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Nota de tapa

Luis Salinas: "No pertenezco a ninguna cofradía"

Capaz de caminar por Lavalle sin ser reconocido, Luis Salinas, es un ejemplo de humildad y talento. Distinguido más en el exterior que en nuestro país, este guitarrista autodidacta, criado en un barrio carenciado del conurbano, charló con Sudestada de la música, la Argentina, el fútbol, la vida. Imperdible.

-Te hago una pregunta ¿sabés si está adentro Luis Salinas que le tenemos que hacer un reportaje?

-¿Quién?

-Luis Salinas, el guitarrista.

-No conozco a nadie con ese nombre.

Las palabras del mozo del bar pintan con justeza la relación de Salinas con lo masivo en la Argentina. Reconocido por los más grandes músicos internacionales, Luis sigue sin ingresar en el espectro de la masividad, tal vez por no tener gran presencia en los medios o, precisamente, por no tenerlo como prioridad de vida.

''Ahora estoy por grabar un disco de música Argentina. Estoy cerrando las conversaciones para ver el presupuesto. La idea de presentar un espectáculo que no sea de un disco en sí. A lo que apunto es que los conciertos sean eso. Salinas en concierto. Donde poder tocar esto o aquello, que sea más libre''.

Mientras nos acomodabamos para la charla, Salinas nos anunciaba sus proyectos inmediatos, en un típico bar porteño, que como otros tantos evidenciaba la cruda realidad del país. Gente (mucha) pidiendo, vendiendo y rezando por un plato de comida. En medio del caos urbano, y con pocas horas de sueño arrancó la conversación.

¿Este nuevo disco lo vas a grabar acá?

Sí, yo ya grabé uno que se llamó el Callejón de los deseos y otro hace mucho tiempo que se llamó Salinas en vivo, con Guillermo Vadalá, Osvaldo Fatorusso, Eduardo Avena, Javier Lozano, y esa fue una producción independiente que quedó ahí. Vendimos 500 discos y después no nos dio la guita para seguir fabricando. Ese fue el primero que grabé acá. Después Solo Guitarra, ya con una companía que fue diferente. Ahora estamos ahí, negociando

¿Difícil la negociación con las companías?

Son grandes companías pero la verdad es que se pone bravo. Lo que pasa es que ninguna compañía puede escapar a lo que pasa en el país, llámese Universal, o lo que sea. Están mal, tienen que reducir el personal, no hay guita, Argentina está peor que nunca. Yo tengo 43 años y ando en la calle desde los 10, y nunca vi la Argentina así.

¿Qué repercusión tuvo tu disco Rosario en el interior y en Capital?

Mirá, vendió 4 mil discos en dos meses. Eso es muchísimo para un disco de música instrumental, para un disco que no tuvo demasiada prensa. Además, teniendo en cuenta que para algunos el disco era viejo porque se grabó en el '98 y que algunas críticas que ha tenido no fueron del todo favorables. Hay cierto sector del periodismo que se viste de zurdo, y entonces vos grabás un disco con americanos como Bob James o Omar Hackim, y lo ve mal, como si eso lo hiciera cualquiera. Además, el disco en sí, tiene sólo tres temas Funk, con la onda americana. Después tiene Rosario que es una milonga, y dos salsas y un bolero. O sea, que no es un disco americano. Salvo que escuchen del disco dos temas y después hagan la crítica. Pero por suerte lo que manda siempre es el público. Yo he tenido la satisfacción de que músicos que a mí me gustan y respeto mucho les gustó el disco. Además los que tocaron para mí son músicos geniales. Bueno, el público está respondiendo y ahí estamos hablando de un contrato con Universal porque ellos estás contentos. Pero acá es una eterna lucha siempre.

¿Tal vez los mismos periodistas que te critican por hacer un disco "americano", a la hora de criticar una banda de Rock no tienen el mismo prejuicio?

Sí, es muy difícil porque yo no estoy dentro de ninguna cofradía, no estoy dentro del Blues, del Rock, del Jazz. A mi me gusta estar libre de rótulos y entonces no hay cofradía que te proteja.Cuando vos hacés Blues y hay un crítico que te mata, ahí saltan los de la cofradía y en el Jazz pasa lo mismo. No hablo de la mayoría, hablo de algunos que han visto el disco como algo americano. Hay que entender que hay gente que le gusta y gente que no. Hay tres tipos de críticos: Uno es el que va y disfruta, de repente ve el show y pone lo bueno, o si no le gustó nada no pone nada, pero no destruye, dice "mejor me callo", y uno entiende. Después está el crítico ignorante que dice "qué bueno esto'', pero no fue tan bueno aunque te haga una buena crítica, vos sabés que no fue lo mejor, pero bueno el tipo, tiene buena intención. Después está el crítico mala leche, el músico frustrado, que como no toca, va y critica. Una vez, el pianista cubano Chucho Valdez me dijo ''¿usted vio alguna vez un monumento al crítico?, no hay''.

