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Entrevista a Iroel Sánchez

"Los valores que la Revolución ha defendido han sobrevivido en las condiciones más adversas"

"Ser cubano y hablar de cultura obliga siempre a hablar de política", reconoció hace algunos años Iroel Sánchez, presidente del Instituto Cubano del Libro y uno de los referentes de la cultura de la isla. A partir de aquella frase y aprovechando su visita oficial a Buenos Aires durante la última Feria del Libro, un par de redactores de Sudestada nos acercamos a Iroel para conocer sus opiniones sobre los nuevos debates que han surgido a partir del discurso de Fidel Castro en la Universidad de La Habana. Publicamos aquí la versión completa de la extensa entrevista, un fragmento de la cual aparece en la edición gráfica de Sudestada de junio de 2006.

- ¿Qué repercusiones generó en Cuba el discurso de Fidel Castro del 17 de noviembre de 2005?


- Se trata de un discurso donde Fidel interpreta las necesidades de un momento histórico clave para la continuidad de la Revolución, las une a las aspiraciones populares, y va mucho más allá. Fidel retoma las ideas de un proceso anterior que en los años '80 se llamó "Proceso de rectificación de errores y tendencias negativas", que se adelantó a todo lo que vino después con la caída del campo socialista, proponiendo rescatar las ideas más originales del proceso revolucionario cubano y barrer con aquellas cosas que se habían copiado erróneamente de las experiencias soviéticas. El proceso de rectificación fue un empeño por colocar en primer plano los valores originarios de la Revolución, las ideas del propio Fidel y también del Che acerca de la construcción del socialismo, como el trabajo voluntario, la convicción de que para el socialismo es decisivo el factor humano, el factor subjetivo, por encima de los mecanismos. Ese proceso se vio interrumpido por la entrada del país en la aguda crisis económica de los años 90, ocasionada por el fin de las relaciones con los países del Este de Europa, pero las ideas que lo impulsaron tienen que ver mucho con la permanencia de la Revolución Cubana y con este discurso de Fidel en la Universidad de La Habana. El proceso de rectificación también fue un proceso de solución de necesidades populares y de aumento de la eficacia económica del socialismo, con muy fuerte participación de las masas, con mucha discusión popular. Cuando tú lees los discursos de Fidel de ese momento, te percatas de que es el mismo ideario, de que hay una continuidad en las condiciones de ahora.

Los problemas generados durante estos años de crisis económica por algunas transformaciones que tuvimos que introducir para poder sobrevivir, y por las condiciones durísimas en que hemos tenido que hacerlo, han producido daños en la ética revolucionaria, hay valores que se han deteriorado. Desde hace tiempo la dirección del Partido viene impulsando el enfrentamiento a estas tendencias, se han sostenido discusiones sobre los problemas de la corrupción, el peligro que eso supone para la continuidad de la Revolución y para los valores que defiende. Fidel coloca el 17 de noviembre esta discusión en un estadio superior, al hacer la denuncia pública más radical y estremecedora, enlaza esta batalla contra la corrupción en una lucha mayor contra el capitalismo, una lucha por el fortalecimiento de lo que las personas perciben como la Revolución, que es la justicia social, la igualdad basada en el trabajo y el mérito. Por eso Fidel habla allí contra los nuevos ricos y presenta a los trabajadores sociales, a los estudiantes, como instrumentos de profundización de la justicia social, de la redistribución de los recursos obtenidos a partir de la revolución energética y el control popular.

No es un discurso que busca una lucha con mecanismos tecnocráticos, si no que convoca a una batalla política. El socialismo es la subordinación de la economía a la política, eso es lo que ha permitido a la Revolución permanecer cuando nadie fuera de Cuba daba un centavo por ella, cuando desapareció la URSS. En el discurso se profundiza la conducción política de la economía, proceso que viene de hace algún tiempo, con la centralización de los recursos económicos más importantes del Estado, mayor control sobre los ingresos en moneda libremente convertible de las empresas, que equivale a mayor eficiencia en el uso de las finanzas, por otra parte se invierte en la innovación tecnológica asociada al uso de la energía, y ambas acciones generan importantes ahorros revertidos en la calidad de vida del pueblo. Como resultado de esta estrategia, el país puede disponer de recursos crecientes para solucionar a fondo necesidades que afectan la vida cotidiana y que no pudimos atender adecuadamente durante estos últimos 15 años, como el transporte, la vivienda y el combustible doméstico.

