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Provocación con aroma policial

1. "Con los años, el debate de ideas fue una de las tantas saludables costumbres que la militancia de izquierda en Argentina ha ido perdiendo detrás de posturas más cercanas a la agresión personal y a la chicana que al intercambio de opiniones". Con esta frase elegíamos, desde Sudestada, iniciar un debate, tiempo atrás con otros compañeros, acerca del presente de la izquierda en Argentina (universo del que nos sentimos parte, y de allí nuestra preocupación por profundizar la mirada en actitudes y líneas que consideramos erróneas).

A partir del artículo firmado por Fabián Harari, en la edición 38 de El Aromo, periódico cultural piquetero; no nos queda otra alternativa que reafirmar la justeza de la cita con la que abrimos esta réplica.

En el artículo, titulado "Mercachifles al servicio de Su Majestad. Los ataques de la revista Sudestada, tras la derrota de Filmus", no hay ninguna intención de aportar nada al debate: por el contrario, el objetivo es difamar, mentir, manipular citas y descalificar a quienes, desde hace seis años y pico, trabajamos en Sudestada. Cuando faltan argumentos, sobran descalificaciones.

Por este motivo, caracterizamos a este artículo de El Aromo como un exponente ejemplar de lo que en Sudestada denominamos "policía ideológica". En el heterogéneo universo de la izquierda argentina, la "policía ideológica" es aquella que se apresura en calificar a quienes no piensan como ella directamente como enemigos de clase. Esta "policía ideológica" se ocupa de señalar con un dedo, desde la impunidad de la ignorancia, la soberbia o la estupidez, a quienes merecen pertenecer al olimpo del (supuesto) marxismo (al que ellos dicen representar, muy a pesar del pobre Marx) y quienes, en cambio, no piensan igual; y por lo tanto, son enemigos de clase disfrazados de militantes de izquierda. Esa es la tarea, por caso, de Fabián Harari, oficial en pleno ascenso de esta policía macartista que tan bien conocemos en la izquierda local.

De allí, la provocación, la mentira y la oportunista y malintencionada búsqueda de prensa, de difusión, a través de la infamia y la calumnia, como recurso poco original.

Dice el oficial Harari, en referencia a quienes hacemos Sudestada: "Apoyaron a Duhalde y apoyan a Kirchner. Son, objetivamente, la expresión más primitiva de la cultura K". No hay dudas pues, en considerar esta afirmación como una provocación clásica de un oficial de la policía ideológica en pleno ejercicio de sus facultades.

2. Comencemos con una breve anécdota, digresión que viene al caso para ilustrar al lector sobre cómo conocimos en Sudestada a la gente de El aromo, y cómo podemos al menos intentar comprender la raíz de la agresión.

El verano pasado, y después de un par de conversaciones telefónicas con redactores de Sudestada, una compañera de Razón y Revolución (RyR) viajó hasta nuestra redacción para conversar y mostrarnos el material que publicaban como sello editorial. La compañera de RyR elogió la calidad de Sudestada y se interesó mucho en nuestro mecanismo de distribución (es más, llegó a plantear que nosotros nos encargáramos de la distribución de El aromo en los kioscos). Además nos pidió que, de ser posible, publicáramos algún comentario de los libros editados por su sello editorial. La charla fue por demás amistosa, y la compañera reconoció que sería "muy importante" para RyR que algunos libros fueran comentados en Sudestada. Algún tiempo después, fuimos publicando en la sección "Con la lupa", comentarios de los siguientes libros editados por RyR: La cajita infeliz, Cuentos piqueteros y Lecciones de batalla (este último muy recomendable). Cualquier lector puede leer estos comentarios, incluso, en la página web de RyR (www.razonyrevolucion.org), en la sección "Prensa".

Por eso ahora, recordando los elogios, la cordial charla y el interés de esta compañera de RyR (que escribe también en la última edición de El aromo, nº38) por avanzar hacia un acuerdo con Sudestada, nos sorprende la provocación del oficial Harari.

Esta anécdota merece una reflexión: o bien la opinión del oficial Harari sobre Sudestada no es compartida por el resto del plantel que compone RyR, o bien hay aquí un manejo oportunista e hipócrita de la situación por parte de ellos para sacar un provecho. La respuesta, en todo caso, estará en manos del plantel de RyR.

Pero vayamos desmenuzando punto por punto las infamias y mentiras del oficial Harari contra Sudestada.

