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Entrevista. Malena Pichot

"Hay que batallar por los derechos de las mujeres"

La comediante y guionista expande su militancia feminista y por la legalización del aborto. A la par del stand-up, las series web y su enorme exposición pública en las redes sociales, reafirma su visión de género con humor mordaz, en el único especial de Netflix de una humorista argentina: Estupidez compleja. Antes y después de la histórica media sanción del proyecto por el aborto legal, Pichot se juntó con Sudestada para exponer sus desvelos creativos, artísticos y políticos en estos tiempos históricos para el colectivo feminista.

"Me puedo sacar una foto con vos? Yo te odio, pero es para mi novia", le dijo un tipo a Malena Pichot, al cruzarla un día por la calle. "Yo le respondí '¡andá a cagar!'. Y me fui". La guionista y comediante feminista ahora suaviza su voz en acción en un bar de Almagro, a las 18.30, apenas termina Furia bebé, su programa de dos horas diarias con Señorita Bimbo y Martín Rechimuzzi en la radio online Futurock. Entra sonriendo y le dice a la moza: "Hola otra vez. ¿Qué pido? Ya tomé tanto café que me da miedo. ¿Cuánto café se puede tomar por día? ¡Mejor dame una Coca!".
Con su humor ingenioso y veloz, desafiante para las convenciones dentro y fuera de los clichés del stand-up, Pichot, de 36 años, se volvió una referente del colectivo feminista que reclama por el aborto legal, seguro y gratuito. De la radio a la calle, de las series web a las redes sociales, la voz de Pichot se llena de otras voces. "Todos los días me llegan mails y mensajes de chicas o mujeres grandes diciéndome 'me pasó tal cosa, no sé qué hacer'. 'Vos me ayudaste, porque quedé embarazada y mi marido no lo quería tener', 'mis viejos no me dejaban estudiar' o 'me di cuenta de que fui abusada'. Son historias que sufrimos todas, pero que estaban bloqueadas. Ahora ellas asumen que lo que les pasó no fue joda, pero no tiene que arruinarles la vida. Hay una necesidad de contención impresionante".
–¿Cómo te pegan esas historias?
–A veces me pongo a llorar frente a la computadora, pero entendí que lo único que quieren es contarlo y que alguien les crea. Sentir que no están solas. Necesitan decirlo y que del otro lado no haya un juicio horrible. Y eso les devuelve una certeza. Es muy fuerte pasar de "ah, no soy una estúpida, una loca, una tarada" a "esto es lo que les pasa a las mujeres, el feminismo es la que va". Es mucha diferencia. Yo contesto escuetamente: "Qué bueno que me lo contaste, gracias por compartirlo".
A la par de todas ellas estuvo Pichot el 13 de junio, en la fría y poderosa vigilia de incontables pañuelos verdes en Plaza Congreso. A las 10 de la mañana del jueves 14, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de despenalización y legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). A las 12, con las huellas del agite en la voz, le contará a Sudestada: "Estuvimos toda la noche despiertas. Fue una jornada muy emocionante. Las chicas y los chicos se la bancaron increíblemente. Todos juntos. Estábamos en el centro porteño a la madrugada y nadie tenía miedo. La energía era maravillosa. Fue inolvidable".
En sintonía con las luchas por seguir, Pichot expande su mordacidad feminista en otro frente: desde marzo se puede ver en Netflix su especial de stand-up Estupidez compleja, filmado en el escenario de Bebop Club (San Telmo). Un show con monólogos de barricada y sarcasmo anti machista de alto magnetismo: sin respiro en menos de una hora. Ella es la única mujer humorista de Argentina con un show en esa plataforma on-line: su mensaje se proyecta a más públicos. "Un día, Luis Majul abrió su programa de TV recomendando Estupidez compleja y me preocupé. Pero por suerte al toque me hizo mierda Baby Etchecopar y me tranquilicé. 'Sigue todo normal', me dije".
Y se ríe: "Hasta hubo gente famosa que no me registraba y me habló por las redes: 'Vi tu especial. Está buenísimo'. Eso que me dicen es una manera piola de saber si funciona mi humor, porque en Netflix nunca hablás ni conocés a nadie. Son fantasmas".
–¿Qué te pasa al ver hoy Estupidez compleja?
–Yo soy muy asesina conmigo misma. La clave es que no me de vergüenza. Gustar no me va a gustar nunca. Jamás voy a decir "qué bien que estoy, qué genial". Cuando algo no me da gracia lo saco. Lo aprendí editando mis propios videos de La loca de mierda, en 2008. Es fácil darte cuenta si otro es gracioso, pero tenés que ser muy sincera con lo tuyo. Me acostumbré a ver qué me gusta o no de mí misma. Y el especial de Netflix me daba miedo porque nunca me había visto filmada yo sola durante cincuenta minutos. Por suerte tuve el control del material: sólo saqué uno o dos chistes.
Esa voz suave no se acelerará aún en su tono batallador, como en las redes sociales o frente a las pantallas múltiples. Durante las primeras semanas le decían en la calle: "¡Muy bueno el especial". Y pensaba: "Era raro. En Netflix hay muchos shows de stand-up y no me ilusioné demasiado. Me encanta que se pueda ver ahí, sobre todo por la temática, pero soy muy pesimista y me sorprendió que me dijeran eso hasta los chabones, no las pibitas feministas de siempre. El público se abrió".



