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Plástica

Carta de una artista novata

Estimado amigo: Quizás esta carta no sea tan íntima como suponía, quizás es un intento de encontrar un receptor con el cual hacer una suerte de terapia grupal.

Me encuentro siguiendo las huellas de pasos perdidos, buscando que el viento me una en algún punto donde encuentre respuestas a mis ansias, viajando en rumbos inciertos, huyendo de certezas. La vida es una constante búsqueda de las esencias, la sencillez es la trascendencia y la lucha, el camino.

Los interrogantes, las alegrías, llantos, se materializan en trazos de pincel, de una carbonilla o grafito, en la arcilla entre los dedos. Quisiera uno que estos momentos fueran eternos, que las inmediateces económicas y tantas cosas externas no atenten contra tan pura actividad del espíritu; pero todo se interrumpe y vuelve a continuar.

Muchos días comienzan siendo ráfagas radiantes de esperanza. ¡Qué bueno es sentir que todo se puede, que vivir del arte no es una utopía, que encontraremos muchas personas que nos apoyen, que la sociedad verá cuán importante es el arte en la vida de cualquier persona, qué ya encontraremos los medios económicos para continuar con la tarea! Y nos ponemos a pintar, a dibujar, y la alegría nos desborda; ¡qué bueno creer que todo es posible! ¡qué bueno sería conservar este estado de ánimo los 365 días del año!

Pero el mundo externo, la realidad botona empieza a tironear del pelo, a dar breves palmaditas que pasan a ser cachetazos y comienza una lucha interminable.

¿Cómo explicarle a la persona que tengo frente al mostrador que soy artista, que no soy solo esa empleada que le sirve el café cada mañana? ¿Cómo explicarle al chico que pide monedas que cultivar el espíritu es tan importante como alimentar el estómago? ¿cómo explicarle al chancho del tren que con los boletos se puede hacer un hermoso collage?

¿Cómo explicar que al pintar estoy trabajando como cualquier empleado de oficina, que artista se construye y no se nace? ¿Cómo explicar que mi búsqueda es trascendente, mi aporte a esta sociedad? ¿Cómo explicar que el arte es un portavoz ideal de las diversidades humanas en este proceso mundial que intenta uniformarlo todo? ¿Cómo explicar lo que no es explicable, lo que sólo se trasmite por las vías del sentir?

Claro, todos estos interrogantes están tan lejos de las preocupaciones reales; muchas personas me han dicho que debería leer más seguido los diarios, que la vida no tiene colores, ni melodías, ni poesía. Pero, también están las otras voces; el otro día escuché una frase que decía: "Todo lo que soñamos puede ser realidad", ¿o acaso Leonardo no soñó con que el hombre pudiera volar en máquinas especiales?

Nada es más cierto que la labor del artista es muy solitaria, luchando contra los molinos de viento; pero también es verdad que toda actividad del espíritu nos libera y permite concentrarnos en nuestro propio mundo interno, encontrando nuestro verdadero ser. Al encontrar nuestras esencias, estamos hallando también las esencias de todo ser humano. El arte nos recuerda que somos humanos, nos purga y libera nuestras emociones.

Sí, sabemos que el camino es difícil, pero ya que en este asunto somos varios los que arriesgamos, ¿no será hora de amontonarnos todos de una vez y mostrarle al mundo que podemos crear algo nuevo? Así podremos potenciar nuestros anhelos y pasar de estrellas a constelaciones.

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Autor

María Dolores Mendieta