En su nuevo disco acústico, Chango, grabado sólo con guitarra y voz, el cantautor santiagueño Raly Barrionuevo decidió homenajear a la obra del Chango Rodríguez, el folklorista riojano que se volvió uno de los emblemas populares de Córdoba aunque fue relegado por la cultura dominante, tras cumplir una condena de cuatro años de cárcel por haber matado a un hombre. Con esos recuerdos, Raly conectó sus propias vivencias desde los años noventa en Córdoba, donde se radicó a los 17 años, en esos días de estudios, canciones y militancia que definieron sus rumbos como artista. Una vez más junto a Sudestada, Raly comparte aquí los disparadores del disco, a la par de sus nuevos caminos.
Hay otras Córdobas. No las que muestran la TV y las páginas Web de la felicidad turística al compás de las loas a la soja contaminante y los discursos de conveniencia de los funcionarios que se autoproclaman presidenciables mientras aseguran prebendas y arreglos con entornos oscuros. Otra sociedad, otras culturas, al margen de la conservadora y clerical que sesgaron la evolución política de La Docta, brotan en su historia y en su presente. Y allí están las músicas, los cantores populares, para darles cuerpo a esas otras voces y memorias: otra Córdoba emerge desde abajo.
Uno de sus testigos es el cantautor santiagueño Raly Barrionuevo, radicado allí desde 1990: cuando tenía 17 años, junto a su hermano Daniel (un año y medio mayor), dejó su Frías natal rumbo a esa ciudad para estudiar, como tantos changos de distintas provincias. "Córdoba fue determinante en mi música y en mí. Yo llegué con mucho miedo e inexperiencia: recuerdo que vivía en una pensión en la calle Rivadavia y Olmos. Y comencé a ir a las peñas y a desandar las calles del barrio Alberdi, donde luego terminamos viviendo con mi hermano, cerca del Clínicas. Hemos andado mucho esas calles", rememora.
Dos meses atrás, estuvo en Buenos Aires, apenas dos o tres días, para cantar y reencontrarse con amigos. Al mediodía de un viernes porteño, en pleno descanso, compartió con Sudestada esas imágenes iniciales de Córdoba en él. "Cuando la conocí a Mariana, que fue luego mi compañera, íbamos a todas las marchas habidas y por haber con ella, que venía con una formación marxista. Yo entonces no tenía ninguna formación política. Sí una intuición de por dónde tenía que ir la cosa. Pero Mariana había hecho un trabajo social muy fuerte en los barrios. Y comenzamos a ir a las marchas y a participar de las ollas populares: en los años noventa pasaba de todo en Córdoba. Hasta la revuelta de 1995, tremenda, cuando se quemó la Casa Radical. De todo eso participamos, y de ahí salieron mi "Chacarera del exilio" y otras canciones... Hace ocho años que vivo en el campo, en Unquillo, pero todas esas vivencias fueron determinantes".
Pero antes estuvo la bohemia, la vida estudiantil y la búsqueda sonora: allá por las calles del barrio Alberdi, donde pateaba las peñas y los ámbitos culturales, "me reencontré con un recuerdo de mi infancia: me volvieron a pegar con fuerza las canciones del Chango Rodríguez", cuenta Raly, y esa de su memoria se entrevera con la Córdoba del presente. En su nuevo disco Chango (su noveno trabajo), el santiagueño sobrevuela esos universos -esas melodías- a modo de homenaje acústico a la obra del Chango Rodríguez, el cantor y folklorista riojano fallecido en 1975 y que se volvió uno de los emblemas culturales de la provincia. Córdoba fue su voz, su inspiración, su territorio: el Chango se embebió de la picaresca provinciana y creó canciones inimitables (así como sus rasguidos y sus punteos en chacareras y zambas).
Raly eligió nueve de ellas y las grabó en este álbum (con el que estrena su sello Disco Trashumante) en una forma no convencional: en una sola toma de más de diez horas de su voz y sus guitarras (de seis y doce cuerdas, la criolla y la de acero) y un requinto. Sin sobre-grabaciones. Aquí, la voz de Raly -siempre refinada y dúctil en sus matices, en su profundidad sin gritos- y de toda Córdoba, desde la inicial e íntima "Zamba de abril", o al interpretar la chacarera "La patrulla" con fraseo cordobés, diciendo: "Una vez un santiagueño, se empachó con vino y fiambre/ y gritaba como chancho, que lo han atao con alambre". Y Chango cierra con el mismo espíritu folk que también halla Raly con sus guitarras acústica, aquí con su versión de "Vidala de la copla".
Pero el disco no es sólo una reivindicación estética del Chango Rodríguez: si es cierto que las clases populares de Córdoba siempre lo vivieron y celebraron como propio, a la vez fue relegado por la cultura dominante tras un hecho oscuro, en el que se lo acusó y condenó por haber matado a un hombre. Por ello cumplió una condena de cuatro años de cárcel, entre 1963 y 1967. "Después de aquel episodio de la cárcel -sabe Raly-, la sociedad cordobesa, tan conservadora, lo hizo a un lado y lo mandó a un cajón. Pero en la música del Chango hay algo maravilloso: el tipo se armó de abajo, en la popu. La popular lo bancó y eso es maravilloso. Y por eso me parece una buena reivindicación: porque ahora al Chango se lo tienen que fumar todos".
Y Raly larga una carcajada: "Ojo, sus canciones siempre estuvieron desde abajo y eso me gusta. Por más
que haya sido un negado de la historia, me parece una reivindicación necesaria. Al menos para mí". Hacer su música "es devolverle un poco a Córdoba con su símbolo tal vez más fuerte". Al disco, dice, lo venía pensando hacía mucho "pero le daba vueltas a la idea". Hasta que un día, su amigo, el Fede Racca, abogado y escritor de Unquillo que hizo un libro sobre el Chango, le dijo: "Agarrá esa guitarra, andate al estudio y grabalo. Dejate de pensar tanto. Te tiene que salir de tu inconsciente". Y Raly llamó a su cumpa ingeniero de grabación, Teby Cavoti, y le dijo: "Voy para tu estudio de Villa Allende". Cargó sus guitarras en su jeep y, cuando llegó, microfonearon las
guitarras, la voz, y Raly dijo: "Apretá REC y nos vemos a la salida. Ese fue el concepto".
-¿Cómo hiciste la selección de temas?
-A algunos los tenía pensados e iban sí o sí, como "Zamba de abril", a "Corazón santiagueño" lo quería hacer, a "Coplita de amor" y "De Alberdi", también. Pero a los demás ("Luna de Tartagal", "De mi Madre", "La patrulla", "Vidala de la copla") se me ocurrió grabarlos en el estudio: tenía la lista y fui viendo, sin ensayo ni nada. Todo fue improvisado. Por ahí probaba un punteo y listo. Y mientras cantaba iba improvisando todo. Era la única forma de que saliera así: desde el inconsciente.
¿Cuándo comienza a nacer el disco Chango? ¿Qué orígenes atesora? Por ahí, piensa, con la memoria en Frías, en el disco Adiós de Los de Alberdi, que escuchaba de niño: ahí estaban las obras del Chango "Luna cautiva" y, entre otras, la testimonial "Marea del estudiante". Explica Raly: "El Chango escribe 'Marea del estudiante' cuando se entera del asesinato de un estudiante de ingeniería en el Cordobazo, frente al Cinerama: era Santiago Pampillón"
(La nota completa en la Sudestada N° 135 - diciembre de 2014)
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