Para cualquier revolucionario tiene que ser estremecedor escuchar a Fidel decir que este país puede autodestruirse, con la autoridad histórica que tiene, con la confianza del pueblo que se ha ganado por estar ahí delante en las arenas de Playa Girón, porque cuando en el Granma se cayó un compañero al mar no continuó hasta rescatarlo, por ser el primero en el Moncada, y por ser el primero en las batallas de todos estos años. Y por haber conducido el país en los momentos más difíciles y haberlo sacado adelante; por saber ver como nadie las intenciones y las debilidades de nuestros enemigos. Cuando él dijo "Elián volverá", con esa seguridad absoluta de que algo tiene que ocurrir de ese modo, no es un acto adivinatorio, tiene un fundamento en la experiencia histórica y en su capacidad para penetrar en los acontecimientos.

Con respecto a las repercusiones, ha sido como una inyección de juventud a la Revolución, de frescura, de movilización social; de concientización del pueblo, de sus organizaciones, de la necesidad de enfrentar esto en el orden ideológico, ético y de conocer qué queremos alcanzar. Saber que no se trata sólo de satisfacer necesidades materiales, que obviamente tenemos que resolver y se están resolviendo, si no hay una ética solidaria y sobre todo si eso no se basa en la convocatoria realizada por José Martí a conquistar toda la justicia.

¿Dónde se nota esa pérdida de valores, en la sociedad o también en la dirigencia política?

Ha habido dirigentes que han perdido valores, y si como se ha sostenido entre nosotros, el socialismo es la ciencia del ejemplo, aunque no sean ni remotamente la mayoría, es algo incompatible con la filosofía y la práctica política de la Revolución Cubana cuya dirección siempre ha actuado en estos casos con transparencia y verticalidad. El capitalismo es la corrupción institucionalizada en la economía pero lo es aún mucho más en la política, que no pasa de ser una negociación entre élites que sólo conocen la ética del máximo beneficio para sus financiadores. La Revolución logró en estos años tan difíciles preservar el poder político, preservar las conquistas esenciales relacionadas con la educación, con la salud, pero si perduró y sobrevivió es porque se preservó la confianza del pueblo en su dirección y la autoridad y la ejemplaridad del Partido y sus militantes.

En la sociedad, se ha degradado el valor del trabajo. Fidel decía en una intervención en la televisión, con posterioridad al discurso del 17 de Noviembre, que quienes menos trabajan son los que mejor viven, algo que comienza a revertirse y que estamos obligados a hacer retroceder cada vez más. A pesar de ello, la justicia en Cuba sigue siendo una cultura, como lo es la igualdad en el acceso a los servicios básicos: si a alguien se le ocurre hoy en Cuba privatizar la salud, hay una insurrección popular. Eso está fuera de discusión. Puede haber alguien que piense ingenuamente que en el capitalismo pudiera poseer tal cosa, pero le dicen "tu hijo debe pagar para ser atendido en un hospital", incluso aquellas personas que puedan tener valores degradados o que pueden sentir algunas simpatías por el capitalismo, ganados por toda la subcultura de Miami, de la que son portadores los "nuevos ricos", no conciben algo así.