Se refiere a que un músico no sería crítico, trataría de tocar porque si sos músico lo que querés es sentarte y tocar. Además, se dio en algunos casos que cuando yo tocaba en Oliverio para dos personas me decían que era genial, después empecé a hacer los teatros más grandes, y los críticos tenían el peso de decir 'Salinas tal cosa..'. También porque yo soy un tipo que no transo, no sirvo para la sonrisita.O es sí o no, no sirvo para ir a chuparle el culo a un tipo para que me haga una buena nota. A mí me gusta andar natural por la vida, me gusta vivir un personaje que se llame Luis Salinas y manejarme así, total siempre van a existir cosas que a algunos le gusten y a otros no.

Si a mí un tipo poderoso no me cae bien, no me va a caer bien, porque no sirvo para poner una sonrisita y pensar que me va a ayudar después, no me sale. Y bueno, este es un medio que se maneja un poco así, en base al amiguismo, en base a la protección, pero lo que sirve es la música. Una vez Fatorusso me dijo: ''escuchá tus notas''. Y sirve eso, la admiración , el respeto o la crítica de los músicos que vos admirás, una crítica de ellos sí es pesada, y el público, que es soberano de verdad. Cuando yo empecé a tocar el dueño de un boliche me dijo ''vos tenés que tocar otra onda'', y yo le dije, porqué no dejás que el público decida, y bueno..., gracias a Dios hice dos teatros Cervantes, un Coliseo lleno, un Rex en un 25 de diciembre, y un Opera el 25 de septiembre luego de los atentados a las torres.

¿Cómo llegas al público del interior, teniendo en cuenta que sos un músico reconocido , pero no masivo?

Es muy difícil con la música instrumental ser masivo. Yo fui a ver a Dino Saluzzi, que es el artista internacional que va a cualquier festival del planeta con los más grandes. Toqué con él y un día estaba la mitad de la sala llena y al otro día un poco más. Es como Piazolla, es muy difícil con la música instrumental, por eso yo no me puedo quejar de acá viendo cómo es la situación. Generalmente un músico instrumental en todo el mundo solamente puede llenar un teatro importante por año. Tomatito me dijo lo mismo, a George Benson le pasa lo mismo. El único que puede llenar un estadio es Santana, pero después del último disco que fue un éxito total. Pero después viene Scoth Henderson y tiene que tocar en Oliverio. Salvo que seas un músico del Rock que maneja un infraestructura masiva. Si viene un músico del Blues grosso pasa lo mismo.

El reconocimiento que obtuviste de músicos internacionales, como Chik Corea o B.B.King, ¿te ayudó para que te abrieran las puertas en el ambiente local?

Una vez Hermeto (Pascoal), que es uno de mis maestros, hace quince años me escuchó tocar y me invitó a tocar con él, yo no me animé por miedo y se enojó conmigo. Me dijo "vocé e um gran músico miedoso", pero ese día yo no me sentía preparado para tocar con él. Lo escuché y dije ni en pedo toco con este tipo. Tiempo después, en el Coliseo, yo entendí su enojo y le dije que yo no toqué, pero que ese día iba a empezar otra historia. Después, él vino y yo había hecho cosas importantes: había grabado un disco y tocado en algunos teatros, y después él en el Opera me invitó a tocar unos temas. Pero yo toqué siempre mirándolo a él, respetándolo en todo momento. Él quedó muy contento con esa actitud, porque quizá lo que se esperaba era que yo diera un paso adelante y me destaque con el grupo de Hermeto. De hecho hubo algunas críticas hacia mí, porque entendieron que Salinas no fue el mismo de siempre, y claro.., si yo voy a tu casa no voy a ir a abrir la heladera qué sé yo... Mi intención no era esa, porque además yo no necesitaba hacer eso, después de todo lo que me había pasado, hacer tres pasos adelante para triunfar con el grupo de Hermeto. Y después de eso lo vi en otra ocasión, y me acuerdo que él tenía solamente dos días acá en Buenos Aires para tocar, y al otro día me dijo: ''pasame a buscar al Hotel'', y fui. Me acuerdo que fui y estaba lleno de periodistas y de gente, y yo me dije, ni loco va a venir a mi casa. Pero el tipo bajó y nos fuimos a mi casa a tocar, sabiendo que los productores no querían. Entonces en casa, él me dijo que quería saber qué había pasado conmigo, escuchó mis discos y estuvo increíble. Son esas cosas mágicas.

¿Qué te aconsejó Hermeto?

El me dijo ''vocé tiene que cuidar entre lo que hay entre vocé y sua gente, entre el medio que es el público'', porque cuando vos tocás no hay problema porque está el público, vos estás tocando y está todo bien, pero los que están en el medio pueden ser los malos críticos, la prensa o los músicos envidiosos, todo eso está en el medio entre vos y el público. Todo esto existe. Hay gente que a la que le ha caído muy bien los elogios de otros músicos y otra gente a la que le ha molestado. Hay gente que tiene una escuela de música y piensa por ahí que les estoy cagando el negocio, porque son los que entienden que si no estudiaste no sos músico. Yo creo que tiene que haber una condición natural, de cualquier cosa y ahí la desarrollás. En este país te dicen cómo hay que ser sensual, cómo hay que ser músico, cómo ser. Todo es negocio. Vos tenés un don y lo tenés que desarrollar, pero tenés que tener la condición natural.

