Buscar

Nuestra América

Incendios en Valparaíso: Rastros del fuego

El 12 de abril de 2014 será recordado como una fecha amarga para Valparaíso. Esa jornada, el fuego comenzó en la parte más alta del cordón de cerros, un incendio de pastizales que acabó devorando las calles y pasajes de un puñado de barrios, y se llevó los hogares de miles de personas. 15 muertos, 12.900 damnificados y 3 mil viviendas destruidas en los cerros por las llamas que descubrieron, una vez más, el abandono del Estado. Desde la zona de fuego, la mirada de los pobladores frente a un acontecimiento que, como los trazos negros del fuego en los muros, no se borrará en mucho tiempo.

Uno. Tras el fuego, el temor es a la lluvia. La gente mira el cielo y el pronóstico en TV y radio. Hace algunas semanas parecía que se venía un aguacero que empeoraría el desastre, si cabe. Subir al cerro, arriba de la avenida Alemania, es asistir al drama donde el trabajo intenta transformar la devastación. Los que se quedaron sin casa, los siniestrados, como les llamó la estadística, apuran el martilleo de vigas y latas. Los voluntarios van y vienen con paneles para armar las viviendas de emergencia, las mediaguas. Se escuchan serruchos eléctricos mientras carabineros e infantes de marina rondan los sectores estragados. "Tuvimos dos minutos para llorar", dicen varios. Luego, viene pararse y reconstruir. Casas y vidas.

Dos. Sábado, 12 horas. Esquina de las calles Uruguay y Victoria. La gente hormiguea por las veredas. Es día de feria, de compras. Como siempre, el sector es una alfombra de comerciantes callejeros que venden desde repuestos de celulares y herramientas hasta ropa usada y cachureos (objetos) varios. La estampa de una ciudad empobrecida. Abordo un taxi colectivo al cerro El Litre. Voy al paradero 4 y medio. "¿Llega hasta ahí?". El chofer no está seguro porque los uniformados van dosificando el acceso a las alturas y cambian el tránsito cada tanto. Además, los camiones aún bajan escombros. Le pregunta a un colega, quien dice que sí, que ahora llegan hasta el paradero 6. El auto se llena con pasajeros y asciende veloz por dos o tres subidas que serían irremontables para un micro. Quizás sólo para un ascensor... pero El Litre es uno de los cerros porteños que hace años se quedó sin uno. Además, si se pudiera construir debiera extender su riel hasta muy arriba pues la población creció y se empina hasta darle la vuelta al cerro, hasta las tomas de El Vergel, los más pobres de los pobres ¿Un ascensor que hiciera escalas sería la solución para este cerro? ¿Un ascensor con estaciones con nombres tan vernáculos como "paradero 4 y medio" o "paradero 9 3/4"? ¿O un funicular de frentón? ¿Cuánto se demoraron los carros de bomberos en llegar hasta el fuego...?

(La nota completa en la edición gráfica)

Comentarios

Autor

Felipe Montalva (desde Valparaíso)