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El ojo blindado

La nave que va al infierno

Emperadores de la calle, sin riquezas, sin corona, sin súbditos, sin abundancia, rebalsando indigencia-según-datos-oficiales, pero intactos de orgullo.

Emperadores de la calle, sin riquezas, sin corona, sin súbditos, sin abundancia, rebalsando indigencia según-datos-oficiales, pero intactos de orgullo. Imagen y semejanza del diablo de la libertad. Proveedores gratuitos del sensacionalismo. A veces sin DNI, pero dueños de lo que ves. Son buzos de la basura: paleontólogos de gramos de cobre, de aluminio, que al menos se paguen la vuelta, que hidraten la caridad.

El único y verdadero afuera, los cocineros de la fealdad, los prisioneros del peligro, raíces de lo siniestro, ejemplares de lo perverso. La sociedad y su maldición invisiblepornográfica, que permite todas las vigilancias y vomita lo mismo que no quiere. Nos obligan solo a transitar el Imperio. Turistas de lo intocable, ejércitos de porteros.

Ojos que no parpadean para que otros ojos cierren tranquilos. Convocatorias policiales inundadas de plástico descartable. La calle les pertenece a quienes no deberían estar en ella. Rostro inmundo, voz que irrita, almas deformes de víscera. Ni siquiera una revancha, solo una breve lluvia de realismo. El dinero no se estira. Igual ahí están. Bendecidos por todos los místicos paganos; delincuentes legendarios, repartidores socialistas del botín, tatuajes hechos sin estudio, pero de técnica idónea. Una vibración orgánica intraducible, siempre analizada. El grado cero de la ciencia social. La otredad que agiganta el yo.

Mezcla en la ciudad. Los galgos a la expectativa, cientos de pibes detenidos diariamente. Toda bestia come todos los días. Así las cosas, les crápulas se reproducen. Despliegan sus estrategias físicas y poéticas para alcanzar un beneficio. No es que compran la posibilidad de que la voluntad sirva para algo, no adormecieron su electricidad y hacen lo que pueden, entre los escombros...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada... ¿Por qué publicamos apenas un fragmento de cada artículo? Porque la subsistencia de Sudestada depende en un 100 por ciento de la venta y de la confianza con sus lectores, no recibimos subsidios ni pauta alguna, de modo que la venta directa garantiza que nuestra publicación siga en las calles. Gracias por comprender)

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Autor

César González (*)