3. La estructura de la provocación del oficial Harari está dividida en dos: hay una parte pobremente redactada y muy cuestionable políticamente, pero puntualmente argumentativa. El oficial Harari no coincide con un editorial de Sudestada, y argumenta en contra. Es decir, lo que uno puede esperar de un debate de ideas: cuando hay diferencias, se explicitan argumentos para refutar aquello que no se comparte. Esa fue la idea de Sudestada al proponer abrir el juego en un debate que pudiera generar una crítica, un cruce de ideas, pero dentro de un marco lógico de respeto. Si debatimos sobre la situación de la izquierda, lo hacemos entre pares. Nosotros desde Sudestada, por ejemplo, no debatimos con la derecha. El oficial Harari, uno podría suponer, no debate con el duhaldismo.

Pero la segunda parte del artículo es pura provocación, lisa y llana. No hay fundamento: hay mentira. Veamos si no:

El primer párrafo del artículo del oficial Harari ("La derrota en Capital del candidato oficialista provocó una reacción inesperadamente violenta por parte de sus defensores. En particular, su supuesta 'ala izquierda', cuya función servil parece consistir en insultar a los partidos de izquierda por no haberse sumado a Filmus en el ballotage y facilitar el triunfo de Macri. En esa tarea se destaca esta vez Sudestada, una de las revistas más leídas de ese campo, que dedicó un editorial completo a insultar a los verdaderos luchadores").

Pues bien, a Sudestada le interesa nada la derrota de Filmus y también la de Telerman. Pretender que el motivo que impulsó el editorial fue la derrota del insulso y amanuense candidato del oficialismo en la Ciudad, es una estupidez. Es más, desde el número 1 de Sudestada venimos repitiendo la gravedad de la ausencia de una alternativa real de poder, clasista y revolucionaria, que no existe en Argentina ni a nivel electoral ni a ningún otro nivel en nuestra opinión, porque desde la izquierda no hemos podido (o no hemos sabido) construirla. En el editorial del nº 58, previo a las elecciones porteñas (que el oficial Harari, claro, eligió no citar), Sudestada dice: "...En medio del circo electoral que se viene, con su larga lista de miserables, mercenarios y oportunistas que se asoman por los carteles callejeros, es bueno reafirmar una vez más esta ausencia -una alternativa real, un proyecto revolucionario-. Y repetir, en todo caso, una vez más, que las soluciones para los problemas de la gente están lejos de las oficinas de gerentes explotadores, uniformados con licencia para matar y candidatos listos para ofrecer complicidades en cómodas cuotas".

Quien lea en estas líneas cualquier apoyo a cualquier candidato, que nos avise. No pocos debates hemos tenido con compañeros de izquierda que defienden la participación electoral (y la costosa y tan poco original propaganda callejera de sus candidatos) desde sus partidos.

Sí nos preocupa, hay que decirlo, el crecimiento de la figura del hijo de uno de los explotadores más grande del país como alfil que pueda concentrar las fuerzas dispersas de la derecha. Que un hombre de la burguesía más rancia gane con el 61% (más de 1 millón de votos) en uno de los distritos más influyentes del país, es un dato que nos preocupa por la proyección que puede tener este resultado. En este sentido, creemos que nuestra imposibilidad (o incapacidad) desde la izquierda para articular una alternativa de poder real, revolucionaria, a los ojos de la gente (aunque el oficial Harari vea como positivo el resultado electoral de la izquierda, con un optimismo rayano con la imbecilidad) es un factor determinante que permitió la aparición de figuras como Macri que, para algunos, tiene un destino político insignificante. Para nosotros, no.

Por esta misma imposibilidad (o incapacidad) de la izquierda de conformar una alternativa real, los electores de la próxima farsa electoral tendrán que optar entre candidatos que defienden (todos) los intereses de la burguesía: Macri, Cristina Kirchner, Roberto Lavagna, Elisa Carrió, Jorge Sobisch, Rodríguez Sáa, López Murphy, y los que se vayan sumando.

Más allá del cronograma electoral (que nos interesa bien poco a nosotros -de hecho, nunca publicamos ningún artículo referido a elección alguna-, pero que es el eje de muchas publicaciones de izquierda), el núcleo del debate que propusimos desde Sudestada era preguntarnos qué lugar ocupa la izquierda hoy, en este contexto desfavorable (para nosotros, de crisis extrema); y por qué ha perdido tantos espacios y ha profundizado una línea política que, a simple vista, no se traduce en la conformación de una alternativa real de poder como oposición a la oferta burguesa.

