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Entrevista con Silvio Rodríguez

"Los mejores revolucionarios siempre han sido muy autocríticos"

De camino a una serie de conciertos por los barrios de La Habana, el trovador errante detiene su andar y responde algunas preguntas que viajan hasta su correo electrónico. Las dificultades y los avances de la revolución, el misterio insondable de algunas canciones, el desafío de la poesía y la guitarra en un presente conflictivo son apenas algunos destellos de un diálogo virtual, breve y tan intenso como las definiciones que va dejando Silvio Rodríguez, quien tiene previsto visitar Argentina en noviembre de este año.

Trovador, hijo de Dagoberto y Argelia, nacido el 29 de noviembre de 1946 en San Antonio de los Baños, Cuba". De esta manera se presenta a sí mismo Silvio Rodríguez, en el encabezado de su blog titulado con el nombre de su último disco, Segunda cita. "Lo hice porque estaba de visita en el blog de un trovador venezolano y vi un letrero que decía ‘¿quiere hacer un blog?'. Me metí y cuando vine a ver tenía un blog propio. No sabía muy bien en qué consistía y me he ido dando cuenta poco a poco. Lo lamentable es que a veces, por el trabajo, pasan días y no hay tiempo de escribir nada. Uno trata de decir cosas que tengan sentido, pero sin exagerar, porque entiendo que el blog es un lugar para estar en confianza, como entre amigos. Es un lugar donde uno puede jugar a Dios, porque puede poner y quitar lo que decida. Yo no he sido capaz de suprimir ni un solo comentario adverso, que los hay. He resultado ser un diosito bastante democrático", explicó después, dando detalles de la decisión de integrarse al cosmos cibernético, con sus singularidades y sus zonas opacas.

Pero la tecnología también permite, entre otras cosas y de vez en cuando, un acceso virtual a una conversación que sería imposible en otros formatos. Por eso acercamos algunas preguntas dispersas hasta la computadora del trovador errante en la Isla, en mitad de una serie de conciertos por los barrios habaneros, después de un año marcado por su regreso a los escenarios en Estados Unidos (en el Carnagie Hall, más precisamente) después de treinta años; después de sus arduas polémicas con Carlos Alberto Montaner sobre el presente político de la Revolución y del lanzamiento de su última criatura discográfica, Segunda cita. Y el trovador errante, del otro lado de la pantalla luminosa, cede algunos segundos a la rutina de conciertos y versos apuntados de apuro en cada viaje, para responder a las preguntas de Sudestada con la brevedad de estos tiempos urgentes, pero también con la certeza de transitar por palabras que saben de odiseas americanas y que atraviesan todas las fronteras.

-Cita con Ángeles (2003) es un disco que de algún modo remite a la agresión militar de Estados Unidos sobre Irak. ¿Qué idea atraviesa esta Segunda cita?

-Segunda cita fue una promesa pública que hice cuando estaba presentando Cita con ángeles. Entonces dije que iba a haber una segunda cita, en este caso con los ángeles que le tocaban a la realidad cubana. De eso trata casi todo este último disco, es una visión más bien introspectiva.

-En "Trovador antiguo" hay una alusión a San Antonio de los Baños, su pueblo natal. Pienso en "yo soy de donde hay un río", "llegué por San Antonio de los Baños" y tantos otros temas que rozan la misma región en sus canciones. ¿Por qué siempre vuelve a su infancia?

-Mi infancia tuvo sus verdes y sus maduras, pero de niño y en mi pueblo empecé a interesarme por la gente y por la naturaleza, atenciones que he logrado mantener hasta el día de hoy.

-Después de Descartes, se ha ido distanciando lentamente de su clásico estilo trovadoresco y ha optado por producciones más orquestales. ¿Qué lo llevó a estos cambios?

-Debe ser que cuando hago las canciones me suenan en la cabeza otros instrumentos, además de la guitarra.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 99 - junio 2011)

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Autor

Mario Figueroa