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En la calle

Sucedió en Las Heras

En 2006 un reclamo de los trabajadores petroleros en Las Heras, provincia de Santa Cruz, derivó en una serie de enfrentamientos con la policía local. En la confusión y el tumulto, el policía Jorge Sayago fue asesinado de un balazo. Urgida por buscar culpables, la Justicia adicta al poder político señaló con el dedo a los obreros, apuró expedientes, torturó sospechosos y sembró el terror en el pueblo. El resultado es la crónica que sigue y una lucha que persiste, la de los trabajadores que, en palabras de Osvaldo Bayer, ocupan hoy el lugar de Sacco y Vanzetti: elegidos por el sistema para pagar las culpas y barrer la mugre debajo de la alfombra.

Es 8 de marzo de 2006 en Las Heras, Santa Cruz. Es­ta historia no empieza ahora, pero sí se inicia un capítulo clave. En este pueblo de apenas 18 mil habitantes, cercado por el desierto gris y el viento infatigable, nadie imaginaría una huelga obrera, piquetes, puebladas, represión... y sin embargo, suceden. Darío Catrihuala, Juan Pablo Bilbao, Alexis Pérez y Ramón Cortés son los detenidos por "homicidio doblemente calificado". Un quinto detenido, Juan Domingo Bilbao, es acusado por "coacción agravada". Los suben a la camioneta policial y, aunque están acostumbrados a los golpes, al ultraje de la mal llamada Justicia, el calvario no es menos insoportable. "Pedía a dios que se diera vuelta la camioneta", dirá Ramón años después. El final del camino es Puerto Deseado, a 70 kilómetros de Las Heras. Tal es el modo que ha encontrado la jueza Graciela Ruata de Leone para evitar que la solidaridad de los compañeros extienda sus manos hasta los detenidos.

Al día siguiente once más son procesados y detenidos. El viernes 10, dos más. Ya están los acusados, pero sobre todo, ya están los culpables. Es caso cerrado para la Justicia.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada)

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Autor

Violeta Tortolini y Leonardo Lopresti