Un poema desconocido de Juan Gelman es, a la vez, una pista y una huella para dar con el rastro de un tiempo. Y de un editor apasionado, Alberto Burnichon, quien en los setenta encaró la aventura de su época a través de la publicación de libros que rompían el molde. Otro poeta, Jorge Boccanera, indaga en los rastros del poema Identidades, entrecruza la historia desconocida del editor y el recuerdo de Sábat, hasta abrir una ventana al Gelman entrañable. Además, algunos poemas inéditos del libro póstumo de Juan, amaramara
I. Un poco de historia
Circunstancias diversas en el tiempo acercan al poeta Juan Gelman y al editor Alberto Burnichon: la celebración de la vida, la apuesta por la imaginación, el debate de las ideas. Con ambos se ensañaría la dictadura militar entronizada en el poder en 1976. El editor fue arrancado de su domicilio el mismo día del golpe, un 24 de marzo, y asesinado. El poeta sufrió persecución y exilio. Su hijo y María Claudia, su nuera embarazada, fueron secuestrados en agosto de ese año y asesinados. La nieta, Macarena, entregada a un matrimonio uruguayo, sería recuperada por Gelman en Montevideo en 2000, tras una extensa búsqueda empedrada de pistas falsas.
En 2013 dos hechos culturales convocaron sus nombres: a fines de agosto Gelman hizo un viaje a Buenos Aires (desoyendo aun la voz de sus médicos), para presentar en la Biblioteca Nacional su último libro titulado Hoy. Mientras que a inicios de septiembre se presentó en Córdoba Alberto Burnichon. El delito de editar, un libro entre el testimonio y el ensayo.
Lo azaroso hizo que por esos días yo estuviese comprometido a participar en ambos actos (al segundo no pude asistir por el fallecimiento de mi padre); por un lado Gelman entregaba un nuevo libro tras la publicación en 2012 de sus voluminosa Poesía reunida. El poeta inagotable, siempre renovado, había virado a pequeños poemas en prosa. La intensidad estaba a cargo de una condensación de sentido por medio de núcleos internos que se desplazan, conectan y resignifican. Un simbolismo reconcentrado se abría a múltiples visiones en temas que le son recurrentes: la infancia de las cosas, el amor, la revolución, la espesura del vacío, la memoria, el exilio, la indagación del sí mismo.
Respecto de Burnichon, se intentaba sacar del olvido el caso del editor silenciado, ignorado, que contrasta con su amplio despliegue en diversos planos de la cultura coronado con una labor editorial que se extendió desde 1957 hasta su muerte, poniendo en circulación tanto el pensamiento y la ficción de enormes escritores, como también la voz de los desconocidos y postergados. En un párrafo breve del libro La perla, editado en 2012, una sobreviviente hace referencia a un "editor de libros" sin nombre, al que sus captores trataban de "judío sionista", que "había aparecido muerto en un aljibe en Mendiolaza". Un anexo del libro lo rescata con su identidad al incluirlo en la lista de secuestrados y ejecutados en Córdoba. Pero hay que decir que en general su caso ha sido ignorado en la bibliografía que se ocupa del tema de las víctimas del terrorismo de Estado.
El testimonio de su esposa María Saleme, reproducido en El delito de editar, echa claridad al asunto: "El 24 de marzo de 1976, a las 0.30, nuestra casa de Villa Rivera Indarte en Córdoba fue allanada por varios hombres en uniforme cargando rifles" que destruyeron la vivienda. Agrega que el matrimonio y su hijo David fueron secuestrados, que luego ella y su hijo fueron liberados, y concluye: "El cuerpo de mi esposo fue encontrado después con siete heridas de bala en la garganta".
Si bien desde 1996 -a 20 años del hecho- se realizaron muestras de homenaje y un año después se instituyó un premio con su nombre al mejor libro editado en Córdoba, en el marco de la Feria del Libro de esa provincia, no cabe duda de que junto a sus familiares, fue el poeta Aldo Parfeniuk quien bregó por sacar el tema del olvido con dos títulos -Libro de Homenaje a Alberto Burnichon (2006) y Alberto Burnichon: el delito de editar (2013)- en los que resume el análisis de la labor del editor, como también los homenajes y testimonios de artistas y escritores que fueran sus amigos.
II. Identidades
Entrevisté a Parfeniuk para reseñar el citado libro; hacia finales del año pasado mantuvimos un diálogo sobre distintos aspectos del caso. Y fue allí que se cruzó un dato: en el catálogo del sello "Burnichon" figuraba el cuadernillo Identidades con siete dibujos de Hermenegildo Sábat y un poema de Juan Gelman editado en 1973. La sorpresa fue mayor cuando, luego de llegar al dato de esa plaqueta de manera casual, Parfeniuk me mandó por email el texto de Gelman, y meses después generosamente el nieto del editor, Iván Burnichon, me hizo llegar por correo aquel ejemplar.
Era un poema no recogido en libro. Un texto que impacta porque a modo de poética su autor sintetiza una dialéctica que define sus búsquedas, una lucha de opuestos que tensionan las imágenes y que además expresan las vicisitudes de quien intenta plasmarlo en el papel. En un mensaje llegué a comentarle a Gelman la aparición de la plaqueta y la fuerza de sus imágenes. Le escribí: "Es redondo en el tema que nos obsesiona".
(La nota completa en Sudestada N° 126 - marzo 2014)
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