(Con fecha del 12 de octubre, llegó al correo electrónico de nuestra publicación esta carta abierta del historiador Norberto Galasso, donde polemiza con opiniones del escritor Andrés Rivera publicadas en Sudestada de octubre y en la revista Veintitrés. Por la importancia del debate propuesto, publicamos íntegra la carta de Galasso a continuación)
Se equivoca Andrés Rivera cuando dice que "Un escritor verdadero no puede ser peronista". Lo que no puede es desconocer las luchas de su pueblo.
Del Partido Comunista de la vieja época alguien pudo decir que lo más peligroso que tenía eran sus colectas. Pero puede agregarse, además, que ha resultado una enfermedad incurable para mucha gente que parece haber congelado su pensamiento en las enseñanzas de Vittorio Codovilla. Lo lamento sinceramente, por ellos y por la Argentina, tan necesitada de pensadores profundos, capaces de conocer hondamente la realidad nacional y asimismo, de poder señalar rumbos hacia nuestro progreso histórico. Pero no ocurre así. Reiteran los viejos errores y además, esos errores los conducen necesariamente a no confiar en las posibilidades de su propio pueblo.
Estas reflexiones me las provoca el reportaje de la revista Veintitrés a un autor exitoso: Andrés Rivera, titulado con una frase que él emite en el reportaje: "Un verdadero escritor no podría ser peronista".
El título me asombró y leí la nota con cuidado pues podría ser que Rivera se refiriese al Partido Justicialista actual, un mero aparato que se sostiene, en gran medida, merced al cálido recuerdo del viejo peronismo que subsiste en la memoria colectiva. Pero no. Rivera se refiere al peronismo histórico, al de la época de Perón, según se esfuerza por aclararlo con otras reflexiones semejantes: "¿O qué relación hay entre la revolución cubana y el justicialismo? La revolución cubana expropió a los magnates norteamericanos y cubanos. ¿A quién expropió de hecho el peronismo?" -Asimismo, agrega: -"Son dos mundos irreconciliables: peronismo y revolución".
En esa misma línea, argumenta que tratándose de Rodolfo Walsh, "en ese choque entre peronismo y revolución" iba a triunfar el revolucionario, de donde se deduce que se haría antiperonista, como Rivera. También, en esa línea, sostiene que "Marechal fue, en definitiva, un populista. Hoy sería un chavista. Su manera de novelar y su adhesión a la Cuba de Fidel estuvieron lejos de los postulados del peronismo".
Esto último requiere un análisis: Marechal no habría sido peronista, sino populista. Por tanto, hoy sería chavista. Pero, "por su manera de novelar y por su adhesión a Cuba revolucionaria", estaría lejos "de los postulados del peronismo". Sin embargo, Rivera, observe usted que también Fidel es chavista, por lo cual también sería populista y además, que Fidel opina muy bien de Perón y Chavez se ha declarado últimamente "peronista" de donde... son todos populistas: Perón, Marechal, Fidel y Chavez. Pobre América Latina, tan mestiza y tan de segunda, que no tiene revolucionarios, salvo que se suponga que lo fue Codovilla. Pero lo que interesa recalcar, me parece, es que todos estos "populistas" -una caracterización que usan desdeñosamente 'los revolucionarios con cátedras'- todos ellos, resulta que son odiados por las respectivas oligarquías cubana (desde Miami), venezolana y argentina. Y casualmente también, los odia la burguesía imperialista yanqui. Entonces, algún mérito tendrán y además, los pueblos les han dispensado todo su afecto. Por eso no los pueden echar del escenario político, ni siquiera a Perón, a treinta años de su muerte. Rivera pregunta: ¿A quien expropió Perón? Y yo que no soy peronista sino una modesta expresión de la Izquierda Nacional le digo que a través del control y la fijación de tipos de cambio, el gobierno de Perón (no el de Menem, por supuesto) le quitó a la oligarquía ganadera exportadora una buena parte de la renta agraria diferencial que ella había dilapidado durante décadas. Es decir, la expropió parcialmente y con esa riqueza financió el desarrollo industrial y una redistribución del ingreso en favor de los trabajadores jamás lograda en nuestra historia. Hoy, Trabajo tiene el 17% de participación en el Ingreso Nacional, en 1950, pasaba largamente el 50%. No creo que usted pueda suponer que los trabajadores siguen siendo peronistas por la sonrisa carismática del General o por los carteles de "Perón cumple". También podría recordarse que expropió a los Bemberg, a la Cía. Primitiva de Gas, a los Pereyra Iraola y algunos otros, entre los cuales estaba Federico Pinedo, que perdió su finca de La Angostura y fue preso, igual que Martínez de Hoz y Victoria Ocampo. Esto último merece tenerse en cuenta para juzgar a un gobierno que no era socialista pero realizó un proceso de Liberación Nacional importante, con el pueblo como protagonista.