4. Dice el oficial Harari: "En cambio, Sudestada parece no tener ese problema (el del financiamiento), porque se financia con publicidad oficial", y después afirma: "¿Cuántos lectores tiene Sudestada, y su ayuda oficial, en todo el país?".

Esto es mentira. Una infamia que cualquier lector de Sudestada reconoce con solo abrir cualquiera de los 62 ejemplares que tenemos en la calle. Sudestada jamás, en toda su existencia, ha cobrado un peso de institución, secretaría, gobierno o individuo a nivel estatal, provincial, municipal o local; ni tampoco ha recibido apoyo, subsidio, aporte, préstamo, prebenda, cargo, plan laboral, premio, reconocimiento o cualquier cosa parecida de ningún tipo a ningún nivel; y tampoco de sindicato, partido nacional, grupo internacional o lo que se imagine la policial mentalidad del oficial Harari. Por otra parte, ninguno de los redactores de Sudestada trabaja en organismos del Estado ni a nivel nacional, provincial o municipal.

Desde hace mucho tiempo, hemos decidido como principio no transigir en este punto (no recibir un peso de nadie). Seguimos existiendo y creciendo (mal que les pese a los oficiales como Harari) gracias al impulso de los lectores, que compran Sudestada en todo el país. Y con las ventas, pagamos alquiler, impresión, y otros gastos surgidos del trabajo cotidiano. El resto es el esfuerzo militante de compañeros que nos encargamos de producir, difundir y distribuir la revista, todos los meses, puntualmente desde hace más de seis años.

Como buen observador policial, el oficial Harari señalará que durante algunas ediciones Sudestada publicó un aviso de Canal 7. Cualquier persona más o menos informada, sabe que Canal 7 no paga aviso alguno, sino que ofrece un canje: publicidad por segundos en la tanda televisiva. Segundos que nosotros aprovechamos para armar un breve spot de Sudestada que fue muy visto en el interior del país, por caso.

5. Dice el oficial Harari, en un fragmento patético de su provocación: "¿Qué investigaciones serias, aunque más no sea periodísticas, ha llevado a cabo una revista cuyo contenido, en un 90% son entrevistas? Ninguna. ¿Con qué intelectuales serios discute? Con nadie. ¿Cuántos libros editaron? Uno solo, una compilación de testimonios sobre un periodista de Canal 7, que obviamente no ha tenido ninguna repercusión en el mundo real".

Vamos por partes. Afirmar que la revista se compone por "un 90% de entrevistas" es tan falso como risueño. Basta, para probar lo contrario, leer un ejemplar de Sudestada y hacer el cálculo. Ejercicio que el oficial Harari no hizo ni hará: seguramente nunca leyó Sudestada, tan solo miró los contenidos subidos a nuestra página web (por eso sólo usa para sus argumentaciones nuestros editoriales, único material que subimos a la web íntegramente y que -dicho sea de paso- ocupa 1 página de las 52 totales de cada revista). De todos modos, la entrevista es una herramienta periodística que nosotros entendemos válida, y no nos parece mal su aprovechamiento. ¿Hace el oficial Harari entrevistas? Pocas, seguramente. Lo que sucede es que la entrevista exige movilidad, exige dejar el aire acondicionado o los pasillos universitarios, para pisar la calle, y ya sabemos el terror que representa para algunos oficiales este desplazamiento hacia la realidad.

Ahora bien, Harari se pregunta (y se responde):"¿Qué investigaciones serias, aunque más no sea periodísticas, ha llevado a cabo una revista cuyo contenido, en un 90% son entrevistas? Ninguna".

¿Será seria la investigación que nos llevó a conocer la experiencia de la organización anarquista Resistencia Libertaria en los `70? ¿Y la que nos permitió indagar en la guerrilla del ELN en Teoponte (Bolivia), o hablar en Córdoba con los sobrevivientes del EGP de Jorge Ricardo Masetti para refutar las miserias escritas por Jorge Lanata (camarada de Harari en la policía ideológica) en su último libro; o recoger la vida cotidiana de los laburantes en la fábrica Zanon con dos enviados especiales a Neuquén, o publicar en tres entregas historias de vida desconocidas de militantes del PRT-ERP, o registrar las miserias oportunistas de Ernesto Sabato y describir los últimos días de León Trotsky en México, con una entrevista a Esteban Volkov? ¿Conoce, el oficial Harari, quién es Esteban Volkov?

