Como pocas veces, en los dos últimos meses la prensa comercial y masiva fue el patético escenario de una confrontación histérica de intereses políticos y económicos.
La abundancia de datos superfluos, la sobredimensión de informes inconducentes y la proliferación de personajes de dudoso prontuario fueron dispositivos comunes en un clima turbio, marcado por la campaña electoral de unos y las apuestas desestabilizadoras de otros. Otra vez, el mapa de medios fracturado entre una prensa corporativa, que alimenta y multiplica operaciones políticas en virtud de sus necesidades; y una prensa oficial, que determina su agenda sobre la base de conveniencias electorales y que elude ocuparse de problemas no resueltos. Como pocas veces, también, quedó evidenciada la importancia del periodismo alternativo, de la coherencia de una mirada crítica sobre el presente que no dependa de las cuentas bancarias de empresarios ni de las encuestas de los punteros, que trabaje y ofrezca al lector la información del modo más claro y concreto posible. Un periodismo que, al mismo tiempo, denuncie las cloacas del sistema capitalista (como por ejemplo, los servicios de inteligencia), y que no pierda de vista el eje más allá del impacto de un episodio circunstancial que, si bien puede resultar importante en el corto plazo, no compite con las necesidades de todos los días de la gente en los barrios: la precarización laboral, la inflación que erosiona el salario, el papel delicuencial de la policía, la falta de alternativas para los jóvenes, la ausencia de políticas oficiales de fondo para resolver temas centrales como el transporte, la salud y la educación.
En ese sentido, no hay otra alternativa que defender -como se pueda, donde se pueda- una perspectiva unitaria. No hay otro camino, porque en este contexto de podredumbre politiquera cualquier gesto que apunte a dividir representa una derrota más. Con ese objetivo, y desde nuestro humilde lugar, apuntamos a unificar: esta edición conjunta de Sudestada y Mascaró que hoy tiene en sus manos, amigo lector, no es otra cosa que un experimento. Dejar al costado todo aquello que nos impida articular, apostar a la búsqueda de miradas complementarias que nos permitan multiplicar una voz de izquierda, defender en perspectiva un destino que corte de raíz una cultura política viciada por los mismos que controlan los grandes medios, corporativos y orgánicos. Por fuera de su lógica oportunista, defender cada pequeño espacio conquistado con esfuerzo militante, al mismo tiempo que buscamos otras manos ocupadas en un trabajo similar. En eso estamos, aprendiendo por el camino y más dispuestos que nunca a transitar un proceso complicado, pero urgente y necesario. No quedan dudas: frente a los mercenarios del micrófono y los hipócritas que defienden causas según los subsidios del candidato de turno, hay espacio para una revista alternativa, de izquierda, que no dependa del Estado ni de las corporaciones, y que se apoye en la pelea diaria de tantos como nosotros, trabajadores, estudiantes y vecinos. Ahí vamos.
El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.
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