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Entrevista con Martas Rojas

El periodismo es un bichito avaro

La emblemática periodista cubana Marta Rojas, quien se convirtió en un faro del oficio desde su irrupción en 1953 con la cobertura de la toma del cuartel de Moncada, recibió a Sudestada en la redacción de Granma. Las redes sociales, el periodismo bajo la sombra de la Revolución y el lugar de Granma como referencia, en una charla apasionante

Desde la redacción del mítico Gramma, en Cuba, Marta Rojas nos abre las puertas de su historia como periodista, desde aquella primera incrusión como cronista -casi por casualidad- de la toma del Moncada en 1953, y de su mirada que se renueva al ritmo de las nuevas tecnologías. Palabras de una periodista revolucionaria, siempre en marcha y bregando por los cambios.

- ¿Cómo ve el periodismo latinoamericano en el contexto de las nuevas tecnologías y las redes sociales, sobre todo el cubano?

-Pienso que serían lo mejor del mundo si no tuvieran tanta presencia, a partir de los poderes económicos, los Estados Unidos. No porque existan como medios de información simplemente, sino por lo poderosos que son y lo que representan la mayoría de las veces, y las injerencias irrespetuosas que tienen con respecto a la soberanía de los países latinoamericanos y en el mundo. Ahora mismo lo vemos en Siria, antes fue Irak, lo ha sido en Venezuela en relación con las elecciones luego de la muerte del presidente Hugo Chávez, e incluso lo veo en la Argentina con respecto a su derecho sobre las Malvinas. No hay que olvidar a Honduras en el golpe de Estado al presidente constitucional. Por citar sólo algunos ejemplos. Sin embargo, esto no quiere decir que yo esté contra la revolución informática. La información digital es hoy casi imprescindible para el desarrollo. El que tiene información cuenta con un pedazo o pedacito de poder o una gran tajada del pastel, ¿acaso la confesión no fue un arma de poder para la Iglesia desde los anales?

Los americanos, del Río Grande a la Patagonia (ya sabemos que Estado Unidos como país se ha arrogado el nombre de América, con las islas incluidas), tenemos que sacarle el máximo provecho a esa arma que Julio Verne no previó. Pero tenemos que trabajar como hormiguitas, o como laboriosas abejas; de ese modo sería una carta de triunfo. Ahora bien, es indispensable que la mayor cantidad de gente esté "conectada". Hay una realidad de muchos campesinos, indígenas, trabajadores de pocos recursos e incluso periodistas, con una visión progresista pero que no disponen todavía de esa arma tan expedita y poderosa. Mi punto de vista está muy lejos de ser pesimista. Voto con mis dos manos por esas redes sociales, como hubiera votado a favor de la imprenta y de Gutemberg, cuando la imprenta sacó de los monasterios el conocimiento y se regó por el mundo. La imprenta propagó la información, la literatura, la poesía, los avances científicos y acercó a los seres humanos. Ahora, dada la rapidez con que podemos comunicarnos, es necesaria una urdimbre, un tejido de macramé en nuestros países que sea capaz de hacerles frente a las "corporaciones", para llamar de alguna manera a los macro-servidores que difunden esa formidable voz electrónica para manipular nuestras mentes y, por tanto, nuestro proyecto de vida (colectivamente) en el orden intelectual, económico y político. Redes sociales sí, pero para servirnos de ella, y defendernos de los que quieran reducirnos en América Latina, y para expresar nuestra riqueza cultural entre otros bienes.

En cuanto a Cuba, estamos en desventaja tecnológica y económica. No es una frase estereotipada, es una realidad. Es bien serio soportar un bloqueo económico de medio siglo, que obviamente dificulta el acceso a las comunicaciones, vía redes y otras, tanto en el campo de la ciencia como en el del periodismo, y en todo un universo de cosas. Sí es alto e importante el impacto mediático de las redes en Cuba. Acá existe, incluso, una Universidad Informática y en la actualidad muchos periodistas, tanto en la capital como en provincias, tienen su blog y hay varios periódicos digitales; por ejemplo: La Jiribilla, una pionera, de corte cultural; Cuba Now; Cubadebate, Ecured (nuestro modesta enciclopedia "Google"), y otros más, especializados en Medicina, Deporte, Literatura, etcétera. A esto se añaden las páginas web de periódicos, como Granma, Juventud Rebelde, Prensa Latina y otras publicaciones. Sin embargo están lejos de satisfacer las necesidades y proyección dentro y fuera de Cuba, entre otras razones, y quizás la principal porque no soy especialista en el tema, porque nuestra tecnología no es de punta.
Creo que el periodismo latinoamericano podría ser mejor si tuviéramos un poco más de recursos. Un ejemplo interesantísimo, obviamente positivo, es Telesur, creada por Chávez en Venezuela.

-¿Qué diferencias encuentra en aquel periodismo, que ejercían en los últimos años de la década del 50 cuando se asomaba la Revolución en Cuba, y el actual?

-Son muy diferentes. Pues me preguntas sobre los últimos años de la década del 50. Y entre 1953 -año del centenario de José Martí y en el que el joven abogado Fidel Castro dirige el asalto al Moncada- y 1959 fueron años de censura de prensa, casi en su totalidad. De manera que la prensa no jugaba objetivamente -en sentido general- su papel informativo y/o crítico. Entonces yo era muy joven, comencé a ejercer el periodismo en 1953, recién graduada. Fue ese mismo año, en octubre, cuando entré como reportera en la revista Bohemia. En verdad, una de las más importantes revistas de América Latina y la mejor de Cuba. Abanderada de las mejores causas de nuestro continente. Pioneras en el periodismo de investigación, en su sección más leída, "En Cuba". En períodos de censura, hacíamos las notas de investigación sobre política y sociedad, sobre economía o campo laboral para publicarlas cuando se suspendiera.

(La nota completa en Sudestada Nº 122, agosto de 2013)

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Autor

Pedro Solans