¿Será serio el dossier sobre el presente de la Revolución Cubana, que contó con la opinión de una decena de intelectuales, políticos y artistas de la isla, en materiales escritos exclusivamente para Sudestada? ¿Sabe el oficial Harari que en Cuba hay una revolución que resiste desde hace décadas el hostigamiento imperialista?; ¿y la investigación que nos permitió poner en tapa a Raymundo Gleyzer (primer medio en Argentina que lo hace, dicho sea de paso), o la reconstrucción de la vida de Daniel Moyano, de Roberto Santoro, de Haroldo Conti, de Víctor Jara, de Jorge Cedrón, de Jacinto Piedra, de Eduardo Mateo? ¿Alcanza con estos ejemplos o seguimos, oficial Harari?

Dice el oficial Harari: "¿Con qué intelectuales serios discute? Con nadie."

¿Sabe el oficial Harari, que Norberto Galasso y Andrés Rivera eligieron a Sudestada para polemizar desde noviembre de 2004 hasta abril de 2005, en un contrapunto que le recomendaríamos en circunstancias mejores? ¿Será "serio" para el oficial Harari, Andrés Rivera? ¿Sabrá quién es Rivera, el oficial Harari (¿será absurdo preguntarle al oficial Harari si leyó la opinión de Andrés Rivera sobre Sudestada, publicada en la edición nº 51?)? ¿Sabe el oficial Harari quiénes son Osvaldo Bayer, Juan Gelman, Eduardo Galeano, Alan Woods, Ricardo Piglia, Eduardo Belgrano Rawson, Amanecer Fiorito, León Ferrari, Pablo Pozzi y otros que cada tanto aparecen en las páginas de Sudestada?

¿Será "admisible" para un policía ideológico discutir, también, desde las páginas de una revista con compañeros luchadores, protagonistas directos de hechos clave de la historia revolucionaria argentina? ¿O sólo con "intelectuales serios" es válido hacerlo? ¿Tendrán validez los testimonios de Ciro Bustos (dividido en dos partes por su extensión y profundidad), de Humberto Pedregosa, Daniel de Santis, Cacho Ledesma, Héctor Jouvé, Alberto Szpunberg, María Esther Tello, entre tantos otros?

Dice el oficial Harari: "¿Cuántos libros editaron? Uno solo, una compilación de testimonios sobre un periodista de Canal 7, que obviamente no ha tenido ninguna repercusión en el mundo real". Bueno, en primer lugar, editar un libro requiere un aparato financiero que Sudestada no posee. Hacemos hasta donde nos da el cuero en esa materia, no tenemos la suerte que tienen otros, que consiguen recursos para mantener una dinámica de publicaciones que no se vende ni se ve en ningún kiosco (lo decimos con la experiencia de distribuir, mochila al hombro, cada edición de Sudestada en el conurbano bonaerense y en la Capital).

Ahora bien, definir a Fabián Polosecki como "un periodista de Canal 7" es un ninguneo infantil que no resiste análisis. Decir que el libro es "una compilación de testimonios", otro absurdo de alguien que seguramente ni sabe de qué libro habla ni de cómo está escrito. Pero el fragmento más simpático sobre el libro es "que obviamente no ha tenido ninguna repercusión en el mundo real". Bueno, uno podría preguntarse qué es el mundo real para el oficial Harari (pero eso ya lo veremos más adelante), o bien preguntarle qué repercusión "en el mundo real" han tenido los materiales con su firma. Con cuántas personas, además de familiares y camaradas de la policía ideológica, discute el oficial sus artículos en El Aromo, sería otra buena pregunta.

6. Dice el oficial Harari: "Las publicaciones periódicas y de todo tipo de la izquierda montan (sic) decenas de miles por mes. Basta pasear por la calle Corrientes y entrar a las librerías más concurridas para observar la enorme magnitud de material teórico, histórico, político que produce la izquierda argentina".

