El “Acuerdo del Siglo” para destruir a Palestina

Las más espurias relaciones entre Estados Unidos e Israel quedaron selladas el pasado 28 de enero, cuando el presidente Donald Trump y el primer ministro Benjamín Netanyahu presentaron el denominado "Acuerdo del Siglo". Esta nueva alianza entre ambos países tuvo una característica especial: el pueblo palestino, que desde hace más de setenta años sufre la ocupación israelí de su territorio, quedó fuera de juego. Si los "acuerdos de paz" anteriores –como el de Camp Davis– siempre fueron contraproducentes para los palestinos y las palestinas, al menos se construyeron con una "fachada democrática" donde la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ocuparon un rol en las discusiones, casi siempre contraproducentes para las demandas históricas del pueblo que dicen representar.

El nuevo acuerdo propuesto por Trump, al comenzar su administración y escrito por las manos del propio Netanyahu, se sustenta en una ideología que nuclea las políticas más radicales de Israel –donde el robo de tierras, la represión y la ocupación son las puntas de lanza–, y la idea de que el dinero puede comprar absolutamente todo, un pensamiento que Trump tiene como bandera. Como si fuera poco, el acuerdo tuvo la bendición de las monarquías del Golfo Pérsico, encabezadas por Arabia Saudí, país que desde hace muchos años busca "normalizar" sus relaciones con el Estado israelí. Por su parte, Egipto, la nación que supo tomar como estandarte la causa palestina, desde que en la década de 1980 firmó un acuerdo de paz con Tel Aviv se transformó en un guardiacárcel de los palestinos y las palestinas que viven en la Franja de Gaza. Para el gobierno del cuestionado presidente Abdelfatah Al Sisi, lo pactado entre Washington y Tel Aviv debe someterse a una "consideración cuidadosa y a fondo", y de esa forma "conseguir la paz y abrir los canales del diálogo, bajo el auspicio de Estados Unidos, con el objetivo de reanudar las negociaciones". Una declaración con sabor a nada. En tanto, la Liga Árabe condenó el acuerdo y remarcó que viola el derecho internacional. A su vez, las naciones europeas, por más que clamen al cielo por las injusticias que pesan sobre los palestinos y las palestinas, siempre terminan rendidas a los pies de Israel. Irán y Turquía fueron los únicos países de Medio Oriente que se pronunciaron con firmeza contra el Acuerdo del Siglo. Desde Teherán, tienen en claro que la propuesta refuerza el poder israelí en la región, hecho que tensa, todavía más, la frágil línea roja entre ambas naciones. Para Ankara como también para Qatar–, las críticas al acuerdo se sustentan en las fluidas relaciones que mantienen con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), que gobierna en la Franja de Gaza, y con el cual comparten la ideología islámica-conservadora que desde hace cien años difunden los Hermanos Musulmanes.

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