En tiempos difíciles, la voz de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo adquiere otra resonancia. Por eso, en este clima de ajuste y represión, siempre es preciso anotar la mirada de Estela. Firme y decidida, en esta charla con Sudestada cuestiona al gobierno nacional porque ataca a los que menos tienen y miente de forma descarada, y destaca que la situación está peor que en 2001. Al mismo tiempo, subraya que las Abuelas no quieren más mujeres muertas en abortos clandestinos y saluda el protagonismo de las jóvenes en este presente político.
Es miércoles, 13 de junio. En las calles se respira el frío de un día histórico. Para donde se mire, en el tren, en el subte, en el colectivo, en una esquina, en los balcones, se ven pañuelos verdes. Las pibas hacen caminar al mundo, le dan un revés, le ponen un grito al cielo, y cambian los paradigmas. Las tradiciones se desploman para volver a ganar una batalla. Ellas hacen de esta lucha una gran revolución. Argentina se tiñe de verde, de conciencia, de sonrisas, de incertidumbres, y de una coherencia de saber por qué luchar.
Entre tantos pañuelos verdes llegamos al lugar de los pañuelos blancos, aquellos que han marcado a fuego nuestra historia. Hay una mujer, otra que sabe de luchas y convicciones, otra que nos enseña en cada paso.
La sede de Abuelas de Plaza de Mayo es el escenario del encuentro. Entramos al despacho y, a camino lento, ingresa Estela, con la ternura que hace de nuestra reacción una sonrisa. Nos saluda, nos abraza, nos emociona.
A solas con Sudestada, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, nos habla sin filtro de la realidad de nuestro país, de la actualidad política, social y económica que sufrimos en el día a día. Nos cuenta sus sentimientos, sus broncas y sus verdades. Sonríe cuando menciona a las jóvenes generaciones que protagonizan este presente de lucha, pero cambia el tono cuando se refiere al elenco gobernante y a sus aliados.
–Hoy es un día muy particular, y queríamos conocer cuál es la mirada que tienen las Abuelas de Plaza de Mayo sobre la lucha por la ley de aborto legal y gratuito.
–Las Abuelas estamos a favor de la vida, pero de la vida de la mujer, que tiene derecho a disponer de su cuerpo, de su vida, de su libertad. Para ninguna mujer es grato un aborto. No es algo banal, es algo delicado, y es una decisión muy personal. No hay derecho a impedir esa decisión, o a castigarla con prisión como si fuera un delito. Pareciera ser que la responsabilidad recae sobre la mujer cuando en una gesta hay un hombre también. De todas maneras estoy atenta al tema, porque en años anteriores nunca se trató de esta forma. Entiendo también que la gente que está oponiéndose a esta ley lo hace con una visión muy descarnada, muy cruel. Hasta con la intención de herir a la mujer que sí está de acuerdo con el aborto legal, como si se tratara de una criminal desalmada. Se ataca de una manera salvaje, y me parece desleal, más aún cuando viene de otras mujeres. En el medio también está la iglesia que criminaliza, y que genera retrocesos en materia de educación sexual. Existen prejuicios que no son ya del siglo xxi. En muchos países se ha avanzado mucho sobre este tema, incluso en países vecinos, como en el caso de Uruguay que hace bastante tiempo tiene este tema resuelto. Hay que pensar en la mujer que hoy está siendo mujer plena, que se respete su decisión y que se cuide su vida. Esa vida es la que defendemos nosotras. Insisto que por la edad que tengo es un tema difícil de asumir, pero me parecen muy valientes las mujeres que tienen una idea y la mantienen. Está el debate, está peleado, veremos cuál será la decisión final. Y si sale, cómo se pondrá en práctica; y los médicos que se nieguen a hacer esta práctica se podrán eximir, y la mujer podrá hacerlo sin riesgo de muerte, con todas las garantías de vida de un ser humano. Hay quienes tienen muchos hijos y por prácticas clandestinas han muerto, y han dejado huérfanos a sus hijos. Estas cosas hay que pensar, por qué una mujer sin recursos puede perder su vida. Siempre pagan el pato los más pobres. Estamos expectantes con el debate, pero las Abuelas no queremos más muertes de mujeres por abortos clandestinos.
–¿Qué momento atraviesan hoy las Abuelas y los organismos de derechos humanos frente al presente político que padecemos?
