El freestyle es de las pibas

Las batallas de freestyle fueron, desde siempre, un universo machista. No sólo por el contenido de las rimas, sino por el mínimo espacio que las mujeres representaron dentro de él. En su casa en Monte Grande, Diego Franchi miraba una batalla de España de 2009. Cuando terminó de verla, llamó a Tatiana, su hija de 14 años, que probablemente estaba descansando después de llegar del colegio, el Naciones Unidas de Monte Grande.

-¡Vení a ver al pendejito este! -le dijo refiriéndose a Arkano, que ese año salió campeón nacional? ¡Tiene quince años y mirá lo que hace!

Así, sorprendiéndose por las rimas de un quinceañero español dos años después de sucedido, en 2011, se dedicaron a ver esa nacional entera, a analizarla y a debatir entre ellos. Pasados algunos años, en los cuales se encargó de atar cabos sin quererlo, Tatiana Franchi descubrió que el rap y las batallas de freestyle estaban sumidos en un ecosistema en el que se retroalimentaban el uno con el otro, a la vez que se volvía una verdadera fanática del movimiento.

Ahora está sentada en un café ubicado a pocos metros del Obelisco, con una limonada apoyada en la mesa para paliar el calor húmedo, producto de un día completamente nublado y propio de fin de año. Revuelve algunos hechos ocurridos a lo largo de 2019, pensando en cuál fue el más significativo y acompaña sus palabras con un movimiento de brazos de izquierda a derecha. Por primera vez se realizó una clasificatoria femenina de Batalla de Maestros; por primera vez más de una mujer formó parte de la Red Bull Batalla de los Gallos Argentina, el evento en habla hispana más importante y longevo de la historia; por primera vez una mujer superó cuartos de final de dicha competencia.

La vida de Franchi también fue un in crescendo de buenas noticias y logros personales que parecían lejanos. Fue convocada para ser jurada de Cultura Rap, la competencia underground más importante de Buenos Aires y el país; la designaron como jurada en Triple F, la primera liga profesional exclusiva para competidoras y fue comentarista del streaming de la Final Nacional de Batalla de los Gallos en el Luna Park. Pero, ¿cómo logró, en tan poco tiempo, tanto reconocimiento dentro de un movimiento tan cerrado para las mujeres? Para responder a esto, es necesario ubicarse años atrás.

Mientras que, para muchos, el fin del secundario se convierte en un calvario por la incertidumbre que representa la elección de una carrera universitaria, para ella no significó más que un simple trámite. Salió del secundario y se anotó en la Licenciatura en Periodismo en la Universidad de Lomas de Zamora, empujada por su fanatismo por Racing, pasión que heredó de su padre al igual que el freestyle. Al sentirse incompleta con el periodismo, decidió hacer Comunicación Social en simultaneidad y adentrarse en el campo que más le atrae hasta el día de hoy y que es clave para entender todo lo que sucedió alrededor de ella: el de la investigación.

Sus primeros pasos periodísticos se dieron en las categorías inferiores del club de sus amores y todo marchó correcto hasta que los eventos de freestyle comenzaron a superponerse con los partidos.

En estos últimos tres años, la ola feminista integró a cantidades de mujeres a la lucha política por la igualdad de género y a poner en tela de juicio comportamientos o actitudes que antes pasaban desapercibidas. Franchi, llevándolo a su campo, no fue la excepción. "Me re flasheó que hubiera una sola mujer en un escenario lleno de hombres", dice refiriéndose a Tink en la Red Bull de 2016 realizada en Tecnópolis. Durante un tiempo, se cuestionó por qué en el freestyle había tan pocas mujeres.

En septiembre de 2018, Gonzo Vizán, un humorista de Hurlingham al que Franchi admiraba, pospuso una fecha de su propia competencia, Pueblo Rapper, porque se superponía con Riña de Gallas, un evento de freestyle femenino que se realizó en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. "Para mí era un viaje de casi dos horas y media. Era tomarme un colectivo, un tren, otro colectivo, otro tren", dijo Franchi entre risas. Pero a ella poco le importó la distancia...

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