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Malditos

Amy Winehouse: Esplendor y oscuridad

Después de su temprana muerte (y el ingreso al "Club de los 27), una mirada sobre la artista que, más allá de su vida breve y convulsionada, nos dejó destellos de interpretaciones vibrantes y de una voz cargada de expresividad.

La expresiva voz de contralto envuelve el gran teatro atestado de oyentes. La emotiva canción evoca un amor ardiente e insufrible: ceguera y destino resignado, recuerdos que obnubilan la mente, vanas posibilidades de realización. "El amor es una partida perdida... el amor es un juego perdido" entona Amy Winehouse, acompasada por los suaves sonidos de viento y cuerda. Durante su vibrante interpretación, en el rostro de la cantante se esboza una sonrisa cómplice; su mirada se dirige hacia uno de los palcos donde se encuentra el hombre a quien le dedica ese tema. La emoción es difícil de contener. Sus brillantes ojos verdes están humedecidos, y al término de la canción deja saltar una lágrima que enjuga de inmediato. Corrían los últimos días de mayo de 2007. El escenario era el Shepherd's Bush Empire de Londres.

En el momento de mayor resplandor de su breve trayectoria, Amy Winehouse cantó desde el alma y con todo el corazón, entregando en el escenario lo mejor de su arte. Y es que la menuda cantante de alta melena vertía en sus canciones experiencias de vida con una franqueza y honestidad inusitadas. La belleza y profundidad de su voz, sus interpretaciones conmovedoras y su original e impactante estilo de espíritu retro-soul, hicieron que el público y la crítica se rindieran a su talento supremo.

La ascensión de Winehouse al estrellato fue meteórica. De la misma manera, su vida cruzó el firmamento como una estrella radiante y fugaz.

Años tempranos

Amy Jade Winehouse nació el 14 de septiembre de 1983 en el apacible barrio de Southgate, en el norte de Londres. Era la segunda hija de Mitch y Janis Winehouse, matrimonio de ascendencia judía.
Ese año estuvo marcado por grandes éxitos en la industria discográfica. La estrella pop en pleno auge era Michael Jackson con el álbum Thriller, y Madonna debutaba en la escena musical. Estos cantantes serían escuchados por Amy durante su niñez.

En el hogar de los Winehouse existía una afición por la música popular. Mitch se deleitaba con su cantante favorito, Frank Sinatra. Por su parte, Janis solía escuchar a los cantautores Carole King y James Taylor. Amy y su hermano cantaban con su padre, quien, curiosamente, nunca advirtió el potencial vocal de su pequeña hija.
A la edad de nueve años, Amy sufrió la separación de sus padres. Al año siguiente, dio rienda suelta a su vocación musical con la creación del dúo de rap Sweet'n'Sour. En su adolescencia comenzó a escuchar jazz, música con la que estableció una "conexión emocional".

Los biógrafos de Amy Winehouse -en especial, Nick Johnstone-, y los documentales dedicados a su vida y música, relatan su paso por diversas escuelas. Su carácter díscolo no se adaptaba fácilmente a una educación convencional. Durante tres años, estudió en la prestigiosa Sylvia Young Theatre School, especializada en artes interpretativas; y, más tarde, ingresó en la escuela de arte BRIT.

En 1999, consiguió una audición para la National Youth Jazz Orchestra, que la contrató por su formidable voz, y junto a la cual empezó a cantar en clubes de jazz.
En esa época, atrajo la atención de la agencia Brilliant 19 Ltd, con la que firmó un contrato de representación. Esta agencia planeaba que Winehouse perfeccionara su música en la búsqueda de un auspicioso contrato discográfico.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 102 - septiembre 2011)

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Autor

Gabriel García Higueras