Igual ocurre con la cultura de la solidaridad, que también puede haber sufrido abolladuras, puede haber sufrido desgarraduras, pero sigue siendo una cultura. Cuba es un país que es capaz de tener en este mismo momento decenas de miles de médicos en los lugares más pobres del mundo, eso es una cultura; un país que fue capaz de enviar 300 mil combatientes a luchar contra el apartheid en África, eso está en la sangre, en la identidad de nuestro pueblo. Eso es lo principal que ha creado la Revolución, ha creado una cultura de la dignidad humana y eso no se puede obviar de ninguna manera. Los norteamericanos tendrían que asesinar a millones de personas para barrer con eso. Puede haber cuarenta mil limitaciones, deficiencias, gente que se corrompa, pero eso es una obra y está ahí. Es lo que hace que los ciudadanos, cuando hay elecciones, acudan a votar y solos con su conciencia, apoyen a los candidatos de la Revolución, a pesar de que el gobierno los Estados Unidos transmite más de 2.000 horas semanales de radio con propaganda contrarrevolucionaria, a pesar de que, sólo oficialmente, presupuestan 59 millones de dólares para la subversión contra Cuba. Y sin embargo, la Revolución ha logrado sobrevivir, porque ha logrado ser cultura en las personas.

Una anécdota: cuando la crisis de los balseros en 1994, aquellas imágenes eran para muchos el fin de la Revolución, supuestamente nos quedaban horas. Clinton decidió recluir todos esos balseros en la base que ocupan ilegalmente los norteamericanos en Guantánamo, entonces ocurrió un horrible atentado en Oklahoma. Pues, ¿tu sabes que estas personas que estaban en la base, esperando ser admitidos en Estados Unidos, como un acto para tratar de ganar a la opinión pública, plantearon que ellos estaban dispuestos a donar sangre para las víctimas? Eso está expresando la cultura que la Revolución les dio, aunque sean personas que renieguen de ella, eso se los enseñó la Revolución.

¿Puede ser el conocimiento un antídoto para que no se expanda esa pérdida de valores que trae aparejado el capitalismo?

La idea de que la alternativa al consumismo está en la cultura es clave. El día que cada habitante del planeta consuma el 20% de lo que consume el norteamericano que sale en las películas de Hollywood, se acabó el mundo. Se ha vuelto un tema de sobrevivencia, de sentido común. Por tanto, no sólo para Cuba el consumismo no es la solución. No lo es para los países del Sur, que enfrentan una situación de desventaja creciente, como tampoco lo es para un mundo cada vez más interdependiente. El hecho de que tú le puedas ofrecer a la gente un crecimiento espiritual, que en vez de desear el carro del año, se pueda ese año haber leído nuevos libros, haber disfrutado de buena música, haber visto crecer el acceso de sus hijos a la cultura, al conocimiento. Es algo en lo que se puede crecer infinitamente, el desarrollo a través del conocimiento y la cultura.

Tenemos hoy 800 mil profesionales universitarios, 500 mil más en vías de recibirse, en una población de 11 millones. Si en todos los municipios existen filiales universitarias, tu estás implementando una concepción que busca sobre todo el desarrollo espiritual del individuo, independientemente de dónde viva y del dinero que tenga. En Cuba hay más de 100 escuelas que tienen un solo estudiante; cada una tiene un televisor, una computadora, tiene un video, un panel solar, porque están en lugares apartados a los que no llega la red eléctrica. El hecho de que tengamos tantos deportistas, artistas, científicos, bailarines, tiene que ver con la universalidad del sistema educacional, con tratar de que no se pierda ni un solo talento, donde quiera hay un maestro, un profesor de educación física, un instructor de arte, para desarrollar al máximo las potencialidades de cada persona.

Nosotros no somos defensores de la escasez, tenemos que lograr condiciones materiales de vida dignas para nuestro pueblo, no podemos encerrarnos en una campana de cristal, aislados del mundo, pero tampoco podemos ser esclavos de necesidades de consumo creadas artificialmente. El capitalismo crea artificialmente necesidades y después obliga a trabajar para satisfacerlas, con la televisión como una especie de púlpito del consumo, por el que se reciben las orientaciones sobre qué, por qué y para qué comprar, y así ser aceptados en ese mercado en que las personas y las ideas son una mercancía más. Es un ciclo enloquecido, de esclavización, del que no se sale nunca. Una especie de vasallaje del siglo XXI, con cada vez más gente sumida en la subcultura del consumo que es la cultura de la apariencia. Nuestra concepción es que en el conocimiento y la cultura están los instrumentos contra ese vasallaje.

