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Nuestra América

Guayana. Una colonia rebelde

Referencia del bloque unitario que pelea desde hace décadas por la independencia de su patria, el poeta y militante Raymond Charlotte pasó por Buenos Aires. Entrevistado por Sudestada, detalló los avances de una lucha que pretende romper con el pesado influjo del colonialismo en América.

Más del 70 por ciento de los guyaneses se expresaron por un cambio en el único enclave colonial que tiene América del Sur en suelo continental, pero el continente padece cerca de una veintena de islas no independientes y un país militarizado como Haití. En el último referéndum que Francia organizó en su resabio colonial, por iniciativa del gobierno de Nicolás Sarkozy, más del 77 por ciento de los habitantes de la Guayana Francesa se abstuvo, dando claras señales de que ya no alcanzan los magros euros que reparte la Unión Europea para dormir las conciencias libertarias de un pueblo mayoritariamente afrodescendiente.
El panorama es alentador para las organizaciones independentistas de Cayenne que anhelan que sus vecinos despierten ante la base aeroespacial y militar de Europa en tierra sudamericana. Por eso, dentro de sus actividades, los máximos líderes visitan los países vecinos para dar a conocer qué pasa en ese territorio caribeño rico en minerales que la OTAN usa para lanzar cohetes al espacio y espiar y controlar militarmente el Sur.
En ese contexto, el líder independentista de la Guayana francesa y cofundador de la Organización Guyanés de Derechos Humanos (OGDH), Raymond Charlotte, dialogó en forma exclusiva con Sudestada en la Argentina, donde participó de un Congreso de Economía Solidaria. "La posición de lucha en Cayenne es intransigente. La integración de Guayana debe ser sin Francia en América Latina", señaló el dirigente de los Derechos Humanos.
Llovía en Buenos Aires cuando el independentista guyanés esperaba en un hotel céntrico para denunciar la situación la Guayana. Con un sombrero que no pasaba desapercibido y envuelto en la bandera de colores caribeños y selváticos, era la atracción del lobby hotelero. Un abrazo abrió la conversación.
Se levantó la camisola y mostró las heridas por las balas y tormentos que recibió en los diversos atentados que sufrió. "Fui varias veces encarcelado por presunto terrorista y estuve cuatro años preso en una cárcel parisina por disturbio social en Cayenne. La última vez, un juez francés quiso canjear mi cese de actividades políticas por una jubilación que me permitía vivir bien en París. Pero me volví a Cayenne en un buque de carga". Sonrió y esperó que el periodista Mariano Saravia tradujera su francés españolizado...

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada)

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Autor

Pedro Solans