Pero, por otra parte, yo pregunto: ¿A quién expropió Chavez? ¿A quien expropió Sandino? y sin embargo, integran la lista de los grandes de América Latina.
Otra cuestión que me preocupa de ese reportaje es que su incomprensión acerca de cómo se dio la lucha de clases en la Argentina, lo lleva al escepticismo. Usted se refiere a los "chicos", a la juventud argentina actual y vuelca su desconcierto y su pesimismo de manera que juzgo muy nociva. No es cierto que los chicos adolescentes de Córdoba "son fascistas potenciales" porque "es más sencillo ser fascista que inclinarse hacia el socialismo". Tampoco es cierto que esos "adolescentes no trabajan ni les interesa hacerlo". Puede haber alguno -y motivos les sobran para soluciones nefastas y desesperadas- pero hay muchos jóvenes que están buscando un verdadero camino de liberación, para ellos, para el pueblo todo, para usted y para mí también, que van a los cursos y discuten, que van a las manifestaciones y protestan, que estudian, que se replantean las cosas, que no se conforman con catecismos revolucionarios como en otras épocas. Y eso está despuntando. Me gustaría que lo viera, así nos acompaña.
Finalmente, no puedo omitir decirle que no soy populista, ni tampoco tan negado para la literatura que no advierta sus méritos como escritor. Pero qué pena me dio cuando un hermoso libro como "La revolución es un sueño eterno", concluye confundiendo al revolucionario Juan José Castelli, con su hijo ganadero, levantado contra Rosas sólo porque estropeaba sus negocios al emperrarse en no claudicar ante los franceses para que liberasen el bloqueo. Ese levantamiento de los Libres del Sur se define sólo por los apellidos que intervienen, hoy estaciones -es decir, estancias- del camino Buenos Aires-Mar del Plata: Crámer, Gándara, Castelli, con la colaboración de un Ramos Mejía, de un Ezeiza, y de una Machado de Deheza, "rica heredera de la zona de Chascomús" y con tierras en Córdoba. Pedro Bonifacio Sabino Castelli anduvo matando indios junto con Rauch, quien luego se dedicó a despedazar gauchos federales junto con Estomba que murió loco perseguido por los fantasmas de sus víctimas. Bueno, este Pedro Castelli se hizo después estanciero, primero en el partido de Gral. Madariaga y luego en el de Balcarce. Este Castelli no figura como su dignísimo padre en el diccionario de la revolución sino en el "Diccionario biográfico del campo argentino". Entre padre e hijo, nada que ver y usted me los junta y me lo jode a ese hermoso Castelli con el cual nos hizo sufrir en su marginamiento y su enfermedad.
Qué lástima, Rivera, porque para ser "un verdadero escritor" se puede ser peronista pero lo que no se puede es desconocer la verdadera historia argentina, pues hay que estar impregnado de las luchas sociales de nuestro pueblo para poder recrear su pasado, tanto como apoyar su presente y ayudar a ganar un futuro... aunque estos trabajadores nuestros, tan golpeados y tan expoliados últimamente, ...sean solo populistas y todavía no lleguen a ser socialistas, o con sus palabras, sean "clase en sí" y todavía no sean "clase para sí".
VALE: En Veintitrés usted no entiende. Pero, días después, en Sudestada dice dos verdades: la primera, que usted no es Marx; la segunda, que en Villa Lynch, el 16 de julio de 1955 (debió decir de "junio") trabajaba en una fábrica "que era un emporio industrial. Y había tres turnos todavía, de las 5 de la mañana hasta la 1 de la tarde, de la 1 hasta las 9 de la noche y de las 9 hasta las 5 de la mañana". ¿Y qué fue de Villa Lynch? Ahí reside el misterio de todo. Usted mismo lo dice. Profundícelo. Y no vuelva a equivocarse, contando una historia de trabajadores que se fugaron para no dar "la vida por Perón". Acuérdese de Héctor Pessano. ¿Lo recuerda?... Estaba en la calle Paseo Colón, cerca de la CGT, enarbolando un palo contra los aviones que ya huían a Montevideo y desde uno de ellos, le llenaron el cuerpo de balas. Como a tantos otros, héroes sin nombre, porque nuestro país, Rivera -no "este país", como usted dice- "nuestro país" tiene en su historia muchos, pero muchos héroes y por eso, aunque usted no lo crea, tenemos futuro.
Buenos Aires, octubre 12 de 2004
Norberto Galasso
(Nota de la redacción: para el próximo número de Sudestada, está invitado a contestar el escritor Andrés Rivera).
Continúa en: http://www.revistasudestada.com.ar/articulo/1362/n...
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