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La Sociedad Rural y los indios

Cazadores de tierras. Cazadores de cráneos

Un recorrido por el accionar de los miembros de la Sociedad Rural Argentina desde sus orígenes. De la festiva apropiación de tierras al trato inhumano brindado por sus representantes a los pueblos originarios, tanto en la vida como en la muerte.

Bisnieto e'tigre

El lunes 11 de junio de 1979 cuando José Alfredo Martínez de Hoz terminó de hojear Clarín, sonrió con orgullo. Ese día se conmemoraba el centenario de la Conquista del Desierto y el periódico de la Sra. de Noble lo celebró con un festivo suplemento. Las 50 páginas de la edición especial, además de notas glorificando la matanza y mostrando a Videla como el continuador natural de la cruzada roquista, estaban plagadas con las publicidades de las principales empresas e instituciones. La Sociedad Rural Argentina (SRA) fue una de ellas y aprovechó el suplemento para demostrar su vital participación en la gesta contra los "salvajes". Para ello reprodujo pruebas irrefutables como la trascripción de las actas firmadas por el primer presidente de la SRA y bisabuelo del ministro de economía de la Dictadura llamado, precisamente, José Martínez de Hoz: "La Corporación que presido -sostenía- no ha titubeado ni un momento en encargarse de la compra de mil quinientos caballos que el Excmo. Gobierno Nacional necesita urgentemente... Los hacendados, como una sola persona, han apoyado tan grande empresa y se les ha visto reunirse en nuestros salones y en un acta, a donde se ven las firmas de cerca de 300 ganaderos y propietarios del país, ofrecer toda su cooperación para concluir de una vez por todas con el tributo vergonzoso que hace siglos pagamos al pampa".

En medio de una avalancha de autoelogios, la nota de la SRA pone de manifiesto el entusiasta y mal disimulado interés económico de la sociedad agroganadera en colaborar con la eliminación de la "barbarie", ofreciendo comprarse a sí misma un millar y medio de caballos para entregarlos al Ejército de Línea en combate con los indios. La entrega de las mejores caballadas fue, ni más ni menos, una inversión segura, una clara maniobra especulativa que buscaba una contraprestación en un futuro cercano. No se equivocaban. Semejante "altruismo" tuvo la recompensa adecuada. Una vez arrebatadas las tierras "improductivas" de ranqueles y mapuches, la familia Martínez de Hoz encabezó el reparto de las millones de hectáreas, seguida de cerca por los Unzué, Iraola, Anchorena, Luro, Cambaceres, de Alvear, Leloir, Chas y Torquinst, por mencionar algunos de los apellidos que incorporaron a su patrimonio enormes latifundios.

El modus operandi de los dirigentes ruralistas siempre obtuvo importantes beneficios de su cercanía con el poder, vía campañas militares, presionando mediante leyes o directamente ejerciendo la función pública a través de sus hombres. El ministro de Videla no era la excepción. José Alfredo hojeó nuevamente la solicitada de la entidad agropecuaria con el inequívoco título "La Sociedad Rural y los indios" y guardó el suplemento de Clarín en su portafolio. Indudablemente, un ejemplar de colección que demostraba cómo los Martínez de Hoz estaban unidos al destino económico argentino; no en vano ocupaba el despacho de Hacienda para hacer un país a imagen y semejanza de las aspiraciones de su sector. Don José, su bisabuelo, habría estado orgulloso.

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 98 - mayo 2011)

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Autor

Marcelo Valko