–Muy malo, como todo el país. Somos parte, vivimos acá, comemos acá, somos jubiladas de este país, y estamos mal porque hoy pretenden extraer dinero de los más necesitados, de personas que no tienen vivienda, recursos de los jubilados, de los más humildes, y benefician a los que más tienen, como por ejemplo la minería: a ellos no se los toca. Está comprobado que este es un gobierno que lo hace para un sector y no para todo el pueblo. Lo veo deshumanizado, insensible. Nos están endeudando por no sé cuántas generaciones, y esa plata no la vemos, no viene a donde tiene que venir. ¿Dónde quedó todo ese dinero que se pidió a pagar a cien años? A esto se le suma la desesperación de los despedidos, de las pymes y las industrias que están cerrando. Algunos comparan a este gobierno con el de 2001. Y yo creo que es peor. Es más diabólico, mentiroso, es todo un gabinete mintiendo permanentemente a la luz del día, en la televisión, diciéndonos que estamos mejor, que la desocupación bajó, que la pobreza también, y está comprobado que es todo al revés.
En cuanto a la tarea institucional de Abuelas de Plaza de Mayo, ellos dijeron aquello del "curro" de los derechos humanos cuando estaban en campaña. Después nos trataron de mentirosas porque decían que no eran 30.000 los desaparecidos, y hasta han llegado a decir que tenemos una fábrica de nietos, que sacamos en momentos oportunos. Es absurdo y muy hiriente a la vez. Yo he tenido una conversación con el Secretario de Derechos Humanos para decirle que paren la mano porque, si no, no íbamos a tener trato con ellos. Las Abuelas siempre dialogamos con los gobiernos constitucionales. Siempre nos han recibido y nos han respetado, más allá de los errores de sus políticas. Y este gobierno no sólo está haciendo mucho daño, además nos ofenden, nos insultan, y eso no lo vamos a permitir. Así estamos, todos los días alerta. Prender la televisión a ver qué otra mala noticia hay, porque hasta ahora no hay ninguna que nos alegre.
No podemos estar conformes como institución porque todavía tenemos que encontrar centenares de nietos que no sabemos dónde están, y tenemos que encontrar los restos de sus padres. Este gobierno está tratando de destruir la identidad de nuestro país, de borrar la historia. Se refleja con la intencionalidad del cambio de los billetes, de personajes de la historia por animales, o cuando Mauricio Macri recibió al rey de España como si fuese nuestro propio rey, y le habló casi disculpándose de haber conquistado la independencia en aquel momento. Es todo muy grotesco, hasta intentan introducirnos una identidad ajena. El trato con Estados Unidos vuelve a ser esas "relaciones carnales" que tanto hemos criticado. Y nos encontramos todos los días defendiéndonos. Hay gente que se muere de tristeza, de un ataque al corazón, se suicidan, y otras que no se saben. Tenemos además una prensa monopólica, ilegal, una persona controla a casi todos los medios. Clarín los protege y nos informa lo que quiere. Siguen hablando de temas viejos como el caso de Nisman, y no hablan de otras realidades que están pasando en el país. El gobierno le explica a la gente lo que está haciendo con palabras técnicas que nadie entiende. Nos tendrían que decir la verdad: "Estamos vendiendo a usted, a su familia, a sus hijos", y no mentir así. Y pienso que si en 2019 les toca irse, será una buena noticia, pero lo que nos dejarán será un gran problema. Agarraron a un país desendeudado, claro que había defectos, pero la pobreza y el desempleo eran menores que ahora. Salgo a la calle y veo negocios cerrados, como me pasaba en 2001. Quieren sacar a los científicos, la gobernadora María Eugenia Vidal dice que los pobres no van a la universidad pública, dice que a los hospitales hay que equiparlos y no los equipa. Están gobernando hace casi tres años y es un desastre. Hoy, en cualquier esquina, se encuentra gente viviendo en la calle. Vivimos con la preocupación diaria de ser ciudadanas y ser Abuelas de Plaza de Mayo, y seguimos trabajando, no descansamos un solo día. Ya tengo 87 años, me cuesta venir, pero mientras tenga vida lo voy a seguir haciendo. Aquí somos pocas pero esta casa es una máquina de trabajar para desafiar al tiempo. Llevamos cuarenta años y tenemos que apurarnos. Sabemos que ya están los nietos que nos van a suceder en esta lucha...
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada... ¿Por qué publicamos apenas un fragmento de cada artículo? Porque la subsistencia de Sudestada depende en un 100 por ciento de la venta y de la confianza con sus lectores, no recibimos subsidios ni pauta alguna, de modo que la venta directa garantiza que nuestra publicación siga en las calles. Gracias por comprender)
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