Aquí ya vamos conociendo la concepción de "mundo real" del oficial Harari: el "mundo real" es, claro está, la calle Corrientes. No es que la izquierda tenga una prensa mal distribuida y de mala calidad porque subestima el valor de la prensa partidaria (como sostenemos desde Sudestada): cualquiera puede "pasear" por la calle Corrientes y revisar. ¿Cualquiera puede "pasear" por la calle Corrientes, o apenas los porteños y los oficiales como Harari pueden hacerlo? Esta visión "porteñista" de la realidad, donde todo lo importante, lo trascendente, lo que se ve y vale la pena escuchar políticamente, sucede en la Ciudad de Buenos Aires (o en la universidad, otro ejemplo patético de ombliguismo político) es un esquema clásico de un tipo que, evidentemente, la última vez que pisó una calle de tierra llamó a un patrullero para que lo fuese a rescatar.

Al oficial Harari le avisamos que no todo el mundo puede "pasear" por la calle Corrientes y que los verdaderos destinatarios de la prensa de izquierda (uno quiere suponer) no son solamente los porteños y los oficiales como Harari porque la calle Corrientes no es, digamos, un punto de confluencia de obreros ni de trabajadores desocupados; que también existe el conurbano bonaerense y otras tantas provincias pasando el Riachuelo, lugares a los cuales la prensa de izquierda no llega. Y no estamos hablando de una prensa que no llega a La Quiaca: en la estación Haedo, o Martín Coronado, o El Jaguel, por caso, apenas llegan las publicaciones que van por distribuidora, la de los compañeros anarquistas (otros que bien conocen el esfuerzo de militar con la mochila cargada de materiales) y Sudestada. Le recomendamos al oficial Harari que envíe a alguien hacia esos recónditos lugares o que, si ello no es posible, se desplace en remis hasta la zona, porque hay mucho interés por publicaciones que no sean las comerciales, se lo garantizamos. Custodia, seguro, no le va a faltar.

7. Dice el oficial Harari, después de cortar con mala fe un fragmento de la respuesta de Sudestada a otro compañero durante el debate generado por el editorial en cuestión: "Esta gente (Sudestada) reconoce que no quiere tener ningún programa político claro ni acuerdo organizativo alguno. Es decir, admiten ser un grupo que lo único que busca es vender una revista".

Sudestada no es una organización política, es el espacio de pertenencia y militancia de un grupo de compañeros que comparte ideas, recuerdos y proyectos, pero no es un partido ni pretende serlo, como tampoco es un grupo de teóricos que se la pasan anunciando el cataclismo del capitalismo todos los meses, mientras crecen sus barrigas y duermen plateas cada vez menos cuantiosas. Sudestada es, oficial Harari, una revista periodística que aborda temas políticos y culturales de la forma que les interesa a sus integrantes. Conviven en Sudestada compañeros que pertenecen a fuerzas de izquierda y grupos anarquistas, otros que alguna vez han militado en ellos y ya no, y otros que no tienen una militancia partidaria en su haber. Hasta donde sabemos, lo que hacemos es ponernos de acuerdo en una serie de principios (expuestos en nuestra página web), y trabajar, y militar con la revista en la calle, lugar que reconocemos como la base de nuestra existencia.

Dice el oficial Harari: "Sin embargo, es falso que no tengan un programa". ¿Sería tan amable, el oficial Harari, de mostrarnos nuestro propio programa? ¿Dónde lo leyó? ¿En internet? ¿En su oficina con aire acondicionado o en algún pasillo universitario?

Dice el oficial Harari: "En su edición de diciembre de 2001 no hicieron una sola mención a la crisis nacional". ¿Cómo sabe, el oficial Harari, si hay mención o no, si solo leyó 1 página de 48 totales, de la revista?

Por otro lado, no nos juntamos para "vender" una revista, eso es una canallada. Trabajamos para producirla: la venta, como cualquier persona que trabaje en los medios sabe, es circunstancial. Después, nosotros no le regalamos nuestra publicación a nadie, porque este trabajo tiene un costo y el material (así lo creemos nosotros) lo vale. El oficial Harari no estará de acuerdo con este punto, pero por suerte, hay bastante gente que coincide mes a mes con nosotros en este aspecto.

8. Dice el oficial Harari: "Curiosamente, durante todo el 2002, no se nombra en ningún editorial al gobierno de Duhalde. En medio de feroces enfrentamientos, este silencio sólo puede interpretarse como un apoyo". Y sobre el final, afirma: "Apoyaron a Duhalde y apoyan a Kirchner. Son, objetivamente, la expresión más primitiva de la cultura K".