El ejemplo de las pibas
"¿Para vos va a cambiar algo?", es la pregunta recurrente que recibe Pichot en entrevistas o por la calle. Y ella confía: "Hay que batallar por los derechos de las mujeres: para transformar su realidad. Siempre doy un ejemplo ridículo. Si pudimos sacar el pucho de los bares, las cosas pueden cambiar. Mi primer impulso es el de no ilusionarme para no ponerme tan mal si las cosas fallan. Pero, ante la duda, lo que queda es luchar. Me emociona pensar que todo puede pasar".
–¿Qué cosas concretas de tu ideal feminista son posibles, hoy, y cuáles son menos realizables?
–Que el aborto sea ley es algo que puede suceder. Soy muy pesimista con el cambio en los hombres, pero tengo fe en el cambio de las mujeres. Porque vi chicas de 16, 17 años que dicen cosas que cuando yo tenía 16 era imposible que alguien dijera. Lo viable del feminismo está en las pibas de esas edades. Si empiezan a concebirse a sí mismas de otra manera, van a cambiarlo todo. Si a los 16 ya son así, a los 25 van a ser imparables. El cambio que hicimos nosotras a los 30, las pibas hoy lo hacen a los 15. Eso es lo que puede cambiar: las minas siendo sinceras con ellas mismas, con lo que desean y cómo lo desean. Nosotras hicimos todo como tenía que ser con los chabones. Eso de "hay que ir a una cita y hay que coger, porque si no quedás mal". Estábamos muy ciegas.
–¿Qué huellas machistas seguís encontrando en vos?
–Me fui despejando de un montón. Pero desde muy chica sentí una militancia de la amistad femenina. De hecho, a mis amigas las tengo tatuadas en el pie: somos diez y llevamos un mismo símbolo. Varias ya son madres y salimos una vez por semana, o cada dos. Cuando nos ven un viernes o un sábado a la noche en un bar, los tipos dicen: "¿De quién es el cumpleaños?". Y respondo: "No, es viernes, estamos tomando una cerveza". ¿Cómo puede ser que un grupo de chicas genere tanto alboroto, tanta confusión, tanta pregunta? Cuando teníamos veinte años, por ahí nos íbamos de mochileras al sur o al norte: éramos once pibas en un camping. Como no había un chabón haciendo el fuego, nos decían: "¿Están solas?". Por ahí decíamos que sí, porque era lo que entendíamos en esa época...


(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada... ¿Por qué publicamos apenas un fragmento de cada artículo? Porque la subsistencia de Sudestada depende en un 100 por ciento de la venta y de la confianza con sus lectores, no recibimos subsidios ni pauta alguna, de modo que la venta directa garantiza que nuestra publicación siga en las calles. Gracias por comprender)

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Autor

Patricio Féminis