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Entrevista con José Luis Aguirre

"El destino de la canción es algo misterioso"

Artista ineludible entre los creadores de la nueva generación de músicos de la raíz folklórica del siglo XXI, José Luis Aguirre descifra en esta charla con Sudestada su concepción acerca de la creatividad, la poesía y la palabra como arma colectiva. Un artista popular que, con su voz, su guitarra, y sus melodías y relatos de pago adentro, plasmados en dos discos hasta ahora, se proyecta a todo el país para generar una obra con destino atemporal.

Allá en el viento. Al suroeste cordobés y de este lado de la sierras, desde los aires del Valle de Paravachasca, José Luis Aguirre respira y contempla el universo. O al revés: desde ese territorio, a 30 kilómetros de Córdoba capital, el cantautor, guitarrista, narrador oral, poeta, y constructor de sus mundos cotidianos y de las paredes de su propia casa de adobe y chapas, evoca sentires de Villa Dolores, en Traslasierra, su cuna y su destino del otro lado de la provincia, en territorio agreste y bien chuncano.

Allá se quedan -en el viento- las memorias para José Luis Aguirre: el tipo de la voz atrapante, y atrapada de cuentos propios y orales, de canciones y risas; el hombre que, con algo más de 30 años, busca otro mundo construyendo el propio. Entre las sierras, con la familia, las dos hijas niñas y la flautista compañera, Susana Freisz. El que viaja en la emoción y atraviesa las respiraciones transerranas hechas testimonios puebleros. El que se viste de guitarra criolla, de canto sutil y de pronunciación cadenciosa captando voces al paso, allá donde se acunan las canciones nuevas y siguen flotando las de sus primeros dos discos, celebrados en forma unánime: Pintura de pago chico (2008) y Gajito i' Luna (2012).
No hay dudas. José Luis Aguirre es uno de los esenciales creadores de la música de raíz folklórica que anda brotando -como él- por las distintas regiones del país. Para verlo, bastará recorrer algunas coordenadas de Gajito i' Luna: las melodías de "Humilde abrigo de los serranos", el huayno inicial del disco; o "Los chuncanitos del río" ("Chivateando por las piedras, en pata y al griterío, pasan desvelando siesta, los chuncanitos pa'l río"), aquella chacarera de piedras y aguas de veranos; el cuarteto "La gallina cocorita", tan del pago y tan del humor cordobés lejos de las marquesinas; las vivencias del amigo grande, recóndito, con "Más de cien inviernos"; el espesor de la "Zamba del pirquero", de piedras y soles atemporales; el amor sutil de "Mi serrana, mi bien"; el vuelo salteadito de la cueca medio cuyana-medio de sierras, llamada "La Transerrana"; y las trasnoches de jolgorio de Cosquín en tiempo de gato a la emblemática y picante "Peña de la Pirincha"...

También trae carnavales, nubes y cielos vallistos, el Gajito i' Luna: patios y noches embebidas de voces de resistencia campesina: algunos mapas de la extensa vida guitarrera y de poeta popular de Aguirre; los sonidos de nacencia y de coplas, tanto como las voces jocosas que años atrás regó Aguirre en el grupo Los nietos de Don Gauna. Hasta en Cosquín brillaron, y entonces llegó el tiempo solista. La Pintura de pago chico, la guitarra y la voz entreveradas, y con Gajito i' Luna la conmoción fue de los otros al atender a sus melodías de ternura y de espesor testimonial. De humor inagotable, pueblero y chuncano...

¿Por dónde comenzar a verlo antes de viajar con él al Valle de Paravachasca? Las imágenes han de proyectarse a un año atrás, cuando presentó el disco Gajito i' Luna, con banda plena (y varios de los que grabaron) en el cálido espacio Cocina de Culturas, de Córdoba capital, donde confluyen los músicos independientes de la región. "Había 400 entradas vendidas, pero a lo último se llenó tanto -evoca Aguirre- que tuvieron que dejar pasar. Y hasta en el suelo se han sentado. Me sorprendió el silencio que había". Pero esa afluencia no obedeció "a ninguna estrategia: pasó y chau. Fue una situación inolvidable, pero un momento, nomás. Luego me volví a mi casa en la sierra y seguí tocando en pequeños lugares. Cuando el telón se baja, seguimos haciendo canciones".

Allá en las sierras estuvo dando clases hasta 2013, pero un día decidió no dar más: llamó la construcción. "Este año y el año pasado mi trabajo ha sido construir una casa ecológica, de adobe, en la cual estamos viviendo con Susi y mis dos niñas", capta José Luis Aguirre. "Todos los días laburo en la casa, y como la Susi tiene trabajo en Córdoba ella se va dos días y me quedo con la Aurelia y con la Eluney. Hay laburos que son un desafío, como ser docente y albañil, pero hay algo más temerario: quedarse a cuidar a los críos".

Todo es construir: vida, entorno, amistades, paredes y cantadas de fin se semana. "En realidad, estoy más cerca de la construcción o de la albañilería que de la música, pero mi laburo real, por así decirlo, son las canciones. Es la manera de que entren divisas, y con la Susi dando clases a la par. Después, a full con la casa: me levanto y veo que las gallinas hayan puesto huevos para que no se los coman los perros. Por ahí salgo a dar una vuelta, toco un rato la guitarra o me siento a escribir". Y a la tarde llega "el hermoso ritual de invierno. Tenemos una estufa rusa de hierro que es medio difícil de prender. Pero cuando agarra, con poca leña aguanta hasta el otro día"...

(La nota completa en Sudestada N° 132 - septiembre 2014)

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Autor

Patricio Féminis