Mientras presenta su último libro, Los caminos de Belgrano, despunta el vicio del periodismo en innumerables proyectos alternativos sin descuidar su trabajo docente y se define políticamente como artiguista. Observador crítico del kirchnerismo, admite en esta entrevista las dificultades que tienen las organizaciones políticas y sociales para vincularse con la gente.
Rosario. Bicentenario de la creación de la bandera argentina. En el palco frente al Monumento a la Bandera, socialistas y kirchneristas se pelean por aparecer en las fotos en medio de un gran despliegue de recursos y con una cobertura especial del diario La Capital.
Ese mismo día, en la periferia de la ciudad, sin un recuadro que informe del evento en el principal diario de Rosario, se celebra en el barrio Ludueña el Carnaval de Pocho, en homenaje al cumpleaños de Pocho Leprati, el activista social asesinado por la policía el 19 de diciembre de 2001 mientras protegía a los pibes de una escuela. Organizaciones sociales y vecinos se congregan para discutir estrategias y celebrar, las murgas recorren los barrios, las doñas venden tortafritas, se exponen productos de la economía solidaria y los cantos denuncian el asesinato de sus jóvenes rosarinos, la corrupción política, la falta de tierra y vivienda y el proyecto de país que tejen socialistas y kirchneristas. Ese que ostenta una economía basada en la siembra indiscriminada de soja, la explotación sin coto de los recursos naturales y el reparto desigual de la riqueza con megaproyectos de infraestructura a costa del desplazamiento de la población más pobre.
Esa misma semana, en el auditorio de ATE Rosario, Carlos del Frade presenta el libro Los Caminos de Belgrano (de la editorial independiente Último Recurso), en el que, esquivando la historia oficial, el periodista analiza los ideales del creador de la bandera a la luz de la Argentina de hoy, la de los barrios y las escuelas, los pueblos originarios y las economías regionales, a los que el prócer del billete de diez pesos intentó acercarse.
Técnico superior en periodismo, Del Frade llegó a ser jefe de redacción del diario El Ciudadano y conductor del programa matinal de LT8, una de las principales radios de Rosario. "Me echaron como a un perro por mi ideas políticas y mi actividad gremial", aclara. Hoy se reparte entre numerosos medios alternativos o locales (Rebelión, Agencia de Noticias Pelota de Trapo, FM Red TL, Televisión Regional de San Lorenzo, Radio Universidad de Rosario y la revistas El Eslabón, El Vecino, entre otras), además de un programa los sábados a la mañana en Radio Splendid y una intensa actividad docente por todo el país. Desde 2009, por ejemplo, dicta en diferentes pueblos del interior el seminario "Historia política de la esperanza", sobre el bicentenario argentino. Más allá de toda esta incansable actividad, el año pasado también fue candidato a legislador por Proyecto Sur. Sacó 60.426 votos que lo habilitaban para asumir el cargo, si no fuera porque a último momento la justicia invocó un viejo decreto de la dictadura que hacía insuficiente esa cantidad. Su banca la ocupó un legislador del Pro. "Yo digo que cada uno cosecha lo que siembra. Viví denunciando a los integrantes de la Corte Suprema de la provincia y me iban a cobrar esa factura. Me aplicaron un decreto de la dictadura, a mí que tengo diez libros sobre la dictadura. Es así de coherente el sistema", confiesa mientras duda de que vuelva a presentarse, cada vez más convencido de que la política se ejerce a nivel local y popular, por los barrios, en el interior, lejos de los grandes escenarios y centros de poder. "La gente en la calle te dice: ‘la próxima'. Pero yo no sé si volvería a presentarme. Soy artiguista, soy de la idea de que hay que construir desde el interior hacia el exterior".
Un trabajo de todos los díasEn Rosario algunos militantes sociales dicen que hay dos Carlitos típicos de la ciudad: el tostado de jamón y queso con ketchup y Del Frade. La cita con Sudestada es un domingo por la mañana en una estación de servicio al borde del barrio Sur, entre talleres mecánicos, frente a la placita del Che y un ex predio ferroviario.
-Construís desde muchos lados: universidades, medios comunitarios, Radio Splendid, la CTA, e incluso como parte de la comisión investigadora del triple crimen del Barrio Moreno... ¿Cómo manejás todos esos frentes?
-Con la desesperación de ganarme el peso, hace doce años que no tengo trabajo en blanco en ningún lado. Me echaron de todos lados por mis ideas políticas y gremiales. Así que tengo vivir laburando, programa a la mañana, a la noche, programa de televisión en localidades chiquitas... No me quejo, porque soy feliz, pero al mismo tiempo siento que tengo que hacer otra cosa, además de sostener lo personal y lo familiar. Porque sé que hay gente que no puede hacerlo: porque el obrero se mata todo el día y no le da para ir a una asamblea.
Lo que hay que hacer es mostrar lo que se hace, difundir la información precisa. Ser muy honesto y muy humilde e ir avanzando desde el afecto para ser más, si no terminamos sólo en células autoconvencidas.
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 110 - julio 2012)
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