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Micaela García. Huellas y sonrisas desde el barrio

En abril pasado nos arrebataban a Micaela para siempre. Otra vez, el estigma de un femicidio, el fantasma de la impunidad, la tristeza más honda. Hace semanas nomás, la justicia condenó a su asesino. Pero sigue faltando contar la historia de Micaela: militante de barrio, piba comprometida con la política y con la lucha feminista, referente para sus compañeras en ese tránsito. Su vida es una pequeña ventana abierta. Hoy nos duele la ausencia de Mica, pero su semilla sigue germinando entre familiares, compañeras y amigas, que nunca la van a olvidar.

El 1º de agosto, Néstor Yuyo García pescaba en el río con uno de sus hijos, cuando se enteró de la noticia. Su mujer, Andrea, lo llamó angustiada después de hacer la denuncia: no lograba comunicarse con Micaela, la única hija mujer de ambos, que vivía a 30 kilómetros, en la ciudad de Gualeguay, Entre Ríos. Lo último que sabía de ella era que había ido a bailar a pocas cuadras de su casa, al boliche King. Las cámaras de seguridad del lugar la mostraban saliendo sola a las cinco de la mañana. Horas después, todo el país se enteró que Micaela faltaba. Mientras sus amigos acampaban enfrente de la comisaría para que la buscaran, aparecieron pistas fundamentales: sus llaves, una sandalia, el pantalón animal print que tenía puesto el día que la vieron por última vez y mensajes de su celular. Una semana después, el 8 de abril, de la desaparición encontraron el cuerpo de la joven semienterrado y con signos de abuso cerca de la ruta 12, en las afueras de la ciudad. Por el crimen, el 17 de octubre condenaron a prisión perpetua a Sebastián Wagner, un hombre con antecedentes de delitos sexuales que gozaba de libertad condicional.
El tribunal conformado por María Angélica Pivas, Roberto Cadenas y Darío Crespo consideraron que Wagner fue el responsable del secuestro, la violación y el asesinato de Micaela. Por otro lado dieron a entender que su empleador Néstor Pavón no estuvo con él en la escena del crimen. Sin embargo recibió una pena de 5 años por ser responsable de encubrimiento agravado. Para el hijastro de Wagner, Gabriel Otero, dispusieron la libertad inmediata y fue absuelto de culpa y cargo por falta de pruebas que lo incriminaran. También juzgaron al padrastro de Wagner, Fabián Ehcosor, que admitió haberlo ayudado a esconderse, mientras lo buscaba la policía, en la localidad bonaerense de Moreno. En juicio abreviado, acordó cumplir dos años y medio de prisión efectiva en la Unidad Penal N°2 de Gualeguaychú.
Junto con el video del boliche, se difundió el de la cámara que tomó al Renault 18 Break con el que Wagner secuestró a Micaela. El mismo auto se encontró horas después en el lavadero de Néstor Pavón, su empleador, que fue señalado como cómplice los meses siguientes al hecho. Frente a los jueces, Pavón se declaró inocente y Wagner intentó inculparlo por el asesinato de Micaela. Ellos dos y Gabriel Otero, hijastro de Wagner fueron ubicados en la escena del crimen y llegaron al juicio acusados de coautores en el delito de "abuso sexual con acceso carnal en concurso ideal con homicidio calificado por alevosía, criminis causae y femicidio". La única pena posible era la prisión perpetua.
Los padres de Micaela no están conformes con la resolución de los jueces respecto de Pavón. Ya lo dijeron a los medios de Entre Ríos: que sean sólo 5 años les hace ruido porque piensan que encubrir un femicidio no es algo menor.
Desde un principio, supieron que a Micaela le había pasado algo malo, porque no tenía motivos para irse por sus propios medios. A Andrea le gusta recordar fechas desde siempre y hoy quisiera borrar algunas para estar un poco menos triste. Ella lo sabe, por eso la atormenta: hay días marcados en el calendario que dejaron de ser festejos para convertirse en duelos. El primero de agosto se cumplieron cuatro meses de la desaparición de su hija y el 9 de ese mismo mes hubiera cumplido 22 años. A pesar de que pasó el tiempo sigue sin mirar televisión y ya no la llaman periodistas de todo el país a las 4 o 5 de la mañana.
"Cuando todavía no podía dormir por lo que le había pasado a Mica, recibí el llamado de una mujer que quería entrevistarme. Me preguntó de mala manera cómo dejé que mi hija saliera con el degenerado de Wagner. ¡No había leído nada antes de llamarme!", comentó Andrea a Sudestada. Por ese motivo y por otros más, la familia García decidió que el juicio por el crimen de la joven no sea público. No querían que accediera la prensa para aprovecharse de los detalles morbosos de su muerte. Tampoco seguir dándole voz a aquellos misóginos que justificaron el femicidio porque Micaela decidió volver sin compañía en un horario en el que muchas personas salían de sus casas para ir a trabajar; y en el que cualquier mujer tenía el derecho de caminar sola por la calle.
Cuando buscaban a Micaela, Néstor también accedió a dar notas para difundir el rostro de su hija. Dijo a Sudestada que los periodistas de Crónica tergiversaron sus palabras y "dieron vuelta toda la noticia" para que sea más leída en la web. "Los medios de comunicación nacionales son perversos", aseguró. Él se puso al hombro las cuestiones legales y Andrea decidió alejarse porque no podía afrontarlas, se dedicó a contar sobre la vida de Micaela. Ninguno de los dos participaron de las audiencias. Sólo fueron el día que Andrea declaró en calidad de testigo, por ser ella quien realizó la denuncia. Quisieron estar al tanto de lo que sucedía, pero a la vez mantenerse al margen. No les interesó ver a los acusados a la cara, ni saber cómo mataron a su hija.
Andrea reconoce que a cualquier mujer le puede pasar, esté preparada o no. Piensa que su hija tenía todos los medios para defenderse. Durante la adolescencia había competido en el equipo nacional de gimnasia aeróbica. Pero siente culpa de no haberla mandado más a karate. "Por ahí, quién sabe, esos conocimientos la podrían haber salvado", se lamenta...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada... ¿Por qué publicamos apenas un fragmento de cada artículo? Porque la subsistencia de Sudestada depende en un 100 por ciento de la venta y de la confianza con sus lectores, no recibimos subsidios ni pauta alguna, de modo que la venta directa garantiza que nuestra publicación siga en las calles. Gracias por comprender)

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Autor

Agustina Lanza