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Editorial

De Caleta Oliva a Ciudad Oculta

Siempre es bueno esquivar falsas polémicas, evitar caer en la trampa que proponen algunos mediocres personajes que dicen pertenecer al mundo de la cultura y que intentan agitar las aguas para sacar algún beneficio. Porque la frontera entre una discusión interesante y un debate absurdo se confunde muchas veces, y muchas son las veces también en que se dejan de lado cuestiones vitales de un presente criminal.

Por estos días vemos creciendo muy lentamente una operación que tiene a los medios como escenario y a la policía como beneficiaria. No hace falta reiterar hechos conocidos, pero la prensa intenta modificar la perversa imagen que los uniformados tienen en el resto de la sociedad. No es casualidad que muy poco se haya leído o escuchado alrededor de la represión a los trabajadores petroleros en Caleta Olivia, en la provincia de Santa Cruz. No es raro tampoco que ningún medio se haya acercado a los detenidos para intentar conversar con ellos, o con sus compañeros que viene desarrollando una lucha constante por conseguir fuentes de trabajo en una ciudad que tiene a YPF como un símbolo de la desidia estatal, pero también como la única referencia posible de un futuro. Aquellas cientos de ciudades que brotaron desde la raíz de la petrolera argentina, hoy siguen transformándose en pueblos fantasma. Nadie se acuerda hoy de Cutral Có, de Plaza Huincul, de General Mosconi en Salta, y de tantas otras esperanzas frustradas por las privatizaciones. Lo cierto es que gendarmería nacional y la policía provincial reprimieron a manifestantes a principios de octubre y cuesta mucho encontrar alguna referencia en los medios de estos sucesos.

Menos trabajo lleva toparse con algún artículo que describa el procedimiento policial sobre el barrio Ciudad Oculta, donde la casa de la abuela de Ezequiel Demonty fue víctima de un sospechoso y violento operativo. La banda delictiva mejor armada y más organizada del país anda suelta, viste uniforme, sonríe (ahora) por televisión y saluda. La banda delictiva más importante impone las reglas en cada barrio, y trafica, y roba, y tortura, y encubre, y mata todos los días. Ahí están ahora, aprovechando el día y esperando la noche, su territorio, para trabajar en servicio de aquellos que más tengan que ofrecer. Pero en Caleta Olivia y en Ciudad Oculta ya los conocen, ya saben a qué llegan tantos uniformes en la madrugada. Muy lejos de allí, en tanto, algunos los aplauden, como aplaudían con fervor años atrás a otros asesinos, también uniformados.

Postales de un país dividido, de un país dominado por una policía sin control, por una prensa funcional y por una minoría acomodada que teme y que exige un país uniformado.

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El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.