La final de la Copa Sudamericana que se jugó el 9 de noviembre en Asunción permitió conocer la pasión y el compromiso con sus colores de los hinchas del “Sabalero”, que en número de 40 mil peregrinaron hasta la capital paraguaya para asombrar al mundo. Un viaje rutero que la historia multiplicará y del que Sudestada fue parte.
1. El calor es insoportable. Combinado con la humedad, hace que en la piel brote eso que llaman sensación térmica, y que supera los 40 grados. El cielo nublado presagia lluvia, pero en las tribunas repletas de "La Nueva Olla" la sensación es otra: es una mezcla furibunda de ritual masivo, de orgullo rojo y negro, de canto popular que deja anonadados a los no iniciados y estupefactos a quienes en este momento tienen los ejes confundidos. Se trata de una final Sudamericana, pero en este momento, a minutos del comienzo del partido, el coro tribal deja un reguero de lágrimas, sonrisas y asombro.
No hace falta que les diga que soy raza/ Por mi piel escapa el alma sabalera,/ Sangre y luto es el color de mi bandera/ Y a los negros yo los llevo aquí en el alma,/ Es el negro un sentimiento que se lleva de verdad/ Y que late al compás del corazón./ Si ganara yo al infierno, por ser negro y nada más/ Moriré llevando negro el corazón./ He nacido en las orillas roja y negras,/ Yo me entiendo con la gente sabalera,/ Soy amigo del ciruja y del maestro/ Con el sordo y con el punga yo me encuentro./ Sabalé, sabalé, ¡la culpa de este pueblo sabalero!/ Sabalé, sabalé, que todo el mundo grite ¡dale Negro!/ Aéeá, yo soy sabalero, aéeá ¡sabalero, sabalero!
La cumbia de Los Palmeras copa el espacio, el sonido supera cualquier barrera. Rubén "Cacho" Deicas entona el estribillo y 40 mil almas le responden como un trueno. La hinchada de Colón acaba de dejar la vara muy alta en eso del tribunero "te sigo a todas partes". No sólo es la mayor cantidad de público que haya viajado a otro país para alentar a un equipo argentino (25 mil fue el número de hinchas de Racing en Montevideo en la final de 1967 contra el Celtic de Escocia, y 20 mil el de Boca también en esa ciudad en la consagración ante Cruzeiro por la Libertadores 1977) sino que ya es récord Guiness a nivel mundial.
La cumbia no concluye con un acorde musical, sino que literalmente explota en las gargantas que decidieron suspender ese momento y subirlo a las nubes, densas y negras, que ya están sobre el estadio del Barrio Obrero de Asunción, el bastión de Cerro Porteño, el "Ciclón" paraguayo que nunca ganó un título internacional, a diferencia del "Franjeado" Olimpia, que ganó tres Libertadores. Se van Los Palmeras del escenario con el paso apurado del show milimétrico que la Conmebol organizó con eficacia de ceos que se la creen. Los equipos ya están listos para salir a la cancha. Que los corazones aguanten, si es que pueden.
2. El ómnibus y un minibus salen de Plaza Italia en la medianoche del jueves 7 de noviembre, casi dos días antes del comienzo del partido. En la vereda de la Rural hay banderas rojinegras, bombos, cánticos, alguna cerveza ("sí, ya sé que en la cancha habrá controles de alcoholemia, pero para eso falta un montón", dice uno de los hinchas que administran las heladeritas de viaje) y mucha ansiedad. Los coordinadores del viaje buscan por nombre y apellido en sus cuadernos, cobran el viaje a los últimos rezagados y confirman los lugares para dormir la noche del viernes en un hotel cercano a terminal de colectivos de Asunción.
"La peña de Colón en Buenos Aires nació allá por 1981", dice Darío, un flaco alto que vive y trabaja en el barrio de Boedo. Ese año, el Sabalero descendió -junto con San Lorenzo- después de 16 años en Primera División, tras el ascenso ganado en 1965 como campeón de la vieja Primera B, acompañado por Quilmes como segundo.
La peña tuvo un parate y renació en 1985 con más fuerza, para quedar como punto de referencia rojinegra. Por eso le quedó el nombre de "La 85". Desde que los visitantes no pueden ir más a las canchas en el fútbol argentino (o hacerlo en cuentagotas con autorizaciones partido por partido) organiza encuentros para ver los partidos en alguna pantalla grande, especialmente los clásicos ante Unión y los encuentros por torneos internacionales. Y también imprimen remeras con alguna motivación especial, como el mapa de Sudamérica que lucieron este año.
La ruta de noche es siempre igual. Y también las estaciones de servicio, la reglamentaria pasada por el baño, el agua para el mate, el estirar las piernas un rato, el grito de los choferes para volver al micro, la ruta otra vez, la noche, hasta que amanece cerca de Paso de los Libres. Es ancha la provincia de Corrientes y lleva buena parte de la mañana cruzarla...
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada... ¿Por qué publicamos apenas un fragmento de cada artículo? Porque la subsistencia de Sudestada depende en un 100 por ciento de la venta y de la confianza con sus lectores, no recibimos subsidios ni pauta alguna, de modo que la venta directa garantiza que nuestra publicación siga en las calles. Gracias por comprender)
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