Montoneros Silvestres se sustenta en un trabajo que le llevó doce años a su autor, Mariano Pacheco. Militante de esos MTD surgidos al calor de 2001 en la zona sur del conurbano bonaerense, Pacheco recogió testimonios de los militantes montoneros que llegaron a esa región luego de producido el golpe de 1976. El libro, de próxima aparición, es un recorrido por las historias de vida y de militancia por aquellos años, pero también da cuenta del contexto político de la organización a partir de sus documentos y publicaciones.
De Córdoba al Conurbano (Pepe y Lili, I)
Para cuando se produce la asunción de la Junta de Comandantes, Pepe era estudiante en la Facultad de Matemática de la Universidad Nacional de Córdoba. Cursaba cuarto año de la carrera de Astronomía, y estaba muy entusiasmado con su militancia estudiantil del año anterior. En 1975, transcurrido ya doce meses desde la muerte de Perón, se decidió a integrarse al peronismo revolucionario, luego de discutir sus ideas con algunos militantes de la facultad, que se definían más de izquierda que peronistas a la hora de dar cuenta de su pertenencia al interior de la "izquierda peronista". La agrupación de la que participaba, integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), había ganado el Centro de Estudiantes, así que a pesar de los golpes de la represión, y de la ilegalidad de muchos cuadros de la organización -que habían pasado a la clandestinidad en septiembre de 1974- la actividad política legal, abierta, era intensa. "Éramos unos 120 alumnos de la agrupación en toda la facultad. Hacíamos un trabajo muy bueno, sobre todo de investigación. Entro a militar con Daniel, al que después lo mató Menéndez en Córdoba, luego de un secuestro. Mi primer acto de militante fue tomar la Facultad de Arquitectura. Hacíamos pegatinas, pintadas; nuestra militancia, en ese momento, no pasaba más de ahí".
El golpe de marzo del 76, sin embargo, lo cambió todo. En el país, en la provincia, y también en su vida personal. Durante esas semanas -abril, mayo, Pepe no lo recuerda con precisión- la conducción de JUP Córdoba -que era, a su vez, la conducción regional de Montoneros- comienza a reunirse en lo de Ludmila, su compañera, que vivía en un departamento arriba del suyo. Para entonces, las estructuras de Montoneros en la ciudad mediterránea ya estaban muy golpeadas, producto de la represión ilegal desatada por el Comando Libertadores de América durante todo el año anterior.
Así y todo, seguían con sus actividades... al menos hasta julio, cuando la dictadura les asestó un golpe del que no podrían recuperarse: toda la conducción de JUP cae en un allanamiento al departamento de Ludmila, ubicado en el centro de la ciudad. "Cuando cae esa casa me tengo que abrir, dejar la facultad, pasar a la clandestinidad, obviamente. Nos quedamos en Córdoba hasta octubre. Porque la decisión que se toma a nivel nacional fue que los compañeros que éramos ilegales nos fuéramos a Buenos Aires. Nos fuimos en tres camadas, éramos muchísimos compañeros. Creo que yo viajo en la segunda camada y cuando llego allá me encuentro con que había 30 compañeros de Córdoba que yo no conocía".
Entre esos militantes se encontraba Lili.
Ella también había empezado a militar en 1975. Entonces había iniciado su primer año de la carrera de Psicología, al igual que Pepe, en la Universidad Nacional de Córdoba. Fue a través de un grupo de amigos que se incorporó a la JUP. "En realidad éramos un grupo de adolescentes que nos sentábamos a tocar la guitarra y a leer a Marx y a Lenin. Teníamos entre 16 y 18 años. Éramos un grupo que fue creciendo y potenciando sus conocimientos y compromisos políticos e ideológicos. En aquel entonces estaba Pablo, que desapareció teniendo 19 años. Él militaba en la UES, y fue un poco el líder del grupo, junto con su hermano y otros compañeros. Yo era medio zurda, así que se me planteaba el dilema: ¿PRT o Montoneros? Tenía un lío bárbaro. Pero después, charlando con Pablo, él me convenció y me introdujo en Montoneros".
Poco a poco Lili fue cambiando su visión acerca del peronismo, y luego de varias charlas con Pablo, que le insistía en que tenía que valorar más esa identidad política del pueblo, fue acercándose a otro tipo de posiciones, de izquierda pero con una orientación más plebeya. "Él empezó a traerme libros, revistas, y yo leía y leía. Así que ahí ingreso en la JUP y enseguida fui elegida delegada de curso. Eso fue a principios de 1975. Para fin de año ya era ilegal, y estaba en el aparato militar".
(La nota completa en Sudestada N° 126 - marzo 2014)
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