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Debate

¿Hacia dónde va la CTA?

Balance y perspectivas de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) después de las polémicas elecciones de septiembre. Entre denuncias de fraude y acusaciones cruzadas, en un clima que nada tiene que envidiarle a las prácticas de la burocracia sindical, la CTA se debate entre la fractura y un nuevo camino. Opinan el economista Eduardo Lucita y el dirigente docente Enrique Gandolfo.

"No son tan democráticos como decían", afirmó irónico Hugo Moyano. Más tarde, añadió: "Ellos criticaron mucho el funcionamiento nuestro y hoy están dando muestras de que cometieron más errores que nosotros". Las expresiones burlonas del líder de la CGT, símbolo máximo de la más rancia burocracia sindical y uno de los dirigentes vinculados a la gestión de gobierno que mayor poder concentra por estos días, sintetiza de modo inequívoco el panorama desolador que dejaron las elecciones en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) el 23 de septiembre pasado. En un proceso plagado de irregularidades, donde no faltaron denuncias de fraude, acusaciones cruzadas ni cientos de impugnaciones pendientes de resolución, la Central que marcaba diferencias con las prácticas de la CGT, que defendía la democracia interna y el respeto por la voz de sus bases, tropieza y se desgrana hoy en una crisis que puede provocar una fractura en el corto plazo. De cualquier manera, ya ha generado otras consecuencias igualmente graves: en particular, la pérdida de credibilidad de las bases, que asistieron al show pre-electoral en el escenario mediático y que, posteriormente, optaron por no concurrir al acto eleccionario (según datos oficiales, votó menos del 20% del padrón, lo que confirma la apatía general o desnuda, en todo caso, la manipulación de un padrón inflado).

Una vez más, el eje del debate previo tuvo como protagonista exclusivo al tipo de vínculo a mantener con el gobierno nacional, en la perspectiva de un año electoral a corto plazo. Una vez más, las necesidades laborales de los miles de afiliados quedaron en un segundo plano. Por eso, más allá del triunfo de la Lista 1 conducida por Pablo Micheli (131.436 votos, según el último informe de la Junta Electoral), la derrota de la Lista 10 con Hugo Yasky a la cabeza (113.187 votos), la inusual cantidad de votos en blanco (7.820) y la testimonial presencia de las otras dos listas de izquierda (la 5, con 4.265 votos y la 4, con 4.233), las elecciones confirman que, si bien no hay un ganador preciso, sí surge un derrotado inconfundible: la base de la CTA. Una lección que alcanza a quienes desde hace años empujan a la Central a la cola de diversas experiencias electoraleras y soslayan la necesidad de alentar la construcción de una alternativa política independiente en manos de los trabajadores, con la participacíon de los hombres y las mujeres de la CTA que hoy asisten a una crisis que no parece otra cosa que el epílogo crítico de un proceso generado por una conducción que en algún momento equivocó los caminos.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 94 - Noviembre 2010)

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Autor

Hugo Montero