Cuatro años

Siempre intentamos desde estas páginas acercar al lector a la trastienda de nuestra publicación, que daba a luz a su primer hijito cuatro años atrás. Y como desde Sudestada no vamos a proponer ninguna cena festejo de 100 pesos el cubierto, para este aniversario queríamos probar de hacer partícipes a todos nuestros seguidores a través de estas líneas, para que sepan cómo se procederá a festejar el acontecimiento, con la idea de que puedan practicar desde sus casas, sin chupar frío en estas épocas de gripes traicioneras.

Como se imaginarán quienes vienen siguiendo número a número la revista se procederá al ya clásico "asado cultural", donde no faltarán los exabruptos hacia personalidades reconocidas, los pases de factura entre el staff y la sorpresa e indignación de los debutantes al fastuoso festejo. Para hacer honor a esta publicación que está terminando su primera etapa, deberá proveerse en su carnicería amiga de unos cuantos chinchulines y chorizos, exquisitamente arrebatados ante la amenaza de los comensales, algún que otro riñón medio suela, y si el presupuesto fue generoso adquirir alguna que otra tira de asado. ¿Pero con nuestros amigos vegetarianos qué hacemos? Háganos caso, quede bien con unos pocos mangos adornando la parrilla con unos cuántos vegetales que le den color al monótono asado criollo. Bueno, si ya compró lo necesario para hacer base, pase por el almacén, o por el mercadito chino si ama lo oriental, y cárguese unas cuantas cervezas acompañadas de unos vinos que garanticen la fluidez de la charla. Usted pensará ya está, pero no es así. Se acerca lo más difícil: el voluntario que se encargue de la comida, mientras los otros bien limpitos y con cara de sota, empiezan a tirar preguntas al voleo al escritor más reconocido de la mesa.

Más tarde llegarán los consabidos comentarios acerca de las dudosas virtudes del vino en damajuana elegido, la infaltable rascada con el cuchillo sobre la parte quemada del vacío, los viejos recuerdos que siempre surgen desde Bonzi, insultos a funcionarios de cultura de Nación y Ciudad, y un brindis conmovedor en recuerdo a los ex colaboradores de la revista.

Después de los festejos, el bajón, por supuesto. Y los pases de factura en un clima bélico que torna peligrosa la salud mental de algunos comensales.

En fin, nada que no se repita en cualquier casa de familia.

Cuatro años atrás iniciábamos un proyecto sin garantías de nada, juntando fuerzas y tiempo de todos lados, buscando algo que quién sabe si encontramos ya. Una búsqueda que no termina ni se interrumpe, más allá de los condicionamientos económicos y los problemas organizativos.

En este tetra-aniversario, no nos resta más que saludar a usted, amigo lector, fiel seguidor de este experimento gráfico que ya no nos pertenece. Nos vemos en septiembre...