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MÉXICO

17 años de Zapatismo

Diecisiete años pasaron desde la insurrección indígena y campesina en Chiapas y muchas cosas han cambiado. Nuevas prácticas y viejas discusiones se entremezclan. Debates teóricos y ejemplos concretos se desprenden de la gesta del EZLN en la Selva Lacandona. "Es que el planteamiento político zapatista es un erizo. Por donde lo agarres te espina", explica Marcos. En este artículo la intención es aportar una mirada sobre ese erizo con forma de rebelión popular que sacudió al mundo desde 1994, y también marcar las últimas noticias que llegan desde las montañas del sureste mexicano.

1. Recorrió el sendero con la fatiga de la tarde calurosa, la siesta interrumpida, las chicharras al costado del camino con su murmullo incesante. Apuró el paso, quizá esté por llegar el colectivo, pensó. Quizá Rubén, solo en mitad del descampado, su bolsito en el piso arenoso, una mano haciendo visera en busca de un signo en el horizonte. Apuró el paso, entonces, Emilia. Llevaba en la mano el documento olvidado de su hermano en la mesa del comedor familiar. Y la voz de su madre rebotaba en su memoria, confusa, incomprensible: "Llevale ya el documento a tu hermano, pero no lo abras". Por qué esa última exigencia, se preguntó ella, a mitad del calor de la tarde, arrastrando los zapatos por el sendero marcado, adivinando el final del camino, la silueta de Rubén, el bolsito en el suelo, esperando. "No lo abras", le dijo. Emilia lo abrió. Ahí estaba Rubén en la foto del DNI. Era él, sin duda. Pero su nombre era otro. Qué era todo aquello, el silencio, las caras serias, los saludos conmovidos, esos abrazos con Rubén más largos que de costumbre. Si era un viaje más... si otra vez se iba para Buenos Aires, quién era entonces ese nombre equivocado en el documento de Rubén.

Ahí estaba. Las manos en el bolsillo, el bolsito en el suelo, esperaba Rubén cuando Emilia apuró el paso y cruzó el descampado. Ella vio, entonces, la sonrisa en el rostro de su hermano. No hubo preguntas, no hubo dudas en la despedida. Los hermanos conversaron hasta que el colectivo anunció su llegada con una polvareda a los lejos. Rubén agradeció el gesto y dejó a Emilia sola, rodeada de la nube de tierra seca que se llevó a Rubén. Y la dejó con sus dudas, sus preguntas, a orillas de una historia por escribirse.

2. Sabe el historiador lo que tiene entre manos. Sabe que es la llave de una sombra, el pasillo a una crónica aplastada por la sangre y la indiferencia. Sabe el historiador que esa pequeña libreta color café que se desliza de una bolsa de arpillera con el rótulo "Secreto" es la pieza del rompecabezas que le faltaba. La charla con el octogenario coronel del Ejército boliviano había terminado y la confianza le había permitido ganarse un lugar en la entrevista. Era el momento de las confidencias, con el grabador detenido, las tazas de café dispersas sobre la mesa.
"La abrí y de sus páginas brotó el olor guardado de las vivencias del monte, de la metralla y de la sangre definitiva", apuntó el historiador boliviano Gustavo Rodríguez Ostria. Era el diario de Osvaldo, la llave para conocer la suerte de la "columna perdida". El diario del guerrillero argentino Rubén Cerdat, entre sus manos temblorosas.

(La nota completa en la edición gráfica # 3 - Enero 2011)

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El colectivo de Revista Sudestada esta integrado por Ignacio Portela, Hugo Montero, Walter Marini, Leandro Albani, Martín Latorraca, Pablo Fernández y Repo Bandini.