En este punto la provocación llega, creemos, a su punto de mayor bajeza. Nunca en Sudestada, en ningún editorial, se menciona con nombre o apellido a funcionarios o políticos burgueses. Para nosotros, esa mención es otorgarle una entidad al personaje en cuestión que ata a la revista a una coyuntura concreta y le quita su valor como publicación atemporal (es decir, que puede leerse años después y no parecer "vieja"). Sudestada no es una colección de panfletos y de consignas repletas de signos de admiración, ni una revista de análisis de coyuntura, nunca se propuso serlo. Tampoco es una revista teórica, donde se publican densos ensayos académicos porque, por otro lado, nos disgustan mucho esos sesudos análisis de los (supuestos) cerebros del (supuesto) marxismo vernáculo (con perdón de Marx, otra vez, que nada tiene que ver con ellos), que se esconden detrás de un teclado durante horas (o días), que leen Clarín y La Nación (y los citan a cada rato) para organizar su línea política sobre la "realidad", que vaticinan como evangelistas de la revolución tempestades que van trasladando, mes a mes, en el final de sus escritos para no desanimar a sus exiguas filas de militantes. Después, muchos de esos sesudos analistas de la "realidad", van de la oficina a la universidad y de la universidad a la oficina, y sólo pisan la calle para comprar el diario.

Nosotros, humildemente, intentamos mostrar la realidad desde otro costado. Lo único que importa no son los conciliábulos en la guarida de los poderosos: hay otra realidad que se vive en los barrios, que se observa sólo en la calle, en el universo del Barrio Don Orione o en un asentamiento en Fiorito; en los pasillos de la Villa 21 y en la Biblioteca Popular Bella Vista de Córdoba; en los chicos de la isla Maciel y en el trabajo diario de basureros, canillitas y vendedores ambulantes; en la opinión de obreros de una fábrica recuperada y la de los vecinos de un barrio devastado por la contaminación en Dock Sud, o los campesinos cordobeses, o los pescadores en el Paraná, etc. (todas notas realizadas por Sudestada en los últimos tiempos, basta visitar la página web o leer algún ejemplar). A esa realidad intentamos llegar nosotros: ¿será ese el "mundo real", oficial Harari? A veces, esos recortes de realidad son más descriptivos de un tiempo que un ensayo sobre las conductas de los dirigentes políticos en el Congreso. Además, para eso sobran los lúcidos analistas de la izquierda criolla, y más sería abundar.

9. Veamos cómo trabaja la policía ideológica en un derroche de sus capacidades. Cita del oficial Harari: "Frente a las críticas al gobierno, Sudestada marcó: 'Años atrás se aplaudía la entrega del patrimonio, se ovacionaba a los genocidas y a los corruptos, se sacaba ventaja de todas las bicicletas financieras y de los sapos que vendían los poderosos, se callaba para no perder el lugar...'"

De este modo, al descontextualizar el texto citado, el oficial Harari busca confundir: el editorial publicado en la edición nº 28, lejos de referirse al gobierno o a cualquier crítica, en realidad se ocupa del efecto que generaron las marchas de Juan Blumberg en la clase media argentina. El editorial en cuestión parte desde una crítica a esa clase media por las siguientes razones, y citamos textualmente de Sudestada: "A nadie parece interesarle demasiado cómo llegamos a este presente de miseria y espanto, a nadie le simpatiza mucho la idea de mirarse a los ojos para recordar en quiénes confiaron cuando años atrás se aplaudía la entrega del patrimonio, se ovacionaba a los genocidas y a los corruptos, se sacaba ventaja de todas las bicicletas financieras y de los sapos que vendían los poderosos, se callaba para no perder el lugar, se mentía para dormir con la conciencia tranquila, sin remordimientos incómodos. Los mismos que hoy marchan bajo la bandera de mayor seguridad, caminan por el filo de una cuchilla muy filosa. Son los mismos, en definitiva, que no salieron nunca a la calle para repudiar los asesinatos de cientos de pibes por el criminal accionar policial, que no se escucharon cuando los reclamos de justicia provenían de las Madres de la Plaza, que nunca aparecieron cuando se perdían los derechos de los trabajadores de forma constante, cuando la brecha entre ricos y pobres se ensanchaba como nunca antes. ¿Dónde estaban entonces los que ahora vuelven a sus casas y presionan a todo el mundo en la calle para firmar un petitorio que nadie se preocupa en leer, siquiera? La derecha afila las garras, se organiza, se moviliza, expande su discurso como la peste, gana pequeñas batallas en cada barrio, en cada casa. La izquierda mira impasible, no responde, o en el peor de los casos, decide sumarse a la cola de un movimiento sin rumbo fijo a partir de su incapacidad para movilizar a nadie, por un discurso perdido en los laberintos del tiempo, por una pésima lectura de la realidad que viene arrastrando hace décadas..."