¿Cuál podría ser el papel de los jóvenes en este momento histórico?

Fidel escoge la Universidad para dar ese discurso. Son los jóvenes, como los estudiantes universitarios, los trabajadores sociales, que son gente muy joven, los que están jugando un papel protagónico en esta lucha. Son también los que de algún modo encarnan simbólicamente la continuidad histórica a la Revolución, en la que los jóvenes tienen un papel central.

¿En qué aspectos se puede observar la vigencia del pensamiento del Che Guevara en la sociedad cubana?

El Che está en la inconformidad ante nuestros problemas, está en ese discurso de Fidel del 17 de noviembre. Cuando Fidel nos convoca a luchar contra todos esos problemas, a enfrentar las deformaciones que denunció, nos está convocando también desde el Che, nos está convocando también en su nombre, desde la reserva moral que significa su legado. El Che está en la médula de la resistencia de nuestro pueblo, y también está, sin dudas de ningún tipo, en el optimismo solidario con que hoy se levantan los cubanos junto a los vilipendiados de la América Latina.

¿Cómo observa el futuro cercano sin Fidel Castro?

Cada día que Fidel no esté, será un día de derrota para los Estados Unidos, un día en que se recuerde que no pudieron vencerlo ni con la guerra, ni con el asesinato; ni con el bloqueo económico, recrudecido después de la caída de la Unión Soviética. Esa será la victoria definitiva de Fidel frente al imperialismo.

Esa victoria no tendría sentido si la Revolución no continúa. Fidel no hubiera trabajado intensamente todos estos años, no hubiera consagrado su vida a la educación de nuestro pueblo, si no es para que la Revolución lo sobreviva. Sería absurdo, por muchas ilusiones que se hagan, que un hombre haya levantado esa obra junto a su pueblo para que no lo trascienda.

¿Cómo va a explicarle Estados Unidos al mundo que a pesar de su bloqueo exista una Cuba con solución de sus problemas económicos, con un sistema energético ecológicamente sostenible, con más de un millón de graduados universitarios, con una producción de primer nivel mundial en informática, en biotecnología? ¿Cómo le van a explicar eso al mundo a pesar de que ya no esté Fidel? La ausencia física de Fidel lo va a hacer más grande y su obra va a crecer más, será la consagración de la derrota de los que hicieron todo, sin ningún tipo de escrúpulos, por vencerlo. Lo va a demostrar la sobrevivencia de su obra, que no es sólo Cuba. Si hoy existen procesos revolucionarios en Venezuela, en Bolivia, si se están produciendo todos estos cambios en los gobiernos del continente, es en gran parte porque la Revolución Cubana sobrevivió. Si no, no estaríamos hablando de la noche del neoliberalismo en América Latina, y todo eso es también Fidel. Si después de Fidel no está sólo Cuba, está Latinoamérica, está Venezuela, está Bolivia, el que tiene que preocuparse con lo que va a pasar después de Fidel Castro es el gobierno de los Estados Unidos. Los que tienen que estar muy preocupados por todo lo que está pasando en América Latina, gracias en buena medida a la permanencia de Fidel y de la Revolución Cubana, son ellos.

¿Qué dos ó tres elementos mencionaría como las principales fortalezas de la revolución hoy?

Lo principal es el pueblo, su unidad en torno a los postulados esenciales de la Revolución, como resultado de un proceso histórico, coronado por la gran transformación cultural que se ha producido en los cubanos desde 1959. Los valores que la Revolución ha defendido, por los que ha luchado, han sobrevivido en las condiciones más adversas, enfrentan grandes desafíos pero la Revolución no se sostendría si esos valores no estuvieran profundamente arraigados en los cubanos, si no formaran ya parte esencial de nuestra identidad como nación.


