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Higui y la legítima autodefensa

En vísperas de un nuevo Día de la Visibilidad Lésbica, que se conmemora cada 7 de marzo, la absolución de Eva Analía de Jesús, apodada Higui, sigue siendo un reclamo de los feminismos. En agosto, su caso se resolverá en los Tribunales de San Martín; los jueces decidirán si queda libre del delito de “homicidio simple” o si la condenan por haberse defendido de una violación correctiva en 2016.

En mi jardin ta' permitido un partido amistoso, un jueguito o picadito cada vez que sientas ganas de volar juntas en manada de sentir que no estás sola y que son muchas tus hermanas. En mi jardín nadie es tu dueño somos libres de elegir lo que queremos y no queremos de sentirnos obligadas sólo a cumplir nuestros sueños.

"Mi jardín", Karen Pastrana


June vio los tulipanes y sintió cómo la pulsión de ser libre, esa que a veces se quedaba dormida y resignada, le brotaba adentro. Serena Joy, la esposa del Comandante, la que la mantenía cautiva para obligarla a gestar un hijo y hacerlo propio, cortaba capullos con una tijera en la entrada de la casa. Así el bulbo crecería más fuerte y hermoso. June, la Criada, con la canasta de las compras colgada del antebrazo, vio los tulipanes, pero también la tijera. Deseó tanto tenerla entre sus manos. Y entonces pensó que había algo de subversivo en ese jardín y en todos los demás, que lo que estaba bajo tierra buscaría el cielo. "Aquello que sea silenciado clamará por ser oído", le susurraron las flores.

Eva Analía de Jesús -Higui- escuchó el susurro de las flores en la cárcel, tras defenderse del ataque de un grupo de varones que intentó violarla por ser lesbiana. Meses después de ese 16 de octubre de 2016, entendió, sin conocer la escena de June y el jardín, escrita por Margaret Atwood en El cuento de la criada, la idea de la resistencia que puja, y su mensaje: por más real que parezca, el sometimiento nunca es absoluto. "Les quiero decir que no se olviden de Diana Sacayán, que no se olviden de Nicole Saavedra, de la Pepa Gaitán, porque lamentablemente esa gente no se pudo defender y yo si me pude defender y gracias a ustedes estoy acá. Les quiero decir que no se fijen en la bandera que tiene la persona de al lado, que vayan por lo humano. Estoy viendo mucha desunión. No se olviden de los pibes y las pibas que están presas por las causas que les arman. Porque un rubio y una persona con plata no está adentro, siempre están los pobres, los sin recursos. Así como ustedes hacen todo esto acá, estaría bueno que lo hagan en los barrios. Porque si lxs hubiese conocido antes, yo hubiese sabido que tengo derechos. No sabía que tenía derechos a ser como soy, porque me hacían creer que era una mierda de persona. Y yo tengo derecho a estudiar, tengo derecho a la salud, a tener una familia".

El breve discurso lo dio Higui en Feliza, en junio del año pasado, en una actividad para visibilizar el reclamo por su absolución. Era una Higui distinta a la que se llevó la policía aquella noche del 16 de octubre de 2016 en Lomas de Mariló, Bella Vista. Lo primero que había visto al abrir los ojos fueron las luces del patrullero y a Cristian Rubén Espósito que estaba a su lado, muerto. Pese al desmayo se acordaba de todo: del almuerzo del día de la madre con su hermana y sus sobrinos, de la discusión con Espósito en la casa de una amiga y de la vuelta por la calle oscura, el ataque de ese hombre -que después apuñalaría para defenderse- y de quienes lo acompañaban, la misma patota de siempre. En medio de las piñas, las patadas y el tironeo de los pantalones, le dijeron que la harían sentir mujer. Después de años de perseguirla por su orientación sexual habían decidido abusar de ella. Un pacto de machos. Pero ella lo impidió. Y no se negó a declarar, lo dijo sin vueltas a los oficiales: "me defendí". A los tres días de su detención también se lo dijo a su hermana, que finalmente pudo visitarla y sacarle una foto de los moretones. Sin embargo pasó ocho meses presa en el penal de Magdalena y hoy está acusada del delito de "homicidio simple", para el que se prevee entre 8 y 25 años de prisión. Espera un juicio -que tiene fecha para agosto- en el que decidirán si es culpable o si vuelve a casa...


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Autor

Agustina Lanza