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Entrevista con Hernán López Echagüe

"Los buenos periodistas son tipos que trabajan a la intemperie"

Escribió en el 96 el libro de investigación periodística de mayor caudal de ventas: El Otro, la biografía política de Eduardo Duhalde. De sus libros sobre Bussi, Palito Ortega y Ruckauf, entre otros, hasta sus crónicas cercanas decidió rearmar escenas, imágenes y voces como cuentas pendientes en su nuevo libro, El regreso del Otro. En diálogo con Sudestada, detalla qué lo llevó a volver sobre sus pasos en el libro, habla de la callada labor del duhaldismo en el Conurbano y da cuenta del cinismo al mejor postor que encarna el periodismo político en la Argentina del presente. por Patricio Féminis

Fui, y muy probablemente seré, hasta el día de mi muerte, el autor de El Otro, solamente de El Otro, como si en estos catorce años no hubiese hecho otra cosa que entregarme al cultivo de hongos o a la nigromancia. Cada vez que Duhalde suelta una necedad, me llaman de algunos programas de radio y con excitación piden mi opinión", se lee en un pasaje de El regreso del Otro. La reaparición de Eduardo Duhalde en la pelea política argentina, el nuevo libro de Hernán López Echagüe. Entre la ironía y la voz mordaz, el periodista se busca más allá de uno de los puntos de su vida en tantos libros de crónica e investigación -las formas se desdibujan-, y sabe que El Otro, ese hito editorial de los 90 con hechos de corrupción, pactos y sombras alrededor del ex presidente, conforma apenas una escena en sus memorias de cronista. "Vamos, dice el productor, vamos, dice la productora del programa, no me sea tan humilde, si usted escribió un libro sobre la vida del ex presidente. Sí, claro, pero eso sucedió hace catorce años. Igual sirve. ¿Qué sirve? Su palabra, su mirada sobre la candidatura de Duhalde a las elecciones del 2011".

¿Qué Duhalde, qué candidatura, qué elecciones?, se dijo para sí López Echagüe, y se lo siguió preguntando en palabras e ideas nuevas, no para atender fantasmas y sospechas en otros sino para completar sus deseos, pendientes y presentes: "Bien, lo acepto y lo entiendo. Si a juicio de muchos lo único que hice en mi vida fue escribir El Otro, aquí tienen el regreso del autor y del protagonista, dos regresos sin gloria, y también el regreso de toda la runfla de extras que han hecho posible este espacio patrocinado por el aburrimiento y la mediocridad", escribe en El regreso del Otro, con el que eligió exponer imágenes y hechos pendientes sobre aquellos años, Eduardo Duhalde, y el otro, el menemismo, entre otras huellas frescas del neoliberalismo, aún circulando.
Entre reflexiones, vivencias y datos -no tan ocultos-, el libro echa luz sobre Duhalde y su entorno desde sus años de iniciación, hace treinta años, Ruckauf y la Triple A, el desfalco bonaerense, la fabricación de los saqueos en la antesala del 19 y 20 de diciembre de 2001 en el Conurbano. Aparece, además, Néstor Kirchner en años de dictadura en Santa Cruz, Juan José Álvarez en la SIDE, Duhalde y sus colegas en dictadura, la gobernación y el pacto con el Modín de Aldo Rico, el pacto con el radicalismo para echar a De la Rúa, la caída planificada de De la Rúa, la devaluación y la pesificación asimétrica, los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los responsables políticos aún libres, los propagadores del discurso antipiquetero, las prebendas, Duhalde de nuevo: en pluma alzada, Hernán López Echagüe: recupera escenas y hechos conocidos pero sobre los cuales aún tiene (y guarda) mucho para decir.

"¿De qué género es este libro, Hernán?", le preguntó su compañera, la periodista Laura Giussani, cuando terminó de leer El regreso del Otro, y él aún hoy sigue rastreando respuestas. "Realmente no sé. Tiene que ver con el ensayo, con el periodismo; tiene investigación, mirada antropológica, literaria: para mí investigar es leer a distintos autores, absorber los principales conceptos, aplicar tu criterio". Y se acomoda los anteojos mirando por la ventana del Hotel Congreso: las luces, los autos que se esquivan en Avenida Rivadavia a la altura de la confitería El Molino, sus aspas en óxido inclinadas hacia el Congreso de la Nación que por años recorrió, recuerda López Echagüe, el cronista o el caipira, el mote del que se apropió en su exilio en Brasil, en los 70, tan diferente a su alejamiento -por decisión personal- del periodismo porteño, pasada la golpiza que recibió en el 93 por sus notas sobre el Mercado Central, en Página/12. Y faltaban tres años, aún, para El Otro, dice López Echagüe cruzando tiempos y secuencias personales en Buenos Aires y deseando volver al pago: hoy, Punta Gorda, Uruguay. "Esto de estar en un hotel de Congreso, mirar desde una ventana el edificio de enfrente, moverme por distintos lugares con independencia absoluta es algo para mí novedoso: nunca había estado de esta manera".

Si en su libro Crónica del ocaso (2007), recorría historias de pescadores, se veía tomándose un vino con ellos para luego retratar de cuerpo presente el modelo forestal-contaminante asociado a la instalación de la pastera Botnia en Uruguay, tan lejos del periodista de denuncia que alecciona aburrimiento, ¿qué lo hizo escribir El regreso del Otro? "Yo creo que fue un encadenamiento de cosas. Por un lado, me molestaba desde una cuestión personal, como autor de El Otro, verlo a Duhalde en televisión diciendo que yo había mentido totalmente en el libro anterior: que no había conseguido ni un testigo, una prueba; que él me había iniciado once querellas y que yo había perdido todas, cosas que el periodista de turno ni repreguntaba. Daban por hecho que lo que dice un dirigente político, un ex presidente -como le dicen- es así. Y me molestó bastante verlo desde hace dos años, cuando él comenzó a reaparecer a partir de este conflicto mal llamado del campo, del Gobierno, para tratar de convertirse en moderador de la oposición".

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 98 - mayo 2011)

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