Entre libros y polémicas culturales

¿Qué relación existe hoy entre los intelectuales y la Revolución, frente a los desafíos que se vienen?

Los intelectuales son y se sienten parte esencial de la Revolución. Tenemos hoy en Cuba condiciones muy favorables para la creación en la más absoluta libertad. Esto parte de un clima de confianza, de mucha participación, muy lejos de cualquier pensamiento dogmático. A medida que la Revolución vaya consolidando la recuperación económica, van a existir mejores condiciones para que esa participación se amplíe aún más.

Si tenemos 17 escuelas de artes plásticas, cómo tu logras que esas nuevas generaciones de artistas tengan las condiciones para crear, para exponer su obra, para ser reconocidos por la crítica, el desafío de las instituciones está en lograr abrir espacio para esa creación. Es un proceso dialéctico que obliga a una superación del trabajo de las instituciones para responder a todo ese auge cultural, y en nuestra concepción ese desafío sólo se puede enfrentar con más participación de los creadores en las decisiones y las acciones de las instituciones culturales y mayor democratización de su funcionamiento.

Una de las diferencias notables entre la visión de la cultura entre Argentina y Cuba se puede notar en sus respectivas ferias del libro: mientras en Argentina hay una sola y se cobra entrada; en Cuba está nacionalizada y es gratuita...

Nuestra Feria tiene que ver con una concepción democratizadora de la cultura, del libro, abarca 35 ciudades y los precios de los libros permiten un acceso muy amplio a la lectura. En Cuba en los últimos 47 años se ha hecho un enorme esfuerzo por el acceso a la cultura, y eso ha logrado unos resultados inimaginables para un país que tenía un 30% de analfabetismo en 1959, hasta alcanzar la más amplia democratización del acceso a la cultura y la educación. La principal contradicción que tenemos es cómo lograr satisfacer esa expectativa que se ha desarrollado en la educación de los ciudadanos, lograr que esa formación ascendente tenga una oferta cultural a la altura de la demanda que se ha generado.

A pesar del efecto que tuvieron en los últimos tiempos las políticas neoliberales y antes la dictadura militar, Argentina es todavía un país con una densidad cultural impresionante. Eso se ve en la Feria, que no es tan tremendamente popular como la cubana, pero se ven sectores importantes de la sociedad interesados por los libros, por el pensamiento. Incluso gente joven, que es el resultado de una acumulación cultural que dañó el neoliberalismo, que dañaron los años de dictadura, pero que no ha podido ser exterminada. Porque si se asesinó a 30 mil personas es precisamente porque había una acumulación cultural, cuántas de ellas eran estudiantes, intelectuales, profesores, que en el campo cultural desempañaban una función importante.

¿Por qué persiste la falta de intercambio de libros cubanos y argentinos?

Se ha hecho mucho para que eso no sea posible, si se trata de aislar a nuestros pueblos, si se bloquea a Cuba, se encarecen los precios de los fletes, es todavía más difícil hacerlo. Si además, hay toda una campaña de prensa sistemática mintiendo sobre Cuba, ¿cómo colocar una reseña o promover un título en esa prensa mayoritariamente hostil? Es más fácil vender ron cubano que libros cubanos. El libro siempre es portador de ideas. Hay aquí un distribuidor, un librero, que vende libros cubanos. También hay una cantidad de insuficiencias de las instituciones cubanas que tenemos que solucionar. Este año hemos estado dando algunos pasos, pero esa diversidad de libros que hacemos no llega aquí. Cosa que se merece el pueblo argentino por la enorme simpatía que tiene por Cuba, y lo merecería también la relación cultural que existe.

Yo veo un avance, todavía pequeño, pero que por los menos marca una tendencia. Este año el stand de la Cuba en la Feria está mucho mejor presentado, con mayor espacio y con muchas más novedades. El hecho de que Argentina sea el país invitado en la próxima Feria del Libro de Cuba, seguramente favorecerá ese intercambio.

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Autor

Martín Latorraca y Hugo Montero