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Entrevista

El Poeta iraquí Anwar Al-Ghassani.

Escribió el libro de poesía Iraq pero hace 30 años que falta de su tierra, cantó a la libertad y Saddam Hussein lo encarceló, y de la que considera una ciudad fascinante, Bagdad, le queda apenas un viejo mapa colgado en su oficina. El poeta Anwar Al-Ghassani, sigue escribiendo en Costa Rica, donde actualmente reside, pide el fin de la ocupación, y deja caer hebras de nostalgia de una tierra que, dice, es dueña de "una belleza trágica, salvaje".

En su casa de San José, rodeado de libros de literatura -confiesa que entre sus autores preferidos figuran César Vallejo, Ezra Pound, Gottfried Benn, Jorge Debravo, Holderlin, Rimbaud, Kavafis y, sobre todo, Catulo- habla de su libro Iraq, publicado en árabe en 1993. Escribió el poema épico "Iraq" de más de cien páginas durante la primera guerra de Golfo en 1991, como homenaje a Iraq, historia, tierra y pueblo: "Un poema épico, panorámico respecto a la historia de mi país, su pasado, su presente, la guerra con Kuwait, la idiosincracia, su cultura, las perspectivas de futuro. Épico en el sentido de que se proyecta sobre un tiempo muy extendido, y que apunta a la universalidad de las cosas".

Respecto a la situación actual de su país, el poeta que rechazó la dictadura de Saddam Hussein tanto como la ocupación, sostiene que agradece la liberación, pero: "Ahora todo el mundo tiene que irse y dejar los iraquies para que se arreglen su casa". Agregando que: "Iraq es una tierra de una belleza trágica y salvaje", mientras se refiere al iraquí como "generoso, rebelde y con mucha compasión y sensibilidad".

Nacido en 1937 en Qal'at Saleh en el sur de Iraq, creció en la provincia de Kirkuk, el primer y más viejo centro petrolero de Iraq. Trabajó en la exploración de petróleo y como maestro de educación artística, para pasar a desempeñarse en Bagdad como gráfico, traductor y periodista. En 1968 salió del país para estudiar en Alemania, dónde obtuvo un doctorado en periodismo de la Universidad de Leipzig. Llegó a Costa Rica en 1979 y regresó a Alemania, posteriormente trabajó también en Argelia para luego, en 1984, radicarse definitivamente en Costa Rica. Actualmente se desempeña como catedrático de periodismo e Internet en la Universidad de Costa Rica.

Sobre sus influencias, habla especialmente de la poesía árabe preislámica: "Ahí están las raíces de la lengua. Están los siete poetas más conocidos con sus famosos poemas -denominados 'al-mualakat'- que se colocaban en el templo principal que se conoce hoy como Al Qa'ba, el lugar más sagrado del Islam (en Arabia Saudita). Están escritos en un idioma clásico que hoy es difícil entender por completo sin comentarios y explicaciones. Ahí está el espíritu de la lengua: precisa y concreta. Hablan del desierto, el caballo, el amor, la vida, etc. "Uno de esos siete poetas, Umara ul-Quais, fue quien más me influenció".

Todo poeta arrastra alguna extranjería y Anwar Al-Ghassani cargó sus valijas por distintas ciudades del mundo. Ahora, mientras inicia una nuevas colección Iraq-II y da los toques finales a un nuevo libro Cantos del alma iraquí errante y señala que no saca de la nostalgia su energía poética, "sino de una presencia virtual diaria emocional y casi física de su país. La violencia siempre ha sido impuesta sobre nosotros. Nunca ha sido una violencia Iraquí. Nuestra historia milenaria muestra una lucha casi continua por la libertad, contra los invasores y para poder construir civilizaciones. Por esto Iraq se conoce como la cuna de civilizaciones". Agrega que el destierro no es una constante en la historia de su pueblo: "Se hizo marca a partir de los años 70. Los iraquies no tenemos tradición ni de inmigración ni de exilio. Si se compara la cultura nuestra con la siria o la ibanesa, se verá que los libaneses son los de mayor emigración; viajeros por África, Estados Unidos, Latinoamérica. En esa tradición van seguidos por los sirios, los egipcios un poco menos. Pero nosotros nada, es todo nuevo para nosotros".

El poeta fue cofundador de uno de los grupos literarios más influyentes en la poesía Iraquí y árabe actual, el Kirkuk Group, surgido en los años 50 en la ciudad multiétnica de Kirkuk. "En realidad no hubo una fundación formal de este grupo, tampoco hay un manifiesto como tal. Cuando jóvenes dejamos Kirkuk y fuimos a estudiar y trabajar en Bagdad, la crítica literaria al hablar de nuestra producción empezó a identificarnos como el Kirkuk Group. Éramos unos pocos amigos, alumnos de colegio a los que nos gustaba escribir, experimentar, éramos rebeldes en política y en la literatura; esto produjo un efecto en la poesía de Iraq y la árabe en general. Ya instalado Saddam Hussein en el poder las opciones eran: ser una pieza de propaganda del régimen, enfrentarlo, optar por un exilio interno (lo que equivalía al silencio) o salir del país. Todos los del núcleo fundador, menos uno que se quedó autosilenciado, nos fuimos a Bagdad y más tarde, afectados por la represión, salimos del país.".

Agrega, sobre las condiciones del escritor en esos años: "Casi todos fuimos afectados, éramos siete escritores y poetas del núcleo del grupo, más otros en la periferia, que simpatizábamos con la izquierda. Nos formamos en la época de la monarquía, derribada en 1958 con un golpe de estado que instauró la república. La historia de Iraq desde los años 20 del siglo pasado es una seguidilla de golpes de estado hasta que llegó el partido de Saddam Hussein y se quedó treinta y pico de años. Estuve preso en dos ocasiones. La última vez fui llevado ante tribunales militares. En 1963 cuando el Partido Baath (Resurrección-Partido Árabe Socialista de Resurrección) llegó al poder la primera vez (luego de nueve meses fue derrocado por un golpe militar) yo estudiaba pintura en la Universidad de Bagdad. Pusieron al país en un baño de sangre; fui uno de los miles de detenidos, vi la muerte cerca"...

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº29)

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Autor

Jorge Boccanera