A partir de la reciente publicación en la Argentina de su Poesía Completa en tres tomos (Patria Grande), las sonoridades del nicaragüense vuelven a decir presente. poesía que es, al mismo tiempo, apunte histórico y registro sensible de un pueblo; huella en el sendero de una revolución y sombra de una voz americana.
Cardenal saca un brazo debajo del poncho blanco y lo levanta en señal de saludo a la multitud reunida en la sala mayor del Palacio de Bellas Artes, en el Distrito Federal de México. En medio del aplauso, ese brazo desplazado en el aire viaja por las selvas de Nicaragua, por las islas del archipiélago de Solentiname, por las crestas de volcanes de nombre atronador (Momotombo, Mombacho) y cruza el gran lago de Granada; esa naturaleza en estado de gracia que el poeta ve como un todo en comunión: "Tú has hecho toda la tierra un baile de bodas y todas las cosas son esposos y esposas". La mano que flota en el aire acaricia los rostros de los humillados, los postergados, desde el general Benjamín el Indio Zeledón, muerto en combate en 1912 contra fuerzas del partido Conservador, al "general de hombres libres", Sandino, asesinado por Anastasio Somoza García en 1934, el día de su llegada a Managua para firmar un acuerdo de paz luego de haber expulsado de su patria a los marines estadounidenses. Y más acá en el tiempo esa mano en el aire acompaña en las montañas a los jóvenes insurgentes que lucharon contra el somocismo; desafiantes todos como el poeta combatiente Leonel Rugama, que rodeado por soldados de la Guardia Nacional y conminado a entregar sus armas, les grita: "¡que se rinda tu madre!", o el joven Laureano, monaguillo en las misas del poeta sacerdote y caído en combate, cuyas palabras rubrican uno de sus textos: "Rejodidos hermanos míos de Solentiname, me valió verga la muerte". El acto de Cardenal el 13 de diciembre de 2014 es un homenaje adelantado por sus 90 años (el poeta nació un 25 de enero) y sirve de marco a la presentación de su antología Noventa en los noventa, que reúne igual número de poemas seleccionados por su compatriota, el narrador Sergio Ramírez...
(La nota completa en la edición N° 136 de Sudestada - marzo de 2015 )
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