Ese fue el fundamento real del editorial, y no el gobierno ni las críticas a éste, como pretende manipular, de mala fe, el oficial Harari.

10. Todos aquellos interesados en analizar el accionar de un policía ideológico, atención a esta cita que sigue. Dice Harari: "Indagando sobre el debate interno, nos percatamos que Sudestada contó con la colaboración activa de un militante del PTS. Es curioso que una organización que dice combatir estas posiciones, permita que sus militantes las construyan".

¿Sería osado afirmar que la primera oración de esta cita, parece extractada de un informe secreto de los Servicios de Inteligencia?

11. Para terminar, dice el oficial Harari: "Los editores de Sudestada no son cándidos muchachos del sur, sino un grupo de oportunistas que aprovechan el clima 'nacional y popular' para acomodarse". Esto es un absurdo, cualquier repaso por las 62 ediciones de Sudestada sirve para constatar que de "nacional y popular" (entendida como la corriente ideológica en la que intenta apoyarse la gestión del gobierno actual), Sudestada no tiene mucho para mostrar. Y de cándidos, menos todavía.

Dice el oficial Harari: "En una actitud netamente mercantil y de falta de ideas, han repetido tres veces la misma tapa con el Che y Cortázar y dos veces con El Eternauta". Bueno, ante la estupidez de considerar "mercantil" poner en la tapa de una revista a Julio Cortázar, al Che Guevara y al Eternauta no nos queda mucho por decir. Apenas, reconocer que no sobran referentes para quienes, mes a mes, trabajamos en Sudestada. Por eso, desde nuestro primer número, admitimos nuestra absoluta dependencia a la obra, el trabajo y el ejemplo de algunos protagonistas de la historia que hoy vemos injustamente olvidados o tergiversados, casualmente, por policías ideológicos como el oficial Harari. ¿No será más mercantil y oportunista, en todo caso, presentar un libro invitando a Felipe Pigna, quizá el símbolo máximo de la mercantilización de la historia como ud. hizo, oficial Harari? ¿No será más mercantil y oportunista, publicar columnas de opinión (con foto y todo) en la revista Veintitrés, casi un house organ del gobierno y el medio que más pauta oficial recibe en el país, oficial Harari?

Si hay algo de lo que nos enorgullecemos es de haberle dedicado tapas a Ernesto Guevara, Cortázar, Víctor Jara, Severino Di Giovanni, Alfredo Zitarrosa, Carlos Alonso, Jorge Ricardo Masetti, Oscar Alemán, Horacio Quiroga, Haroldo Conti y tantos otros -todas muy "mercantiles", sin duda-. ¿Será común toparse en los kioscos de revistas con estos personajes en la tapa de una pequeña publicación mensual que llega a todo el país? En sus habituales paseos por calle Corrientes, ¿el oficial Harari observa muchas revistas con estas tapas?

12. En la parte seria de su provocación, donde el oficial Harari intenta argumentar sus puntos de vista, sus divergencias con respecto al editorial de Sudestada, hay un asomo muy incipiente de discusión. Podríamos incluso desde Sudestada argumentar a favor o en contra de su particular visión del presente del "mayor fenómeno político de los últimos 30 años: el movimiento piquetero"; o su muy optimista visión del estado actual de la izquierda argentina. Pero, a decir verdad, nosotros preferimos discutir política entre compañeros, y no hacerlo con provocadores. No es difamando la manera de proponer o aportar algo a un debate político serio. Así no se debate entre compañeros. Así debaten y escriben los policías. Los ideológicos... y los otros también.

Consejo de Dirección de revista Sudestada

Walter Marini, Hugo Montero, Ignacio Portela, Martín Latorraca, Jaime Galeano, Nadia Fink y Anabella Castro Avelleyra.

Para leer el texto original de la provocación de El Aromo, consulte el siguiente link:

http://argentina.indymedia.org/news/2007/09/547876...



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Sudestada

El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.