¿Por eso dejaste de dar clases?

Dejé de dar clases porque por ahí me caía un pibe que tenía todo el amor del mundo por la música, pero no tenía la condición. No sabía si la guitarra estaba desafinada, se iba de tiempo..., y esas cosas no se arreglan. La condición natural para ser músico es tener oído, saber cuando está mal, como en la vida lo primero que tenés que saber ¿qué es?: lo que no hay que hacer. Una vez dando clases vino un padre y me dijo ''mi hijo no va a laburar por cinco años hasta que toque como vos''. Y yo me puse tan mal, porque el tipo lo decía con un amor... y yo sabía que el pibe no sólo no iba a tocar como yo, sino como nadie porque no tenía oído, y después de eso decidí no dar más clases, porque es muy difícil decirle a un pibe que no tiene la condición, ¿cómo hacés?. En Cuba salen los músicos que salen porque hay una prueba. El que tiene la condición el Estado se la desarrolla. Todo el mundo tiene derecho a tocar una canción. Ahora, si lo hacés profesionalmente es otra cosa, porque cuando vos sos profesional estás representando la cultura de tu pueblo. En Cuba cualquiera no agarra un tambor. En EE.UU yo vi cosas terribles, me acuerdo de una Jam Session donde había un bajista, un baterista y un pianista haciendo la base. De repente subió un guitarrista que empezó a limpiar la viola, y ya era una mala imagen. Empezó a tocar al mango y después no podía seguir lo que había empezado, quería tocar todo lo que había aprendido, quería mostrarse. Entonces el baterista se fue, el bajista le pidió fuego al público y pararon de tocar. Lo dejaron tirado de una forma que yo nunca vi. Se tuvo que ir del país no del boliche. O hacelo bien o quedate a aprender. Si hay tipos que tocan mejor, dejálos tocar, y cuando vos estés hacelo, no seas caradura de pensar que en la Jam Session toca cualquiera. Acá es un poco así, toca uno toca otro, no hay respeto y en ese sentido, a veces se confunde todo. Lo mismo un burro que un gran profesor. Para mí hay categorías.

¿A qué te referís con categorías?

Cuando yo era chico iba a tocar a mi casa, veía tocar tipos grossos y cada paso que di traté de estar seguro, no de caradura. Tocando con Tomatito, me animó a tocar algunos temas que yo entendía que no los podía tocar. En cada cosa que toco intento estar autorizado por referentes. Cuando toqué folclore traté de estar autorizado por Jaime Torres, en Tango por María Graña y así en los diferentes estilos. Puedo tocar un carnavalito o una vaguala , pero no puedo decir que sé tocar música argentina porque sé algunos ritmos. A veces se confunde eso de que toco todos los ritmos, pero no. Yo agarro de diferentes estilos lo que a mí me gusta, lo que me llega: me gusta la salsa, el candombe, la bossa nova, pero no es que agarro y te toco toda la música brasilera o todo el jazz. Siempre hay que estar autorizado para presentarlo al público. Por otro lado, cuando viene un elogio de otro músico, para mí lejos de ser "ahora ya me la sé", es un compromiso, yo lo tomo como una presión, como un regalo muy grande, pero como un compromiso muy serio, porque es como que ellos te están mirando, te estás comprometiendo vos, y a ellos. Yo había tocado en Montreaux como invitado de B.B.King y me decían que no jugaba en primera, y después toqué en un teatro mucho más chico solo y me decían que ahora sí jugaba en primera. La prensa cambia porque te ven en televisión y te dicen ¿cómo lo vivís?. Para mí es lo mismo de siempre. Es tratar de ser el mejor Salinas posible, tocar lo mejor que se puede y darle de eso a la gente. Uno es una planta que tiene que crecer, es eso, superarse, competir con uno mismo y entender que la música no es una carrera de caballos. La música es para compartir. Una vez en España con un grupo de quince guitarristas hicimos un disco que se llama Palabra latina, y un periodista que estaba ahí dijo: ''lo bueno de este evento es que no hay competencia, sino que lo que se celebra es la diferencia''.

En ese momento agarra un azucarero, lo pone en la mitad de la mesa y nos explica...

Vos ves cosas desde tu lugar que yo no veo, yo otras, él otras. Si yo digo 'esto es mío' no se celebra la diferencia. Es una cuestión de música y de vida, porque la competencia sirve en el deporte y hasta ahí nomás, pero no en el arte y si te ponés lírico ni hasta en el deporte sirve.

¿Qué les aconsejarías a los músicos de la zona sur en estos 'tiempos difíciles'?

Yo sé que está todo muy complicado y sobre todo para la gente que está fuera del ámbito de Capital. Creo que no vale la pena quejarse sin intentarlo. Yo soy de los creen que a pesar de las crisis los buenos músicos siempre van a existir. Yo me acuerdo que cuando empecé si no habían lugares para tocar, yo me los inventaba, y me parece que un de las salidas está por ahí, es cuestión de creer en la música que uno hace...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada N°05)

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Autor

Jaime Galeano, Ignacio Portela