que solamente le gustaba a la gente de Buenos Aires. Entonces me propuse hacer una gira con el mismo espectáculo, donde lo que hago es atravesar todas las estructuras por el lado más bestia, como el nombre del show. Eso me comunica mucho con la gente de cada ciudad que se interesa por esto, y me llevo sorpresas con personas increíbles que hay en todos lados, con las cabezas abiertas, que además me aportan un montón de cosas. Es un encuentro activo y práctico, donde charlamos, debatimos y trabajamos en la creación de personajes desde la observación de la sociedad. A las funciones va mucha gente que no está ligada al teatro, y eso es lo que yo busco: llegar con el humor a todo el mundo, que sea algo popular.

-¿Por qué, o para qué, querés ser popular?

-Porque quiero llegar a otra gente que no sé si tiene las mismas ideas que yo, no sólo a un gueto donde pensamos exactamente igual y nos reímos de los mismos chistes. Me parece que hay una subestimación de lo popular; la idea de los intelectuales de que popular significa baja calidad. Y no es así. Yo voy con mi humor, que es lo que tengo para dar, y al espectáculo van señoras grandes, matrimonios, pendejos, parejitas, y todos se ríen de lo mismo: de ese humor supuestamente porteño. Inclusive sin estar totalmente de acuerdo con lo que se está diciendo. Esa es la libertad que te dan el teatro y la oscuridad, la de poder reírse de cosas sobre las que por ahí uno no va cambiar de idea cuando termine la función.

-¿Y sentís que algunos se horrorizan cuando decís algo perturbador?

-No, en general no se horrorizan. Empiezo el espectáculo con un monólogo sobre lo que significa pararse delante de la gente a hacer humor, y eso los relaja un poco. Salvo cuando alguna persona tiene una idea muy fuerte sobre algo y entonces sí le puede chocar lo que digo; pero en general festejan mucho reírse de cosas que tienen que ver con su realidad. Y yo creo que se alegran de poder pensar a través del humor, de que no sea solamente reírse como un compromiso histérico. El gesto, la peluca, el grito, todo eso en principio causa gracia. Ahora, si eso tiene un contexto y está apuntado a algo que tiene que ver con su realidad, es distinto. La gente no se ríe de todo con la misma risa; hay algunas que son de rechazo, de odio a ciertas situaciones, y otras que son de identificación con lo que sucede, o de burla directamente...

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 103 - octubre 2011)

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Autor

Carolina Uribe